Mons. Canecín: "La mirada del padre se detiene en el corazón, no en la apariencia"

Mons. Canecín:

El obispo de Goya reflexionó sobre la importancia de este camino cuaresmal que propone la liturgia, que prepara la "Cuaresma de la vida".

Monseñor Adolfo Ramón Canecín, obispo de Goya, reflexionó sobre este tiempo litúrgico, en el que “la Iglesia madre en su pedagogía, nos ofrece la Cuaresma, el tiempo que no va conduciendo según el Espíritu para poder vivir con un corazón nuevo”. 

Luego, continuó: “Hoy vemos la actitud del Padre, que se conmueve cuando ve lejos que viene su hijo, sucio, con olor feo, porque había perdido la impronta del hijo que se fue de la casa paterna”.

Y agregó: “La mirada del padre se detiene en el corazón, no en la apariencia, por eso, lo reconoce a la distancia, aunque no tenía la apariencia del hijo que se había ido cuando estaba en la casa”.

El prelado observó que “la Cuaresma litúrgica es relativamente breve que quiere ayudarnos a disponernos para vivir la Semana Santa, pero, también la en el fondo refleja la vida y toda nuestra existencia, ya sea breve o larga, es una Cuaresma que camina hacia la Pascua”.

 

En esta parábola, señaló, “si ponemos el acento en el Hijo menor, en el cual todos, por lo menos yo, tenemos un parentesco a veces muy cercano, porque vivimos la experiencia de gozar de la libertad y queremos hacer la nuestra, a veces nos vamos lejos y por mucho tiempo”. 

Más adelante explicó que “si ponemos el acento en el hermano que se quedó, tiene que ver con los escribas y fariseos que murmuraban, es decir, tienen un parentesco muy grande con el hermano mayor que conocía todo, no se habían ido de la casa paterna, pero, su corazón no se parecía al del Padre”. 

“A veces nosotros que tenemos la gracia de estar desde siempre en la Iglesia pensamos que tenemos más derecho que el que hoy quiere volver a la casa del Padre”, advirtió.

Finalmente animó a poner el acento en el Padre, “allí vemos que Dios padre es rico en misericordia, rico en amor, ternura, paciencia, compasión, indulgencia. Este Dios Padre que me hizo libre, aunque su corazón se desangra de dolor”.+

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