Lo que el Papa deja en Cuba y lo que busca en Estados Unidos

Lo que el Papa deja en Cuba y lo que busca en Estados Unidos

El encuentro con Fidel Castro escenifica el mutis por el foro de la revolución del comandante y la aparición de la revolución de la misericordia del Papa

Por JOSÉ MANUEL VIDAL

Se despide de Cuba el "misionero de la misericordia" y pone rumbo a USA el "misionero del amor" (love is our mission). Un viaje encadenado, para escenificar una de las características esenciales del Sumo Pontífice, la creación de puentes de diálogo y reconciliación. Cierra Francisco la primera etapa y la más fácil de su viaje americano y comienza la más difícil y delicada.

En Cuba, esperaban a un héroe y a un amigo, casi padre de la patria. A EEUU llega, al menos en el imaginario de los neocons, el Papa villano, que pone en solfa al capitalismo salvaje, que contamina la casa común hasta hacerla irrespirable. De la calidez tropical cubana a la frialdad anglosajona.

En Cuba deja Francisco un pueblo más esperanzado en que, por medio del diálogo, puede haber una salida para el régimen cubano y para quebrar, por fin, el embargo. Amén de unos políticos, entregados y sumamente agradecidos por sus buenos y fructíferos oficios mediadores.

Enemigos en EEUU: los republicanos y la jerarquía católica

En EEUU, el Papa de Roma se va a encontrar con una comunidad católica (mayoritariamente compuesta por latinoamericanos) fervorosa y que lo idolatra. Pero también se topará con la mayoría protestante de diversas denominaciones, algunas de las cuales siguen viendo en Roma la gran Babilonia y al Papa casi como el Anticristo.

Eso en cuanto a las masas, porque en cuanto a las élites, tampoco lo tiene mejor el Papa Francisco. Mientras Obama le rinde pleitesía, junto a muchos demócratas, los republicanos (encabezados por el aspirante Donald Trump) y el frente neocon se la tienen jurada. No les cae bien y lo dicen abiertamente. Tanto que llegan a tacharle de peronista-comunista.

Además, Francisco tiene el "enemigo" dentro. En su propia casa, la jerarquía católica estadounidense está cuando menos dividida respecto a Bergoglio. La mayoría de los obispos le soporta, pero sin ilusión, esperando a que su pontificado pase pronto y escampe. Cuenta, entre ellos, con un grupo minoritario de fervientes partidarios, pero también de furibundos adversarios, pilotados por el cardenal Raymond Burke, curial defenestrado y, ahora, capellán de la Orden de Malta. De hecho, hace sólo unos días la prestigiosa revista Newsweek se preguntaba si el catolicismo del Papa y el del arzobispo de San Francisco, monseñor Cordileone, es el mismo.

Encuentro icónico con Fidel Castro

El Papa deja en Cuba un encuentro icónico con Fidel Castro. Con el Fidel que, en los años 70 había profetizado: "Cuba volverá a tener relaciones con Estados Unidos, cuando el presidente de EEUU sea un negro y en Roma haya un Papa argentino". Un encuentro cargado de simbolismo entre dos revolucionarios. Un encuentro que escenifica el mutis por el foro de la revolución del comandante y la aparición en escena de la revolución de la misericordia del Papa argentino, al que algunos llaman ya el Papa Che.

En EEUU, se encontrará con otro líder global, con un Obama en su época de 'pato cojo', tras haber levantado un tsunami de esperanzas y, haberlas defraudado, con el paso de los años en la Casa Blanca.

Francisco basó su mensaje en Cuba en el diálogo como instrumento para conseguir la paz samaritana y la reconciliación. Eso mismo predicará del otro lado del puente virtual que está trazando entre EEUU y la isla. Para que termine el embargo y para que el coloso americano pueda, al fin, entenderse con Cuba y caiga, definitivamente y para siempre, el muro del Caribe.

El mismo viaje para el mismo Papa en dos países tan distintos. En Cuba le bastó la fuerza del corazón. En EEUU tendrá que hacer alarde de toda su capacidad de seducción. En el púlpito planetario por excelencia de los grandes medios de comunicación norteamericanos, que escudriñarán a fondo todos y cada uno de sus gestos y palabras. Y con eventuales riesgos de seguridad. Pero Francisco-sin-miedo se pone en manos de Dios. Y sus ángeles le protegen.

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