Mons. Ojea: 'El Señor nos propone un tiempo para discernir entre el bien y el mal'

Mons. Ojea: 'El Señor nos propone un tiempo para discernir entre el bien y el mal'

Al reflexionar sobre la parábola del trigo y la cizaña, el obispo sostiene: "El cristiano confía en la misericordia de Dios y confía en la capacidad del corazón humano para poder volver a Él".

El obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, reflexionó sobre la parábola del trigo y la cizaña, en la que –indicó- “el Señor invita a ser pacientes hasta el momento de la siega, en el que Él va a actuar y va a separar finalmente el trigo de la cizaña”.

“No es función nuestra, nos molesta estar mezclados, queremos separar pronto, somos impacientes; sin embargo, el Señor nos propone, en este tiempo largo en el que está mezclado el trigo con la cizaña, el bien con el mal, el Señor nos propone un tiempo para nuestra libertad y un tiempo para discernir; para discernir entre el bien y el mal”, explicó.

“Esto supone un trabajo continuo, un trabajo asistido por la gracia de Dios, pero un trabajo verdaderamente esforzado; esto evita que nos creamos buenos de entrada y que juzguemos a los demás antes de tiempo. Decía un autor medieval que deberíamos tener un corazón de oro para Dios, un corazón de carne para con los hermanos y un corazón de hierro para con nosotros mismos”, agregó.

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina consideró que “generalmente somos muy permisivos e indulgentes con nosotros mismos y tenemos un corazón de hierro para nuestros hermanos y hermanas” y prosiguió: “Apresuramos el juicio, nos apuramos a creernos buenos y a ver el mal fuera de nosotros, a no reconocernos nosotros también pecadores y esto forma parte de otro discernimiento para poder hacer que nosotros el bien venza sobre el mal”.

“Los seres humanos tenemos muchas más cosas en común de lo que creemos, somos pecadores; por eso, esto de esperar el tiempo final evita este juicio apresurado, pero además hay otra razón; es abrirnos a la posibilidad de la conversión de los hermanos”, sostuvo.

El obispo sanisidrense afirmó que “nadie es totalmente malo que no se pueda convertir, ni que esté llamado a la conversión”.

“El cristiano confía en la misericordia de Dios y confía en la capacidad del corazón humano para poder volver a él, todo este camino es posible”, profundizó.

Finalizando su reflexión dominical, monseñor Ojea animó: “Pidámosle al Señor tener esta gran paciencia para esperar el tiempo final, para esperar el tiempo de la separación del trigo y la cizaña, y poder vivir este tiempo anterior aprendiendo a vivir en libertad y aprendiendo a discernir entre el bien y el mal; esto nos da muchísimo más conocimiento de nosotros mismos y muchísimo más conocimiento del corazón de los hermanos”.+

Comentá la nota