El Papa a religiosas: Enfrentar los desafíos sociales con el arma de la caridad

El Papa a religiosas: Enfrentar los desafíos sociales con el arma de la caridad

La mañana de este viernes, 20 de enero, el Santo Padre recibió en audiencia a un grupo de Hermanas del Servicio Social, Sociedad de Vida Apostólica, fundada en Budapest por Margarita Slachta, con ocasión de su primer centenario de fundación. En su discurso entregado y no pronunciado, el Pontífice alentó a las religiosas a “enfrentar los desafíos sociales con la única arma de la caridad”.

Por Renato Martinez

“Queridas hermanas, su fundadora, la Iglesia, el Espíritu Santo nos interpelan, reiterando siempre la misma verdad, no hay amor más grande que dar la vida por los demás”, lo escribe el Papa Francisco en el discurso dirigido y entregado a las Hermanas del Servicio Social – congregación religiosa fundada en Hungría en 1923 – a quienes recibió en audiencia la mañana de este viernes, 20 de enero, en el Palacio Apostólico del Vaticano.

Todo carisma es para la Iglesia un don de Dios

Al recibir a las religiosas de esta Sociedad de Vida Apostólica, fundada en Budapest por Margarita Slachta, el Santo Padre señaló en su discurso que, el primer centenario de fundación es un evento muy especial, el mismo que han querido celebrarlo junto a la tumba del apóstol Pedro.

“Quiero asegurarles que también lo es para la Iglesia, porque todo carisma es para ella un don de Dios que, a través de su Espíritu Santo, le concede aquellas gracias que más se necesitan en cada momento histórico”.

Los dones del Espíritu tienen una vida siempre nueva

Los regalos que recibimos de las personas, aquello que podemos confeccionar con nuestras propias fuerzas, envejece y se estropea, escribe el Papa. Sin embargo, los dones del Espíritu tienen una vida siempre nueva, y en cada circunstancia de tiempo y lugar se regeneran y se reinventan, siendo a la vez fieles a su raíz.

“De este modo podemos ver el carisma que hace 100 años recibió su fundadora, Margarita Slachta, y que, a través del tiempo y del magisterio social de la Iglesia, se ha ido adaptando a los distintos escenarios políticos y sociales, hasta llegar a nuestros días. Me ha sorprendido que incluso ya consagrada, su fundadora mantuviese un compromiso político tan activo. Es impresionante la afirmación, durante el holocausto, de que los preceptos de la fe obligaban a las hermanas a proteger a los judíos, incluso a riesgo de sus propias vidas”.

El testigo da la vida por coherencia con su fe

Es una verdad que nos cuesta admitir, escribe el Santo Padre, muchos mártires murieron por la fe, no en base a la negación de una mera libertad de rendir culto a su Dios, sino por la coherencia de vida que esta fe les imponía y, por ende, de la defensa de la libertad, la justicia y la verdad.

“Puede parecer sorprendente, pero la primera prueba de ello es el martirio de san Juan Bautista. El profeta murió por reprochar al tirano que no vivía según la ley divina, por invitar al pueblo a renegar de ese sistema perverso que lo alejaba de la voluntad de Dios, y en ello fue testigo —mártir— de la Verdad con mayúsculas”.

Enfrentar los desafíos sociales con el arma de la caridad

Y recordando el periodo en el que nació esta congregación, aquellas circunstancias de principios del siglo pasado, con los cambios sociales que dieron paso a las guerras mundiales, el papa Francisco señala que, fueron momentos cruciales, en los que Dios alentó el nacimiento de vuestra Sociedad.

“No lo son menos los tiempos actuales, y hoy, como entonces, el llamado a ser testigos sigue vigente. Qué bueno sería si resonaran en sus corazones las palabras de Margarita con la misma intensidad que seguramente tuvieron en aquellas primeras hermanas. Son para ustedes un estímulo, que les enseña a enfrentar los desafíos sociales como ellas lo hicieron contra el nazismo, con la única arma de la caridad”.

No hay amor más grande que dar la vida por los demás

Finalmente, el Santo Padre alienta a las religiosas en su discurso escrito que, su fundadora, la Iglesia, el Espíritu Santo nos interpelan, reiterando siempre la misma verdad, no hay amor más grande que dar la vida por los demás.

“La caridad social, que evoqué en la Encíclica Fratelli tutti, y que permea los escritos de Margarita Slachta, son prueba de esa perenne novedad. Que Dios nos dé la fuerza para ser testigos de ese amor, de esa verdad y de esa justicia, en la vocación a la que nos ha llamado. Se lo pedimos por intercesión de la beata Sara Salkaházi”.

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