León XIV: Cristo desciende para salvarnos en nuestros infiernos cotidianos

León XIV: Cristo desciende para salvarnos en nuestros infiernos cotidianos

En su catequesis de este miércoles, el Papa León XIV profundizó en el misterio del Sábado Santo, subrayando que Cristo desciende hasta los infiernos no como un signo de derrota, sino como la manifestación más radical del amor de Dios, capaz de alcanzar incluso las tinieblas más profundas del ser humano para llevar la luz de la Resurrección.

 

En la audiencia general de hoy, ante las previsiones del tiempo que amenazaban lluvia, se dispuso que los fieles enfermos estuvieran al resguardo en el Aula Pablo VI. El Papa León XIV, antes de comenzar su catequesis, los saludó con estas palabras: 

“Los bendeciré a cada uno de ustedes que han venido esta mañana. Estoy muy contento de estar con ustedes, ¡gracias por estar aquí! Ahora mismo hace sol fuera, pero dicen que va a llover, por lo que queremos que estén bajo techo. Así que, sin alargar más esto, que Dios los bendiga a todos y que el Señor les dé mucha paz en vuestro corazón. ¡Gracias!”

En su reflexión, en la Plaza de San Pedro,  el Papa León XIV invitó a contemplar el Sábado Santo, ese día de aparente silencio en el que, sin embargo, se despliega una obra invisible de salvación: “Cristo desciende al reino de los infiernos para llevar el anuncio de la Resurrección a quienes estaban en la sombra de la muerte”, afirmó.

El Papa con los fieles enfermos en el Aula Pablo VI, en la catequesis de hoy   (@Vatican Media)Descender a los infiernos:  gesto más radical del amor de Dios

El Pontífice explicó que este gesto, transmitido por la liturgia y la tradición de la Iglesia, revela el amor de Dios en su forma más radical. No se trata solo de creer que Jesús murió por la humanidad, sino de reconocer que en su fidelidad Él quiso buscarnos en los lugares más oscuros de nuestra existencia.

“De hecho, no basta decir ni creer que Jesús ha muerto por nosotros: es necesario reconocer que la fidelidad de su amor ha querido buscarnos allí donde nosotros mismos nos habíamos perdido, allí donde se puede empujar solo la fuerza de una luz capaz de atravesar el dominio de las tinieblas.”

Sábado Santo: Cristo entra en las tinieblas para liberar, no para juzgar

En este sentido, recordó que los infiernos no deben entenderse únicamente como un lugar, sino como una condición existencial marcada por el dolor, la soledad, la culpa y la separación de Dios. “Cristo entra en estas realidades no para juzgar, sino para liberar; no para culpabilizar, sino para salvar”, dijo, comparando su acción con la de quien entra en silencio en una habitación de hospital para ofrecer consuelo.

Otro momento del Papa en el aula Pablo VI   (@Vatican Media)La muerte nunca es la última palabra

El Papa evocó también la tradición patrística que describe el encuentro de Cristo con Adán en los infiernos, un símbolo de todos los encuentros posibles entre Dios y el hombre. En los iconos orientales, añadió, se representa a Jesús derribando las puertas del reino de la muerte y levantando a Adán y Eva, signo de una salvación que no es individual, sino comunitaria: “El Resucitado no se salva solo, sino que lleva consigo a toda la humanidad”.

“El Hijo de Dios se adentró en las tinieblas más espesas para alcanzar también al último de sus hermanos y hermanas, para llevar también allí abajo su luz. En este gesto está toda la fuerza y la ternura del anuncio pascual: la muerte nunca es la última palabra.”

Finalmente, León XIV destacó que el Sábado Santo es el día en que el cielo toca la tierra en lo más profundo de su historia. No existe pecado, herida o fracaso que quede fuera del alcance de la misericordia de Dios. “Descender no es una derrota para Dios, sino la plenitud de su amor”, concluyó, alentando a los fieles a confiar en que incluso desde el fondo más oscuro de la vida, Cristo puede inaugurar una nueva creación.

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