Mons. Arancedo: “El don de la paz, una tarea que nos compromete a todos”

Mons. Arancedo: “El don de la paz, una tarea que nos compromete a todos”

 “Queremos la paz pero no siempre invertimos y trabajamos para ella. Parecería que la queremos como un don, como un regalo, y no como algo que debemos conquistar con nuestro trabajo, testimonio y compromiso”, afirmó el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, al reflexionar sobre el mensaje del papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz.

“La verdadera paz no es una componenda política, eso dura poco. Ella se construye con los valores de la verdad y la justicia, el amor y la solidaridad, el respeto a la vida y a la dignidad de todo hombre”, subrayó.

El arzobispo santafesino señaló que al hablar de la indiferencia el pontífice afirma: “Es a menudo vinculada a diversas formas de individualismo que producen aislamiento, ignorancia, egoísmo y, esto lleva, al desinterés” y consideró que éste es “un llamado a despertar las conciencias en un sentido solidario. Esto vale a todo nivel, pero debemos empezar por las realidades más cercanas”. 

“La paz es un valor y un deseo de todos. Queremos la paz pero no siempre invertimos y trabajamos para ella. Parecería que la queremos como un don, como un regalo, y no como algo que debemos conquistar con nuestro trabajo, testimonio y compromiso. La verdadera paz no es una componenda política, eso dura poco. Ella se construye con los valores de la verdad y la justicia, el amor y la solidaridad, el respeto a la vida y a la dignidad de todo hombre”, subrayó. 

“Esto significa –explicó- que debemos interiorizar esos valores para que tengan una fuerza vinculante en nuestro actuar. Vivimos un mundo en que se repiten palabras pero que no encuentran, sobre todo a nivel de dirigencia, un compromiso con ellas que se convierta en estilo de vida, docencia y ejemplaridad”. 

“Diría que los valores que se predican deben convertirse en virtudes, hábitos de actuar que orienten y determinen el comportamiento moral de las personas y la sociedad. La paz necesita del esfuerzo y la conversión, debe ser conquistada, es una tarea de todos”, sostuvo.

Por último, monseñor Arancedo destacó que “el compromiso de la paz a nivel internacional es amplio, tal vez nos parece lejano aunque no tanto diría. Ello no nos debe eximir de revisar nuestra actitud en lo concreto de mi vida. Deberíamos preguntarnos, tomando aquella simple oración atribuida a San Francisco: ¿Soy, Señor, en mi vida y en mis relaciones instrumento de tu paz? El don de la paz que nos ha traído Jesucristo y que venimos de celebrar en Navidad, está llamado a convertirse en una tarea que nos comprometa a todos”.

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