Pacto de Mayo: El espíritu del Papa presente en la convocatoria de Javier Milei

Pacto de Mayo: El espíritu del Papa presente en la convocatoria de Javier Milei

Parte de la prédica del pontífice sobre la necesidad del diálogo para construir consensos. Francisco espera que en el decálogo propuesto por el Presidente a los gobernadores sea amplio e incluya otros tópicos, no sólo económicos.

Sergio Rubin

Nadie sabe qué hablaron durante más de una hora el Papa Francisco y el presidente de la Nación el 11 de febrero en el Vaticano. O se sabe solo una parte de modo muy general. El propio Javier Milei reveló que le expuso al pontífice su visión sobre la situación de la Argentina y sus proyectos para sacarla de la crisis. Y contó que, a su vez, Jorge Bergoglio abogó por “los más vulnerables”. Pero hay otra parte de la conversación que no salió a la luz y que podría inferirse de la convocatoria al “Pacto de Mayo” que realizó el primer mandatario durante el discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso.

¿Qué es lo que podría inferirse? Que el Papa le expuso a Milei la importancia de ir por el camino del diálogo y la búsqueda de consensos. En rigor, no se trata de una deducción que demanda una gran clarividencia. Desde que era arzobispo de Buenos Aires y luego como pontífice, Jorge Bergoglio le viene pidiendo a todos los dirigentes que lo visitan que vayan por ese camino. Su prédica cayó siempre en saco roto. Particularmente los políticos en el llano asumían el discurso bergogliano, pero cuando llegaban al poder lo dejaban de lado. Peor aún: apostaban a la grieta para seguir ganando elecciones.

Milei llegó a Roma con un pasado muy confrontativo. Dos días antes del encuentro había dicho en una entrevista radial ante una pregunta acerca de si abrazaría el espíritu dialoguista que promueve el pontífice que creía que el Papa no vería bien que “hablara con ladrones”. El propio Francisco había sido víctima en los últimos años de su espíritu combativo. Pero en el tramo final de la campaña se disculpó y la cordial charla telefónica que mantuvieron tras el balotaje inauguró una nueva etapa en la relación que se fortaleció con el abrazo que se dieron en el Vaticano.

Considerando el marco amical en el que se desarrolló la reunión -donde lo humano jugó un papel preponderante-, cerca del Papa hay quienes creen que Francisco no solo lo alentó a abrirse al diálogo, sino también a proponer un acuerdo en torno a premisas fundamentales con las que sería difícil no estar de acuerdo. Sin embargo, sí fue así, dicen que los diez puntos que integran el “Pacto de Mayo” no reflejarían completamente el sentir del pontífice por tratarse solamente de cuestiones económicas y por no incluir otras muy caras a Jorge Bergoglio como la educación.

Ahora bien: si de estar en línea con el espíritu de Francisco se trata ante todo, hay que ver qué disposición tendrá Milei para ejercitar el diálogo, o sea, para escuchar a quienes no piensan como él en todo y, eventualmente, aceptar modificaciones a las premisas, comenzando por la llamada Ley Ómnibus, que volverá a ser tratada como paso previo a avanzar en el pacto. ¿O acaso el Presidente jugará todas sus fichas a un acuerdo económico con los gobernadores -negociación que anunció en su discurso- para que entonces acepten prácticamente a libro cerrado sus iniciativas?

Hasta ahora Milei se viene mostrando como el poseedor de la única receta válida para sacar al país de la crisis, sin dejar espacio a cambios. Más aún: por momentos parecería -solo parecería- que llevara su programa a categorías religiosas. De hecho, en las horas previas a su discurso y como forma de anticipar enigmáticamente que insistiría con sus proyectos, tuiteó un fragmento de la Biblia donde Dios le pide a Moisés que haga de nuevo las Tablas de la Ley que había destruido, enojado con su pueblo por venerar el becerro de oro.

Estaba solamente anticipando que insistiría con sus proyectos, tales como la malograda Ley Ómnibus, y que volvería a apostar a que acepten sus propuestas? ¿O estaba también realzando los diez puntos que integran el “Pacto de Mayo”, al punto de que serían para los argentinos como los 10 Mandamientos para los creyentes judeocristianos? Es cierto que no habría que exagerar la interpretación de sus apelaciones a lo religioso, pero tampoco subestimar el riesgo de trasladar las categorías religiosas a la política.

El presidente de la Conferencia Episcopal, el obispo Oscar Ojea, salió esta semana al cruce de la clasificación que viene haciendo Milei entre “aquellos que la ven y aquellos que no la ven” en relación con el camino que impulsa para sacar el país adelante. “No hay un sólo modo de ver, no hay éste la ve y este no la ve’”, advirtió monseñor Ojea. Y señaló que “el diálogo es absolutamente fundamental para poder gobernar con instituciones que deben interactuar y que no pueden estar unas sobre otras”.

Y si de que no hay un solo modo de ver las cosas se trata, el propio Papa destacó también esta semana en un mensaje a jueces de Latinoamérica reunidos en Buenos Aires el rol del Estado en contraste con la posición de Milei. “El Estado, hoy más importante que nunca, está llamado a ejercer un papel central en la redistribución y justicia social”, dijo. Y consideró al “dios mercado y la diosa ganancia, falsas deidades que nos conducen a la deshumanización y la destrucción del planeta”.

Aparte de haber marcado las diferencias con la visión de Milei -basándose en la Doctrina Social de la Iglesia-, Francisco formuló una advertencia a Milei que justifica todo su accionar en que obtuvo el 56 % de los votos: “Hermanos, todos los que ejercen un poder público, tienen que tener presente que no alcanza con la legitimidad de origen. El ejercicio debe también ser legítimo. ¿Qué justificación puede tener el poder si se aleja de la construcción de sociedades justas y dignas?”.

Sin embargo, Milei está convencido de que tiene las ideas muy claras y que va por la buena senda. Incluso, volvió a confiar en “las fuerzas del Cielo” para llevar adelante sus planes porque -como les ocurrió a los Macabeos que tenían pocos soldados- el número de legisladores no es lo decisivo. Pero gobernar un país en democracia exige política. Y Milei parece haber recalculado y dado el viernes un paso en esa dirección, acaso alentado por el Papa. Habrá que ver.

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