Mons. Carrara: “Mientras una gran parte de nuestro pueblo viven en la miseria, no podemos ser verdaderamente felices”

Mons. Carrara: “Mientras una gran parte de nuestro pueblo viven en la miseria, no podemos ser verdaderamente felices”

En una misa presidida por el cardenal Poli y concelebrada por sus obispos auxiliares, en la solemnidad de Santa María Madre de Dios, Mons. Gustavo Carrara reflexionó en la homilía sobre la figura de María y la 55ª Jornada Mundial de la Paz.

El nuevo año, un cuaderno de hojas el blanco

Para el obispo auxiliar de la capital argentina, el nuevo año es “un cuaderno de hojas en blanco, está todo por escribirse”. Sin embargo, eso no quiere decir que ya tengamos listo lo que queremos escribir, pues “la pandemia, un poco a la fuerza nos ha hecho más humildes, renunciamos así a la tentación de querer prever todo, controlar todo”, hizo ver el prelado.

Mons. Carrara, al inicio del año, insistió en que “es claro que no renunciamos a la esperanza”, invitando a todos a recibir la bendición de Dios, que en el primer día del año nos concede, como recoge el libro de los Números, la paz. Una paz que para el obispo auxiliar de Buenos Aires es “un don de Dios y a la vez una tarea que Él nos confía”. Desde ahí, desde esa misión que Dios nos da, “podemos decir que el camino de la paz es el desarrollo humano integral”.

La paz es fruto del esfuerzo compartido

Inspirado en las palabras del papa Francisco en Fatelli tutti, Mons. Carrara destacó que “la paz es fruto del esfuerzo compartido”, que es “arquitectura y a la vez artesanía”, reflexionando sobre los tres caminos que el Papa proponía en su mensaje para la 55ª Jornada Mundial de la Paz: diálogo entre las generaciones, que, para el prelado argentino, “empieza por la escucha sincera del otro, respetándolo en cuanto otro. Y sigue con el reconocimiento humilde que mi pensamiento es incompleto, que me puede enriquecer el encuentro con alguien distinto a mí”, haciendo ver que “no poseemos la verdad, sino que esta nos posee y nos atrae constantemente desde la bondad y la belleza”.

Eso le llevó a reclamar “la necesidad de otros diálogos en nuestra patria para el bien común”, afirmando que “las ideas se discuten, pero la realidad se discierne”, llamando a seguir la actitud de María, que pasaba la realidad por el corazón, donde la conservaba y meditaba.

La agenda política debe responder a las necesidades de la gente

Partiendo de los otros dos caminos propuestos por el papa Francisco, la educación y el trabajo, Mons. Carrara planteó para el diálogo y discernimiento comunitario “el siguiente desafío que nos interpela como sociedad. En concreto, ¿cómo vamos a salir a buscar a los chicos y chicas que en este tiempo de pandemia han abandonado la escuela?

Alguien que siempre acompañó la vida de las villas miseria, de la periferia de Buenos Aires, planteó desde la catedral metropolitana, algunas preguntas presentes en la vida de los más vulnerables: “¿qué hago con mi hijo que se me está yendo de las manos?”, “¿cómo hago, porque se puso rebelde y ya no quiere ir al colegio?”, “¿Quién le puede hablar, está todo el día en la esquina con mala junta y tengo miedo que me lo traigan en un cajón?”, “¿Cómo hacemos con la bandita de la esquina, que le roban a la gente que se está yendo a trabajar?” y tantas otras. Por eso, insistió en que “la agenda política debe responder a las necesidades de la gente”.

Mirar desde el pesebre, desde la periferia

A partir de la pregunta “¿Cómo crear trabajo?”, denunció a quienes llamó “cultores de la post-verdad”, que sostienen que el Papa no valora el trabajo. Nada más lejos de la realidad en “un hombre laborioso y trabajador, afirma una y otra vez que el trabajo es uno de los ejes de la cuestión social”.

Por eso invitó “a mirar desde el pesebre, es decir desde la periferia. Allí muchas veces descubrimos un pueblo que lucha por dignidad y libertad. Es necesaria una conversión de mirada. Por eso hay que revalorizar los trabajos de cuidado de las personas, especialmente entre las mujeres, no debidamente reconocidos. A su vez no tratar peyorativamente a quienes reciben el salario social complementario, para no caer en la indigencia, afirmando que no quieren trabajar”. Una actitud presente en la sociedad, que no reconoce el gran esfuerzo de quienes tanto trabajan para vivir al día.

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Mons. Carrara insistió en que no podemos ser verdaderamente felices, “mientras una gran parte de nuestro pueblo, especialmente niños, niñas y adolescentes, viven en la miseria”, reafirmando que “el nuevo nombre de la paz es el desarrollo humano integral. Siempre la dignidad de la persona humana en el centro, en una lógica del cuidado y la misericordia”. Por ello, siguiendo un pensamiento muy presente en el papa Francisco, insistió en que “es necesario empezar desde los últimos para llegar a todos”.

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