El Papa Francisco propone el deporte como “metáfora de la vida”

El Papa Francisco propone el deporte como “metáfora de la vida”

El Papa Francisco indicó a un grupo de empleados vaticanos que “el deporte es una metáfora de la vida”, por lo que los alentó a “hacer equipo y colaborar” en los Dicasterios de la Curia Romana.

Por Mercedes De La Torre

Así lo señaló el Santo Padre al recibir este 9 de febrero a miembros de la asociación “Deporte en el Vaticano” con ocasión del 50 aniversario de fundación.

“Su modo de trabajar en equipo y de colaborar puede ser un ejemplo para el trabajo en y entre los Dicasterios de la Curia, así como en las Direcciones del Estado Vaticano. Una vez más, el deporte es una metáfora de la vida”, dijo el Papa.

Asimismo, recordó a los miembros de esta asociación deportiva amateur del Vaticano que “en los distintos campeonatos, como cuando viajan para actos de solidaridad, están llamados a dar testimonio de su vínculo con la Santa Sede”, y subrayó que “la sana competitividad es una actividad que puede contribuir a la maduración del espíritu”.

En esta línea, el Santo Padre destacó tres reglas fundamentales para el deportista: el entrenamiento, la disciplina y la motivación.

Sobre el entrenamiento, el Pontífice reconoció que implica “trabajo duro -el entrenamiento es un trabajo duro-" y que lleva a pensar en "el sudor, el sacrificio”, pero es posible gracias a la pasión por el deporte.

Luego, el Santo Padre señaló que la disciplina “es un aspecto de la educación, de la formación”, y explicó que este término “recuerda al ‘discípulo’, es decir, al que quiere aprender, al que no se siente ‘llegado’ y capaz de enseñar a todo el mundo”.

“El verdadero deportista siempre busca aprender, crecer, mejorar. Y esto requiere, precisamente, disciplina, es decir, la capacidad de dominarse a uno mismo, de corregir la impulsividad que todos tenemos, en mayor o menor medida”, indicó.

Por último, el Papa expresó que la motivación es importante, porque “en una carrera, lo que da el empuje, lo que conduce a un buen resultado, es la motivación, es decir, la fuerza interior”.

Finalmente, el Santo Padre explicó que “la evaluación no está en el resultado numérico, sino en lo fieles y constantes que hemos sido a nuestro llamado”.

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