Leonardo Boff: “detrás de los grandes conflictos hay motivos políticos y religiosos”

Leonardo Boff: “detrás de los grandes conflictos hay motivos políticos y religiosos”

Reflexiones a propósito del factor religioso en el contexto de la conflictividad global

“El factor religioso en el contexto de la conflictividad global” fue el título de la conferencia inaugural de Leonardo Boff en el II Congreso Continental de Teología que tiene lugar en Belo Horizonte, entre el 26 y el 30 de octubre.

En su reflexión, Boff afirmó, en primer lugar, que “la religión y la teología en estos días están en alza” y “movilizan a centenares de personas”, tal como propuso en su momento Samuel Huntington en el libro “El choque de las civilizaciones”.

Asimismo, según el teólogo brasilero “detrás de los grandes conflictos hay motivos políticos y religiosos”, por lo cual, “en momentos de crisis de las civilizaciones, las religiones juegan un papel importante”. Propiamente, refiriéndose al fundamentalismo como enfermedad de las religiones, afirmó la necesidad de discutir la tendencia a entender e interpretar una doctrina como si fuera la verdadera.

Por otra parte, Boff también planteó que el fundamentalismo traspasa la dimensión religiosa y afecta lo social y lo económico, manifestándose en la economía capitalista y de producción que se quiere imponer. En este sentido, el slogan del Pentágono de “un mundo, un imperio” es diametralmente opuesto a la propuesta del papa Francisco de “un mundo, una casa común”.

Otros fundamentalismos tienen que ver con la arrogancia de la cultura occidental que se postula así misma como cultura superior –causa de varios de los conflictos mundiales–. De igual forma la tecnociencia emerge como uno de los fundamentalismos modernos de mayor impacto. Ante esto, Boff propone, a la luz del paradigma de la complejidad que trabaja con la teoría del caos, de los procesos de emergencia y de cosmogénesis, lo mismo que el principio de indeterminación de las ciencias cuánticas, entre otros que “todo tiene que ser ecologizado, dado que todo se encuentra relacionado, en contacto, lo uno con lo otro, de distintas formas. Por eso, no basta la razón intelectual, necesitamos rescatar la razón cordial, sensible, que es mucho más ancestral que la razón intelectual”, como propone Francisco en su última encíclica.

Sobre este asunto, el mismo Papa aunque ha mencionado las bondades de la técnica y de la tecnología, también ha denunciado la maquinaria autodestructiva de la humanidad. De hecho, nunca en la historia habíamos llegado a tener tantos instrumentos de alcance autodestructivo.

Otro de los asuntos señalados por Boff fue el terrorismo: “el propósito principal del terrorismo no es ocupar territorio, como ocurre en las guerras convencionales, sino ocupar las mentes de las personas”. Para ello, el terrorismo utiliza diversas estrategias: (1) los actos de terror tienen que ser espectaculares; (2) los actos, a pesar de odiados, deben provocar admiración por la sagacidad utilizada; (3) los actos deben sugerir que fueron minuciosamente preparados; (4) los actos deben ser imprevisibles para dar la impresión de que son incontrolables; (5) las acciones deben quedarse en el anonimato, con relación a sus actores: cuanto más personas estén bajo sospecha, mayor se logra el objetivo de alimentar el miedo; (6) los actos deben distorsionar la percepción de la realidad…

Ante las amenazas del fundamentalismo y del terrorismo, Boff insistió en la idea de que las religiones tienen un papel fundamental, dado que comparten con la tecno-ciencia un inusitado liderazgo capaz de movilizar a los hombres y a las mujeres de este tiempo.

El teólogo brasilero concluyó su conferencia con una pregunta abierta: ¿cuál es el próximo paso? Mientras que algunos afirman la inminencia de una tragedia anunciada, hay otros que proponen que estamos en el corazón de una gran crisis de civilización que, como toda crisis, purifica. “Creo en esta segunda opción”, dijo, “el próximo paso es descubrir el capital espiritual de los seres humanos que hará posible una tierra de la buena esperanza, de la bio-civilización, donde el eje constructor sea la vida”.

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