Llamado de la Iglesia para "revertir" el aumento dela pobreza

Llamado de la Iglesia para

La Pastoral Social pidió un compromiso a todos los actores sociales

 

 Los obispos que integran la Comisión Episcopal para la Pastoral Social (Cepas) volvieron a advertir sobre las consecuencias del actual modelo económico. Reunidos en esta ciudad, exigieron cambios para que se "abandone la especulación" y se avance por un camino que "estimule la cadena de valor y producción".

Como de costumbre, dejaron abierto un llamado al diálogo "responsable y creativo", con participación de todos los actores sociales. "No dejemos de poner los mejores esfuerzos personales e institucionales para revertir esta difícil situación social de presente y futuro", remarcaron.

Este reclamo fue incluido en el documento final de la Semana Social que se desarrolló en esta ciudad, con participación de dirigentes sociales, gremiales, políticos y -muy pocos- funcionarios del oficialismo.

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La lectura estuvo a cargo del titular de la Cepas, monseñor Jorge Lugones, el mismo que durante la segunda jornada de deliberaciones había denunciado que el país padece un nivel de desigualdad social "muy grande y peligrosísimo".

Estos planteos eran esperados y están lejos de otros más estridentes que ya pronunció laIglesia. Entre los participantes de este encuentro se atribuía la mesura al año electoral, para que no se interprete algún gesto como un intento por inclinar la balanza en medio de la campaña.

Este año, la grilla de disertantes estuvo escasa de figuras fuertes de la política, tanto funcionarios o dirigentes con peso real en el armado de las listas que se presentarán en las próximas elecciones. En la apertura compartieron panel el exministro de Trabajo de la Nación Jorge Triaca y José Urtubey, directivo de la Unión Industrial Argentina y hermano del gobernador salteño. También participó el ministro de Gobierno bonaerense, Joaquín de la Torre.

Ayer, en la jornada de cierre, tomaron la palabra dirigentes sociales y gremiales que acentuaron las críticas hacia el Gobierno y las consecuencias de sus políticas económicas. Carlos Alderete, referente de la Corriente Clasista y Combativa, dijo que la desocupación es factor de "descomposición social" y acusó al capitalismo de destruir empleos, salarios y de "dejar a las empresas en inferioridad frente a mercados internacionales". Uno de sus pedidos puntuales fue que se declare la emergencia alimentaria.

Los dirigentes gremiales Julio Piumato y Hugo Yasky plantearon que el Gobierno no escuchó a los trabajadores cuando se votó la ley antidespidos y acusaron a la Casa Rosada de dejar el desempleo "en manos del mercado". "Están destruyendo empleo industrial, que es el que más aportes realiza para el sostenimiento del sistema de seguridad social", apuntaron.

 

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