El presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Jorge Eduardo Lozano (FOTO), participó del primer panel de la mañana en el que se abordó el tema Narcotráfico. Al finalizar monseñor Lozano hizo referencia a una expresión de Juan Pablo II: “Si no hay esperanza para los pobres tampoco la habrá para los llamados ricos”
Entre otros conceptos, monseñor Lozano refirió a por qué la gente se droga, la “liquidez” de los sentimientos, la fugacidad de intensas emociones, las soledades humanas en tiempos de hipercomunicación, la aparente recreación que supone el consumo de drogas.
“He escuchado a muchos jóvenes decir: ‘Tengo todo y no soy feliz’. Esto nos plantea como sociedad, como humanidad el sentido (o sinsentido) de la vida de cada uno, especialmente el de las nuevas generaciones”, expresó Lozano en contacto con los medios presentes en el Hotel Sheraton Mar del Plata, donde se llevó a cabo este Coloquio.
Este 50° Coloquio Anual de IDEA tiene como tema “Integración: compromiso de todos” y se realizó entre el 22 y el 24 de octubre de 2014 en la ciudad de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina.
El panel en el que intervino monseñor Lozano estuvo conformado por Jaime Bermúdez Merizalde, ex canciller de Colombia y ex embajador de Colombia en Argentina, y Eugenio Burzaco, Presidente de Seguridad Integral Templar. La moderación estuvo a cargo del Fernando Cinalli.
La Comisión Episcopal de Pastoral Social incluye entre sus áreas de competencia a la Comisión Nacional de Drogadependencia que, desde este año, coordina el sacerdote José María Di Paola y está compuesta por laicos y religiosos que están vinculados por su trabajo cotidiano a la problemática de consumo de drogas en todo el territorio argentino.
Para la Iglesia la tarea pastoral en las drogas tiene que ver, como dice el Papa Francisco, con “tocar la carne sufriente de Cristo en pueblo”.
En relación al tema del sentido de la vida, Lozano citó a Víctor Frankl: “lo más profundo del hombre no es el deseo de poder, ni el deseo de placer, sino el deseo de sentido” (…), “la gran enfermedad de nuestro tiempo es la carencia de objetivos, el aburrimiento, la falta de sentido y de propósitos…”.
Lozano puso de relieve el rol de la empresa para generar fuentes de trabajo para los jóvenes que egresan de comunidades terapéuticas: “Una de las dificultades que se detectan es que son muy pocos los quieren contratar a jóvenes recuperados por sus antecedentes; los alentamos para su inserción social en una sociedad que después los sigue rechazando”.
El obispo de Gualeguaychú destacó que hay tareas que competen exclusivamente al Estado ─la persucución del delito, por ejemplo─ y otras que deben ser realizadas por el Estado y la sociedad en su conjunto.
Al finalizar monseñor Lozano hizo referencia a una expresión de Juan Pablo II: “Si no hay esperanza para los pobres tampoco la habrá para los llamados ricos”.
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