Papa León XIV: El verdadero tesoro de la vida es el amor compartido

Papa León XIV: El verdadero tesoro de la vida es el amor compartido

El Papa, en el rezo del Ángelus, exhortó a invertir el verdadero tesoro de la vida —los dones recibidos de Dios— en el amor y el servicio a los demás, recordando que las obras de misericordia son la inversión más segura y fecunda para alcanzar la plenitud.

Por: Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano

Durante el rezo del Ángelus de este domingo, el Papa recordó a los fieles que el Evangelio invita a reflexionar sobre cómo invertir el verdadero tesoro de nuestra vida. Inspirado en el pasaje de Lucas 12,32-48, el Santo Padre destacó la importancia de no guardar para uno mismo los dones recibidos de Dios, sino ponerlos al servicio de los demás con generosidad.

Todo lo que somos es un capital vivo por compartir

«Vendan sus bienes y denlos como limosna» (Lc 12,33) fue la exhortación de Jesús que centró la meditación. El Papa explicó que esta llamada no se limita a los bienes materiales, sino que incluye nuestras capacidades, tiempo, afecto, presencia y empatía. “Todo lo que somos y tenemos —dijo— es un capital vivo que, si no se cultiva y comparte, se seca, se devalúa o acaba en manos de quienes lo reducen a mero consumo”.

“En resumen, todo aquello que hace de cada uno de nosotros, en los designios de Dios, un bien único, inapreciable, un capital vivo, palpitante, que para crecer requiere ser cultivado y empleado, porque si no se seca y se devalúa. O bien termina perdido, a merced de quienes, como ladrones, se apropian de él para convertirlo simplemente en un objeto de consumo.”

El Pontífice subrayó que la vida es un don que necesita espacio, libertad, relaciones y, sobre todo, amor para desarrollarse plenamente. Recordó que Cristo pronunció estas palabras mientras se dirigía a Jerusalén para entregarse en la cruz, un ejemplo supremo de amor y generosidad.

Las obras de misericordia son el banco más seguro y rentable

Refiriéndose a las obras de misericordia como “el banco más seguro y rentable” para depositar el tesoro de la existencia, citó a san Agustín: «Lo que das se transformará, porque te transformarás tú». Ilustró esta enseñanza con imágenes cotidianas: una madre abrazando a sus hijos, dos novios que se sienten rey y reina, y otras escenas donde el amor convierte lo ordinario en riqueza auténtica.

El Papa invitó a los presentes a practicar una vigilancia activa, atentos y sensibles a las necesidades de los demás en cada espacio de la vida: familia, parroquia, escuela o trabajo.

“Esta es la vigilancia que nos pide Jesús, habituarnos a estar atentos, dispuestos, sensibles los unos con los otros, como Él lo está con nosotros en cada instante.”

Concluyó confiando este compromiso a María, “Estrella de la mañana”, para que ayude a todos a ser centinelas de la misericordia y la paz en un mundo marcado por divisiones.

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