Líderes piden a los gobernantes abandonar "toda retórica agresiva"

Líderes piden a los gobernantes abandonar

Cristianos, musulmanes, judíos y de otros credos abogan por el cese de los conflictos y sostienen que el radicalismo, el terrorismo y demás formas de violencia y guerras "no tienen nada que ver con la verdadera religión y deben ser rechazados".

Representantes cristianos, musulmanes, judíos y de otros credos que participaron del VII Congreso de Líderes de las Religiones Mundiales y Tradicionales en Kazajistán, incluido el Papa Francisco, aprobaron un documento final en el que instan a las autoridades políticas mundiales "a cesar la retórica agresiva que alimenta los conflictos" y declaran que las religiones deben rechazar las guerras de manera enérgica.

"Estamos convencidos de que el desencadenamiento de cualquier conflicto bélico, creando focos de tensión y confrontación, provoca reacciones en cadena que deterioran las relaciones internacionales", afirman los participantes en su declaración final leída por la reverenda Bailey Wells, obispa de Dorking y representante especial de la Iglesia de Inglaterra.

El texto, que contiene 35 puntos y que sera adoptado por Naciones Unidas, fue presentado durante la clausura del congreso en la que participó Francisco, como acto final de los tres días de visita a Kazajistán.

"Creemos que el extremismo, el radicalismo, el terrorismo y todas las demás formas de violencia y guerras, sean cuales sean sus objetivos, no tienen nada que ver con la verdadera religión y deben ser rechazados en los términos más enérgicos posibles", dice otro de los puntos aprobados "por la mayoría" de representantes de las cerca 80 delegaciones que participaron en el congreso.

Asimismo, se insta "encarecidamente a los gobiernos nacionales y organizaciones internacionales autorizadas a brindar asistencia integral a todos los grupos religiosos y comunidades étnicas que han sido objeto de violaciones de derechos y violencia por parte de extremistas y terroristas como resultado de guerras y conflictos militares".

Aunque el documento no menciona la guerra en Ucrania, ésta estuvo muy presente tanto en el viaje de Francisco como durante los trabajos del congreso. Y el documento hace "un llamado a los líderes mundiales para que abandonen toda retórica agresiva y destructiva que conduzca a la desestabilización del mundo, y que cesen los conflictos y el derramamiento de sangre en todos los rincones de nuestro mundo".

Insta también a "los líderes religiosos y figuras políticas prominentes de diferentes partes del mundo a desarrollar incansablemente el diálogo en nombre de la amistad, la solidaridad y la convivencia pacífica".

Entres las delegaciones presentes se encontraba la de la Iglesia ortodoxa rusa, cuyo patriarca, Cirilo, ha apoyado y justificado en numerosas ocasiones la invasión de Ucrania. Cirilo finalmente no acudió al congreso y en su lugar se envió al jefe del departamento de Relaciones Exteriores, Antoni, quien se reunió con Francisco.

"Abogamos por la participación activa de los líderes de las religiones mundiales y tradicionales y figuras políticas destacadas en el proceso de resolución de conflictos para lograr la estabilidad a largo plazo", se indica también en el documento final.

También se pide "a los líderes políticos y empresariales mundiales que se concentren en superar los desequilibrios en el desarrollo de las sociedades modernas y reducir la brecha en el bienestar de los diferentes segmentos de la población y los diferentes países del mundo".

Además, los líderes religiosos se comprometen "en la protección de la dignidad y los derechos de la mujer, la mejora de su estatus social como miembros iguales de la familia y la sociedad".

Entre los 80 líderes religiosos y representantes de organismos internacionales que se sentaron junto al Papa en la mesa redonda del congreso, solo se contabilizaron ocho mujeres.

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