Este jueves 26 de enero, el Papa Francisco alentó a la esperanza y aseguró que “lo que parece una derrota puede, como el escándalo de la cruz, convertirse en victoria”.
Por Almudena Martínez-Bordiú
Los dijo durante una audiencia en el Vaticano con una delegación del “Instituto Europeo de Estudios Internacionales de Salamanca” (España), a quienes también agradeció su labor a favor de la paz.
El Santo Padre pidió que la paz “no se base simplemente en equilibrios de poder y en el silenciamiento de las justas demandas de los menos favorecidos”.
Para el Pontífice, “la paz entre los hombres es un bien esencial por el que debemos trabajar con esfuerzo y suplicar con fervor a Dios”.
A continuación, dijo que “la guerra es terrible”, al mismo tiempo que alentó a la esperanza y defendió que “no debemos darnos por vencidos”.
"Si pensamos que el presupuesto más importante es la fabricación de armas, y un año sin fabricación de armas resolvería el problema del hambre en el mundo", dijo el Papa.
Además, lamentó que "hoy en día la tecnología armamentística ha llegado a tal punto que con una sola bomba se puede destruir una ciudad entera como ésta, ¿qué esperamos? Vamos en esta dirección, parece que no lo entendemos. Por eso la lucha por el entendimiento humano y la paz debe ser incansable, no podemos permitirnos vacaciones en esto".
“De esas cenizas, -subrayó el Santo Padre-, puede brotar algo nuevo, de ese fracaso podemos encontrar una lección de vida”.
En esta línea, defendió que “lo que parece una derrota y un motivo de oprobio puede, como el escándalo de la cruz, convertirse en una victoria”.
“¿Cómo?”, preguntó el Papa Francisco a los presentes: “Si con nuestra oración y con nuestro trabajo somos capaces de aportar soluciones, concitar voluntades, dar testimonio de que el amor, la fraternidad y el verdadero humanismo que nace de la fe vence al odio, al rechazo y a la brutalidad”.
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