Durante el vuelo de regreso, dijo que una condena más clara ayudaría al pueblo musulmán; reveló que hay gestiones para viajar a Rusia
"Creo sinceramente que no se puede decir que todos los islámicos son terroristas. Así como tampoco se puede decir que todos los cristianos son fundamentalistas, porque nosotros también tenemos, ¿eh? En todas las religiones hay grupitos de estos ¿no?"
Fue una de las contundentes afirmaciones que el Papa hizo ayer en la conferencia de prensa que concedió a bordo del vuelo que lo trajo de regreso a Roma desde Estambul, en la que llamó a líderes políticos, religiosos e intelectuales del mundo islámico a hacer una clara e inequívoca condena del terrorismo en nombre de Alá.
"Sería bueno que todos los líderes islámicos, tanto políticos como religiosos, condenen los ataques terroristas, que lo digan claramente, porque esto ayudará a la mayoría del pueblo islámico. Todos nosotros necesitamos de una condena mundial. Es importante que digan «el Corán no es esto»", dijo Francisco, en una rueda de prensa de 45 minutos (en un vuelo de apenas 2 horas 40 minutos) en la que volvió a demostrar gran cintura y habilidad.
Ante una pregunta sobre la cuestión de la islamofobia, admitió que se da como consecuencia de los ataques terroristas que están haciendo correr ríos de sangre no sólo en Medio Oriente, sino también en África. "Es verdad, hay una reacción, muchos islámicos se sienten ofendidos y dicen «si esto es el Islam, yo me enojo». Pero el Corán es un libro profético de paz", dijo.
Francisco contó que le habló de la idea de una condena mundial del terrorismo de parte de líderes islámicos al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, cuando estuvo conversando con él durante una hora, en Ankara, el viernes pasado. Luego de ese encuentro, Erdogan lamentó públicamente la creciente islamofobia que reina en Occidente, donde muchos consideran el Islam sinónimo de terrorismo.
La reunión con Erdogan marcó el comienzo de una visita de tres días a Turquía, el sexto país en cantidad de musulmanes del mundo, cuyo motivo principal era reunirse con el patriarca ortodoxo de Constantinopla, Bartolomé I, para la festividad de San Andrés, su patrono. Pero la idea también era enviarle un mensaje de paz, de urgencia de diálogo y de firme condena al fanatismo y al fundamentalismo a una zona explosiva del planeta, especialmente afectada por el avance del grupo terrorista integrista Estado Islámico en el norte de Siria e Irak.
Francisco también contó con naturalidad qué sintió cuando rezó silenciosamente ayer en la impresionante Mezquita Azul de Estambul, un gesto de inmenso valor simbólico.
"Yo fui a Turquía como peregrino, no como turista. Y cuando fui a la mezquita no podía decir «ahora soy turista». Soy religioso, vi esa maravilla y el mufti me explicaba las cosas, también con los textos del Corán se hablaba de María, de Juan el Bautista y sentí la necesidad de rezar y le dije: «¿Rezamos un poco?». Y recé por Turquía, por la paz, por el mufti, por todos, también por mí, que lo necesito. Recé sobre todo por la paz. ¡Terminémosla con la guerra! Fue un momento de oración sincera", contó.
El Papa también admitió que le hubiera gustado ir a uno de los 22 campos de refugiados que hay en Turquía, que hospeda a un millón de desplazados, la mayoría sirios. Y que justamente porque eso no fue posible debido a "varias razones, también de agenda", optó por reunirse en Estambul, antes de partir, con unos 100 jóvenes refugiados que reciben ayuda de parte de sacerdotes salesianos. Volvió a decir que le gustaría visitar Irak. "Pero sé que en este momento eso crearía un problema muy serio a las autoridades", explicó.
Hablando de la buena relación que está tejiendo con la Iglesia Ortodoxa, por otro lado, no descartó algún día viajar a Moscú para encontrarse con el patriarca Kirill y reveló que hay discusiones en curso. Reiteró que está convencido de que se está dando una "Tercera Guerra Mundial en pedazos o en capítulos" y condenó "el tráfico de armas", que definió "terrible" y "uno de los mejores negocios en este momento". "Pienso que el año pasado, en septiembre, cuando se decía que Siria tenía armas químicas, que no estaba capacitada para hacerlas. ¿Quién se las vendió?", preguntó.
Ante una pregunta sobre el genocidio armenio, del que se cumplirá el año próximo el centenario, tema que no se tocó en Turquía, país que no lo reconoce, Francisco volvió a demostrar grandes dotes diplomáticas. Al margen de contar que había ido a visitar antes de partir de Estambul al patriarca ortodoxo armenio, que está muy enfermo e internado, sin mencionar la palabra "genocidio" destacó que el año pasado Erdogan, siendo aún primer ministro, le envió una carta en esa fecha. "Una carta que muchos juzgaron demasiado débil, pero que a mi juicio fue alargar la mano, algo positivo a mi juicio", señaló, al considerar asimismo que "sería muy bueno que se abriera la frontera turco-armenia".
En otro orden, explicó que la asamblea de obispos sobre la familia de octubre pasado dio lugar a un proceso que aún no terminó y que los documentos que se hicieron entonces son provisorios: "El sínodo es un camino, no un Parlamento".
Antes de responder la batería de preguntas -que debían tener que ver con la visita a Turquía-, Francisco saludó, uno por uno, a los 65 periodistas presentes en el vuelo papal, entre ellos LA NACION. Como siempre, se mostró con todos afectuoso y accedió a bendecir fotos de parientes enfermos o a mandar saludos especiales a hijos o parientes de camarógrafos y fotógrafos, conquistados por un papa distinto, accesible y humilde, que se despidió con su clásico: "Por favor, no se olviden de rezar por mí, lo necesito".
UN MENSAJE CONTRA EL TERROR
Francisco y su defensa apasionada de la paz
"Sería bueno que todos los líderes islámicos, tanto políticos como religiosos, condenen los ataques terroristas""Sinceramente, creo que no se puede decir que todos los islámicos son terroristas. Ni todos los cristianos son fundamentalistas""Muchos islámicos se sienten ofendidos (...) pero el Corán es un libro profético de paz""Yo recé por Turquía, por la paz, por el muftí, por todos, también por mí, que lo necesito".
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