En su homilía el Pontífice explicó que en los evangelios a menudo vemos a Jesús que siente compasión por las personas que sufren y cuanto más leemos y contemplamos mejor la Sagrada Escritura, entendemos la actitud de Jesús, que no es algo esporádico y ocasional; sino constante y que bien puede ser la actitud de su corazón donde se encarnó la misericordia de Dios.

“Jesús, es redentor del hombre. Redentor en la compasión. Él encarna la voluntad de Dios de purificar al ser humano enfermo de la lepra del pecado; Él es la mano extendida de Dios que toca nuestra carne enferma y realiza esta obra llenando el abismo de la separación”. Indicó. Palabras que sirvieron de preámbulo para dirigirse a los nuevos cardenales a los que preguntó: “¿Está viva en vosotros esta conciencia, de haber sido y de estar siempre precedidos y acompañados por su misericordia?”; al tiempo que recordó la magnitud de su designación como cardenales en lo referente a la misión pastoral que implica.

Siguiendo con su reflexión invitó a los nuevos cardenales a reflexionar sobre la indudable misericordia con la que se va configurando el camino de los consagrados: “¿Tenemos viva la conciencia de esta compasión de Dios hacia nosotros? . No es una opción, ni siquiera diría de un ‘consejo evangélico’. No. Se trata de un requisito esencial. Si no me siento objeto de la compasión de Dios, no comprendo su amor. No es una realidad que se pueda explicar. O la siento o no la siento. Y si no la siento, ¿cómo puedo comunicarla, testimoniarla, darla?. Concretamente: ¿Tengo compasión de ese hermano, de ese obispo, de ese sacerdote? ¿O destruyo siempre con mi actitud de condena, de indiferencia?». Explicó

Y aseguró que la capacidad de ser leal en el propio ministerio depende de esta conciencia viva que también se extiende a los Cardenales, porque la disponibilidad de un Purpurado a dar su propia sangre –que está simbolizada por el color rojo de la vestidura–, es segura cuando se basa en esta conciencia de haber recibido compasión y en la capacidad de tener compasión con el otro.

Finalmente pidió la intercesión del apóstol Pedro, para que el nuevo grupo de Cardenales cuente con la gracia de un corazón compasivo y sean testigos de aquel que los miró con misericordia, los eligió, consagró y envió a llevar a todos su Evangelio de salvación.

Los nuevos Cardenales

América Latina y El Caribe

- Cuba: Cardenal Juan de la Caridad García Rodríguez, Arzobispo de San Cristóbal de La Habana

- Guatemala: Cardenal Alvaro Ramazzini Imeri,Obispo de Huehuetenango

Europa

- España: Cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso

- Portugal: Cardenal José Tolentino Mendoça, Bibliotecario de la Santa Romana Iglesia

- Italia: Cardenal Matteo Zuppi, Arzobispo de Bolonia

- Luxemburgo: Cardenal Jean-Claude Höllerich, SJ, Arzobispo de Luxemburgo

- Lituania: Cardenal Sigitas Tamkevicius, SJ, Arzobispo Emérito De Kaunas

- República Checa: Cardenal Michael Czerny, SJ, Subsecretario de la Sección Migrantes del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

Oceanía

- Indonesia: Cardenal Ignatius Suharyo Hardjoatmodjo, Arzobispo de Jakarta

África

- República Democrática Del Congo: Cardenal Fridolin Ambongo Besungu, O.F.M. Arzobispo de Kinshasa

- Marruecos: Cardenal Cristóbal López Romero,Sdb, Arzobispo de Rabat

- Túnez: Cardenal Michael Louis Fitzgerald, Arzobispo Emérito De Nepte

- Angola: Cardenal Eugenio dal Corso, Psdp, Obispo Emérito de Benguela