El Papa: gestos de misericordia para un mundo tan lacerado

El Papa: gestos de misericordia para un mundo tan lacerado

Durante el Ángelus en una Plaza San Pedro vigiladísima, Francisco encomendó a los mártires españoles del siglo pasado a los cristianos perseguidos del presente y pidió oraciones por su inminente viaje a África

Por MAURO PIANTA

«Ante tantas laceraciones en el mundo y tantas heridas en la carne de los hombres, pidamos a la Virgen María sostenernos en nuestro compromiso de imitar a Jesús, nuestro rey, haciendo presente su reino con gestos de ternura, de comprensión y de misericordia». Fue la petición que Papa Francisco dirigió antes de la oración mariana del Ángelus a la multitud que se reunió (según la Gendarmería vaticana había 30 mil fieles) en la Plaza San Pedro. Francisco encomendó a la intercesión de los mártires españoles del siglo pasado «a todos nuestros hermanos y hermanas que desgraciadamente todavía hoy, en diferentes partes del mundo, son perseguidos a causa de la fe en Cristo». El Papa también pidió una oración especial por su inminente viaje a África, para que sea «signo de cercanía y de amor».

La Plaza San Pedro hoy estaba «blindada» y los ingresos laterales al final de la Vía della Conciliazione fueron cerrados. Para entrar a la Plaza había que pasar primero dos revisiones: la primera de la policía, que revisaba bolsas y mochilas, y después por el detector de metales. A pesar de las medidas de seguridad tan fuertes, los fieles no renunciaron a escuchar al Papa.

En este domingo, en el que la Iglesia celebra la solemnidad de Cristo Rey de Universo, Francisco comentó el Evangelio de hoy, que contempla a Jesús mientras se presenta ante Pilato como rey de un reino que «no es de  este mundo». el pontífice recalcó que se trata de una contraposición entre dos lógicas, aquella mundana y aquella evangélica, la de Jesús, que se expresa en la humildad y en la gratuidad.

«Jesús se reveló Rey en el evento de la Cruz» y quien mira la Cruz de Cristo, dijo Francisco, «no puede no ver la sorprendente gratuidad del amor».

Un amor que permanece sólido y firme aun ante el rechazo y que es el cumplimiento de una vida pasada en el total ofrecimiento de sí en favor de la humanidad. La fuerza del reino de Cristo es el amor y es por ese motivo que la realeza de Jesús no nos oprime sino que nos libera de nuestras debilidades y miserias, animándonos a ir por los caminos del bien, de la reconciliación y del perdón. «Cristo es un rey que no domina sino que nos eleva a su dignidad y esto significa, servir a Dios y a los hermanos». 

Antes de iniciar el rezo del Ángelus el Pontífice invitó a pedirle a la Virgen María que nos sostenga en nuestro compromiso de imitar a Jesús, nuestro rey, haciendo presente su reino con gestos de ternura, comprensión y misericordia. En cambio, tras la oración mariana, Papa Francisco saludó a los diferentes grupos de peregrinos y en especial «a los grupos musicales que he escuchado, que festejan Santa Cecilia, patrona del canto y de la música, después del Angeles, déjense oír, porque tocan bien…».

«El próximo miércoles -recordó el Papa- inicio el viaje a África, visitando Kenya, Uganda y la República Centroafricana. Pido a todos ustedes que recen por este viaje para que sea para todos estos queridos hermanos y también para mí, un signo de cercanía y de amor. Pidamos juntos a la Virgen que bendiga estas amadas tierras para que haya allí paz y prosperidad». Y, como acostumbra, concluyó con la ya famosa frase de despedida: «A todos les deseo un buen domingo, por favor no se olviden de rezar por mí. Buen provecho y hasta vernos. ¡Y los músicos, háganse oír!». 

Papa Francisco expresó además su cercanía al pueblo de Mali luego del ataque de un grupo de fundamentalistas islámicos contra el Hotel Radisson de la capital Bamako que ha causado al menos 21 muertos y numerosos heridos. En un telegrama firmado por el Cardenal secretario de Estado Pietro Parolin y dirigido al Arzobispo de Bamako, Mons. Jean Zerbo, el Papa pide a Dios que de «alivio y consuelo a las familias» de las víctimas y de los heridos en el ataque. «Consternado por esta violencia ciega, que condena firmemente - se lee el telegrama - el Papa implora a Dios por la conversión de los corazones y el don de la paz» e invoca la bendición divina para todas las personas «que han sido alcanzadas por esta tragedia» .

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