Mons. Bochatey: Una sociedad humana es la que cuida a sus miembros más frágiles

Mons. Bochatey: Una sociedad humana es la que cuida a sus miembros más frágiles

El presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Salud dialogó con AICA en el marco de la Jornada Mundial del Enfermo. Las claves del mensaje del Papa para este tiempo de pandemia.

 

El presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Salud y obispo auxiliar de La Plata, monseñor Alberto Bochatey OSA, dialogó con AICA con ocasión de la Jornada Mundial del Enfermo, que la Iglesia celebra el 11 de febrero, fiesta de Nuestra Señora de Lourdes.

“Celebramos la 29° Jornada Mundial del Enfermo, en la memoria de la Bienaventurada Virgen de Lourdes. Y este año, bajo los efectos de la pandemia, nos hace más sensibles al tema de los enfermos, de los más pobres, de los más marginados”, reconoció el obispo.

Recordando el mensaje del papa Francisco para esta Jornada, titulado “Uno solo es vuestro Maestro, y todos ustedes son hermanos. La relación de confianza, fundamento en el cuidado del enfermo”, monseñor Bochatey destacó “tres o cuatro puntos realmente importantes”.

“El primero: que hay un solo maestro, que es el Señor, y que lo que nos une a nosotros, no es sólo ese maestro, sino el hecho de ser hermanos, hijos de Dios, hermanos entre nosotros, y esto nos da ese vínculo especial de la fraternidad universal, y al mismo tiempo la exigencia de coherencia en la vida. No sólo lo que se dice, sino lo que se hace”.

En segundo lugar, “recordaba el Papa también en estos días al cuerpo diplomático, que es una pena, es un dolor ver que cada vez más, los políticos que tienen responsabilidad, bajo el pretexto de garantizar supuestos derechos subjetivos, parecen distanciarse del deber esencial de proteger la vida humana en todas sus etapas, promoviendo el aborto, promoviendo la eutanasia, suprimiendo el derecho a la vida de los más débiles”.

“Y una sociedad que no protege a los más débiles, ¿Cómo podemos asegurarnos que va a proteger al resto?”, planteó. Por eso, consideró esencial “que los importantes progresos médicos y científicos estén distribuidos entre todos y contribuyan activamente con las iniciativas internacionales y políticas, para que cubran las necesidades de todos, en particular las poblaciones menos favorecidas”.

El prelado dedicó un párrafo especial a hablar sobre la accesibilidad a las vacunas: “Sin duda que el tema de las vacunas es muy importante, que estamos esperando muy ansiosamente poder recibir toda la población la vacuna. La Argentina tiene una gran tradición de cuidado y de población vacunada, pero esto implica una gran responsabilidad en aquellos que tienen autoridad política, es necesario tener comportamientos personales responsables y no sólo depender de la vacuna”.

 

En ese sentido, destacó la importancia de “mantener la distancia, mantener el tapabocas, colaborar desde el punto de la sociedad civil con esto”, porque “sería fatal depositar nuestra confianza solamente en la vacuna, como si fuera una panacea”.

Por eso, insistió, “es muy importante la responsabilidad de aquellos que comunican informaciones sobre el tema de vacunas, que lo hagan con coherencia democrática, superando los personalismos y que no prevalezcan ideologías u opciones políticas por encima de la salud”. 

“Tenemos que saber que estamos en una crisis política desde hace tiempo, que está golpeando a las sociedades, y no se puede tomar temas de salud como arma política para obtener ventajas electorales o partidarias. Esto también hiere, esto también lastima”, advirtió, recordando “las principales amenazas a la paz y a la seguridad en distintas dimensiones” que señala el papa Francisco en la encíclica “Fratelli tutti”. “Es demasiado importante que nosotros seamos signos de paz y signos de unidad”, exhortó.

Finalmente, el obispo propuso “una reflexión importante para poder avanzar en una verdadera curación, en una terapia que sea realmente efectiva: Poder realizar un pacto entre los más necesitados, entre los que son cuidados, los enfermos; y los que cuidan”. 

“Un pacto basado en la confianza, en el respeto mutuo, en la sinceridad, en la disponibilidad, para superar toda barrera defensiva y poner en el centro la dignidad del enfermo. Tutelar la profesionalidad de los agentes sanitarios y mantener una buena relación con las familias y los pacientes”. 

“El pacto de confianza es fundamental y no se crea de un minuto al otro, se va elaborando de a poco a todos los niveles sociales. Y el contacto en esta relación, en este pacto con la persona enferma, encuentra la fuente inagotable de motivación en la caridad de Cristo, por eso del misterio de la muerte y la resurrección de Cristo, brota el amor que puede dar un sentido pleno, tanto a la condición de paciente como a aquel que lo cuida”, aseguró.

“Dios ofrece, por medio de Jesús, a aquel que lo acoge, la salvación: ‘Tu fe te ha salvado’. Jesús no hizo milagros de curación para impactar, sino que los hizo a partir de una relación interpersonal con el enfermo. Finalmente entonces, necesitamos una sociedad más humana, y esta sociedad más humana es tal, cuanto más sabe cuidar a sus miembros más frágiles, a los que más sufren, y sabe hacerlo con eficacia, animada por el amor fraterno. La fraternidad con Dios, ser hijos de Dios, y la fraternidad entre todos nosotros”, concluyó.

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