Mons. Margni ordenó a un sacerdote y un diácono

Mons. Margni ordenó a un sacerdote y un diácono

El obispo de Avellaneda-Lanús confirió el orden presbiteral a Felipe Porta y el diaconal a Luciano Biuso, y les pidió tener la "valentía de poner el cuerpo y la vida a las situaciones de la gente".

El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Marcelo Julián Margni, ordenó sacerdote a Felipe Porta y diácono a Luciano Biuso, para la diócesis local. La celebración Eucarística se llevó a cabo el sábado 18 de marzo, en la catedral Nuestra Señora de la Asunción, y concelebraron junto a monseñor Margni el obispo emérito de la diócesis, monseñor Rubén Oscar Frassia,  y algunos sacerdotes de la jurisdicción. 

En la homilía, monseñor Margni expresó: “¡Qué alegría enorme tenemos esta mañana!: el camino cuaresmal y la víspera de San José enmarcan esta celebración. Es una celebración esperada y esperanzadora para la diócesis. 

Felipe Porta, ordenado presbítero, eligió como lema “El amor de Cristo nos apremia” (2 Corintios 5, 14), mientras que Luciano, quien recibió el diaconado como paso previo al sacerdocio, eligió “El amor es paciente, es servicial” (1 Corintios 13, 4). 

Ambos lemas, dijo el obispo, “hablan de la primacía del amor”. “En el fondo, el ministerio del presbiterado y del diaconado son una experiencia de confianza”, manifestó, e invitó a los ordenandos a que “vivan en esto que cuidaron tanto en el discernimiento y la formación, la fundamental entrega a Dios, en el servicio de Luciano hacia el presbiterado y de Felipe, en su vida plena en el sacerdocio”.

Monseñor Margni recordó que, en la Iglesia, “los clamores del Pueblo de Dios son gritos que están pidiendo ser atendidos. Y en la vida vocacional del Pueblo de Dios, las respuestas de Dios son personas, nombres… Ustedes, con sus historias, temperamentos, formación especial, vienen a agregarse como personas que son respuestas de Dios. La Iglesia de Avellaneda-Lanús está inmensamente feliz”.

En esa sintonía, el prelado señaló que una “Iglesia es madura cuando engendra nombres que son respuestas a los clamores”, y pidió a ambos ordenandos que “vivan el llamado que recibieron de Dios como un llamado que quiere responder a las necesidades de nuestra gente. Caminar juntos, la sinodalidad, eso es escucharnos, es tener valentía de poner el cuerpo y la vida a las situaciones de la gente”.

Por otra parte, monseñor Margni agradeció a las familias de los dos y a las comunidades que los recibieron, “que son también rostros concretos de personas que los ayudaron a formarse, a modelar el corazón, y que disfrutaron de su compañía”. “Agradezco a la comunidad formativa que los formó desde el inicio hasta ahora, al seminario que fue casa, hogar”, agregó.

En tanto, además, el prelado agradeció a monseñor Frassia, obispo emérito de la diócesis: “Querido Rubén, estos 20 años de pastoreo tuyo tienen un signo visible de la unidad de Avellaneda-Lanús, que es el seminario. Yo soy un privilegiado que disfruto de esto”.

Finalmente, monseñor Margni agradeció también a los compañeros de los nuevos ordenados y “a tantos seres anónimos que pusieron su semilla en la formación de ellos, como por ejemplo los bienhechores que sostienen el seminario”.

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