Mons. García Cuerva destacó la necesidad de hacer lugar para la oración

Mons. García Cuerva destacó la necesidad de hacer lugar para la oración

En el domingo V del tiempo ordinario, el arzobispo porteño animó a sobrellevar el insomnio y el activismo -dos males actuales-, dejando espacio en el día para tener un rato de intimidad con Dios.

El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, reflexionó sobre el Evangelio del domingo V del tiempo ordinario, que refleja en pocas líneas una intensa y variada actividad de Jesús.

Notando que “la demanda por ver a Jesús, por escucharlo, por tocarlo, por recibir su palabra era muy grande”, el prelado señaló que el Señor "es incansable, está de actividad en actividad. En un día vemos un montón de acciones, curando enfermos, atendiendo a la gente, rezando, durmiendo pocas horas…”, enumeró.

Sin embargo, diferenció esa actividad por parte de Jesús del llamado “activismo”, que describió como el “vivir llenos de actividades que nos cansan el alma, no solamente el físico”.

La clave, sostuvo, “es que Jesús no deja de tener un rato de intimidad con Dios. En algún momento, Jesús necesitó de ese encuentro sereno, tranquilo, en paz con el Padre del Cielo”.

Por eso, el arquidiocesano invitó a hacerse un espacio para poder estar con Dios en la oración: “Es solamente ponerme delante de Dios y, con la mirada, con lo que siente el corazón, decirle a Dios acá estoy. Estoy lleno de cosas, lleno de actividades, lleno de compromisos, me siento tironeado por todos lados y necesito rearmar mi vida, Señor”.

 

 

“Cada uno tiene su modo de rezar, me gusta pensar que rezar con Dios es buscarlo en lo profundo de mi corazón porque allí está Él”, reflexionó, y detalló: “Hacer un poco de silencio exterior y silencio interior, y simplemente mostrarle mi vida, mostrarle mis interrogantes, mostrarle mis miedos, mostrarle mis tensiones. Mostrarle ese activismo que me desarmó durante el día y pedirle que me vuelva a armar la vida un poquito más”.

El primado de la Argentina también destacó el ejemplo de Job, que “tiene aparentemente una de las tantas enfermedades que también podemos tener en el mundo actual: el insomnio”.

“A veces, el activismo nos gana de tal manera que ni siquiera podemos dormir, aun estando cansados”, acotó. Por eso, invitó a pedirle a Jesús “que nos pueda curar a todos de estas enfermedades tan del mundo de hoy, el activismo y el insomnio”.

Y para eso -no porque Jesús sea un médico, sino porque sabe dónde está lo importante-, Él “nos dice que podemos tomarnos de nuestro rato para rearmar la vida en la oración, subrayó”.

“Pidámosle al Señor entonces hoy que, así como Él, más allá de la cantidad de actividades, supo sobrellevar todo porque se hacía lugar para la oración, también nosotros, a pesar del activismo, a pesar de los insomnios, a pesar de las preocupaciones, nos tomemos el rato para encontrarnos con Dios”, concluyó.

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