El Papa no se corta ni un pelo y da ‘hostias’ tanto al populismo como al liberalismo político

El Papa no se corta ni un pelo y da ‘hostias’ tanto al populismo como al liberalismo político

"El desprecio de los débiles puede esconderse en formas populistas"

Después de casi ocho años de pontificado, el papa Francisco se moja y apunta su posición política en un mundo marcado por la crisis del coronavirus en su nueva Encíclica: ‘Hermanos todos’ (Fratelli tutti, en italiano).

El texto está dedicado a exaltar la fraternidad como el elemento que ordenada las sociedades, las naciones y que garantiza la convivencia mundial.

Así, el Sumo Pontífice se introduce plenamente en la definición de conceptos como populismo o neoliberalismo, ambos los rechaza claramente.

El Papa comienza lamentando que «hoy con frecuencia -la política- suele asumir formas que dificultan la marcha hacia un mundo distinto».

Con el subtítulo «Populismos y liberalismos», Jorge Bergoglio se distancia de ambas corrientes señalando que «el desprecio de los débiles puede esconderse en formas populistas, que los utilizan demagógicamente para sus fines, o en formas liberales al servicio de los intereses económicos de los poderosos».

«En ambos casos se advierte la dificultad para pensar un mundo abierto que tenga lugar para todos, que incorpore a los más débiles y que respete las diversas culturas».

El Papa también hace una diferenciación entre ‘popular’ y ‘populista’. Y muestra su queja ya que la palabra populista se ha convertido en «una de las polaridades de la sociedad dividida» y que se intente “clasificar a todas las personas, agrupaciones, sociedades y gobiernos a partir de una división binaria: ‘populista’ o ‘no populista'».

«Hay líderes populares capaces de interpretar el sentir de un pueblo, su dinámica cultural y las grandes tendencias de una sociedad -se lee unos párrafos más adelante-. El servicio que prestan, aglutinando y conduciendo, puede ser la base para un proyecto duradero de transformación y crecimiento, que implica también la capacidad de ceder lugar a otros en pos del bien común».

Y además ha concluido que «deriva en insano populismo cuando se convierte en la habilidad de alguien para cautivar en orden a instrumentalizar políticamente la cultura del pueblo, con cualquier signo ideológico, al servicio de su proyecto personal y de su perpetuación en el poder. Otras veces busca sumar popularidad exacerbando las inclinaciones más bajas y egoístas de algunos sectores de la población. Esto se agrava cuando se convierte, con formas groseras o sutiles, en un avasallamiento de las instituciones y de la legalidad».

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