"Si el rey es pastor, gobernará a su pueblo muriendo en la cruz por él", aseguró el arzobispo emérito de Corrientes, y sugirió: "¡Ténganlo en cuenta quienes han sido elegidos para gobernar!"
El arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Castagna, aseguró, en sus sugerencias para las homilías de este domingo, que “el triunfo de Cristo Rey es la redención del género humano”.
“Su trono es la cruz, y el logro de la unidad con Dios y entre los hombres es su victoria”, sostuvo, y agregó: “El triunfalismo de quienes conquistan el poder es una derrota, ya que no logra abrir el sendero que conduce al bien común y a la paz”.
“Los santos reyes lo han logrado, bajándose de su frágil pedestal, construido por los hombres”, destacó.
Monseñor Castagna recorcó lo que el cardenal Godfried Danneels dijo en la misa exequial del rey Balduino de Bélgica: “Algunos reyes, más que reyes son pastores”.
“Cristo es Rey porque es Pastor. Si el rey es pastor, gobernará a su pueblo muriendo en la Cruz por él. ¡Ténganlo en cuenta quienes han sido elegidos para gobernar!”, concluyó.
Texto de las sugerencias
1.- Cristo, Rey del Universo. El Reinado Universal de Cristo se entiende al verlo sufrir y morir en la Cruz. Es entonces cuando se convierte en Señor y Dueño del Universo. ¡Qué distinto lo comprende el mundo! El mismo Jesús así lo afirma: “Me han concedido plena autoridad en cielo y tierra”. (Mateo 28, 18) Descomponiendo el término “autoridad” - en autoría de unidad - llegamos a la conclusión de que toda auténtica autoridad es desempeñada por quien da su vida por sus súbditos. Cristo recibe toda su autoridad en el momento preciso de morir en la Cruz. Desde entonces la humanidad y el universo es su Reino. En el diálogo con Poncio Pilato no disimula la naturaleza de su Reino, del cual es legítimamente Rey: “Le dijo Pilato: Entonces, ¿tú eres rey? Jesús contestó: Tú lo dices. Yo soy rey: para eso he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Quien está de parte de la verdad escucha mi voz”. (Juan 18, 37) La Liturgia de la Iglesia cierra, con esta solemnidad, el año de la fe 2023.
2.- Las cartas credenciales de Cristo Rey. La Liturgia de la Iglesia avanza en el conocimiento de la verdad. Los textos evangélicos de este domingo presentan las escenas dolorosas de Getsemaní. ¡Qué difícil y oportuna coincidencia con la solemnidad que celebramos! Jesús se manifiesta Rey en los momentos menos propicios para presentar “cartas credenciales” a un mundo rendido por el mal y la traición. El pueblo, que reclama su crucifixión, y un juez pusilánime, dispuesto a defender su imagen, cometen la peor de las injusticias: deciden la liberación del delincuente Barrabás y condenan a muerte al más inocente de los hombres. ¿No se repite lo mismo en nuestra actualidad socio cultural? Cristo ejerce su potestad real de la misma manera que entonces: se deja crucificar para sacar de la dispersión a los hombres y hacer de ellos un pueblo, su Reino. Es Rey muriendo por cada uno de sus súbditos. En circunstancias como las actuales, en curso a iniciarse una nueva gestión de gobierno, es oportuno presentar este ejemplo a quienes han sido elegidos. ¿Lograrán entenderlo así?
3.- Cristo “Evangelio del Padre”. Cristo es el Evangelio - la Verdad - que nos transmite la voluntad del Padre. Sin Él avanzamos desorientados, librados a la ignorancia de lo que está bien y de lo que está mal. De allí el estado errático en que se encuentran algunos responsables de la cultura, de la economía y de la política. La humildad no está reñida con la urgencia de distinguir la verdad del error, el bien del mal. La Iglesia, que ha recibido la misión de anunciar a Cristo, el “Evangelio del Padre”, debe empeñarse en que el mundo actual reconozca la Verdad que necesita para detener su vertiginoso movimiento. Toda la actividad pastoral, debidamente organizada, está orientada a ese anuncio. No será fácil. Desde los orígenes del cristianismo se libra una implacable embestida, por parte de las fuerzas del error y de la corrupción. No debe sorprendernos que, en formas diversas, y en sofisticadas reediciones, vuelva a aparecer la persecución y el odio contra la Iglesia. Jesús califica de “felices” a esos perseguidos: “Felices ustedes, cuando los injurien y los persigan y los calumnien (falsamente) de todo por mi causa”. (Mateo 5, 11) Siempre que la causa sea la fidelidad a Cristo.
4.- El trono de Cristo Rey es la Cruz. El triunfo de Cristo Rey es la redención del género humano. Su trono es la cruz, y el logro de la unidad con Dios y entre los hombres es su victoria. El triunfalismo de quienes conquistan el poder es una derrota, ya que no logra abrir el sendero que conduce al bien común y a la paz. Los santos reyes lo han logrado bajándose de su frágil pedestal, construido por los hombres. El cardenal Daneels, en la misa exequial del rey Balduino de Bélgica afirmó: “Algunos reyes, más que reyes son pastores”. Cristo es Rey porque es Pastor. Si el rey es pastor, gobernará a su pueblo muriendo en la Cruz por él. ¡Ténganlo en cuenta quienes han sido elegidos para gobernar!
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