El obispo diocesano, mons. Carlos José Tissera, y el obispo auxiliar, mons. Eduardo Gonzalo Redondo, animaron a seguir caminando con la alegría de que "Cristo venció a la muerte y vive para siempre".
El obispo de Quilmes, monseñor Carlos José Tissera, junto con el obispo auxiliar, monseñor Eduardo Gonzalo Redondo, compartieron el mensaje por la Pascua a la comunidad diocesana.
Contemplando el anuncio del ángel de que Jesús había resucitado, los prelados recordaron que “nuestra alegría nace de este acontecimiento único: la muerte fue vencida. Cristo, el que fue crucificado, que murió y fue sepultado, ahora vive para siempre”.
Asimismo, señalaron: “Vivimos momentos de sufrimiento y de muerte en nuestra sociedad. Los ánimos están entristecidos y por eso reaccionamos con enojo, con ira y hasta con la agresión. Las razones son múltiples, a todo nivel. Está latente la tentación de mirar la realidad y decir: ‘al final siempre ganan los poderosos’; ’los pobres siempre salen vencidos’; ‘todo intento de cambiar el rumbo termina en una nueva manera de dominación o dependencia", y otras expresiones por el estilo, que suelen desembocar en la clásica y nefasta expresión: ¡Sálvese quien pueda!”.
En cambio, continuaron, “la fe en la resurrección nos asegura que en la humanidad hay una irresistible energía que hace nacer de nuevo, a pesar de las derrotas, y apostar por la vida. Es la fe en una persona: Jesucristo. Él ha venció a la muerte y ¡vive!”.
“Los evangelios nos cuentan que las mujeres fueron las que tuvieron la primera experiencia de la resurrección de Jesús y que son ellas quienes la comunicarán a los discípulos. Las mujeres, que tienen una alianza instintiva y profunda con la vida, son las que perciben que la vida, la verdadera vida, no murió. Ellas perciben que la muerte no tiene la última palabra, a pesar que la muerte nos rodea a cada paso en nuestra existencia”, continuaron.
Asimismo, los obispos recordaron que las mujeres “son las que progresivamente ayudarán a la comunidad a tomar conciencia y a proclamar con firmeza que Jesús vive, que su mensaje de amor no fue borrado por la muerte, y que su cruz fue la máxima expresión de la vida y del amor. Ese es el mensaje que la Iglesia, el pueblo de Dios, sigue transmitiendo a lo largo de los siglos. La Buena Noticia es Cristo, que resucitó y vive entre nosotros”.
Por eso, dijeron, tenemos esperanza, porque Él camina con nosotros, como lo dijo: “Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 20) Siguen siendo las mujeres las que nos sostienen en la fe y construyen la comunión en nuestras comunidades. ¡Caminemos juntos anunciando la Buena Noticia!”.
Hacia el final del mensaje, los obispos agradecieron a las comunidades de la diócesis el trabajo evangelizador, especialmente por la participación activa en todas las actividades de esta Cuaresma y Semana Santa.+
Comentá la nota