Los investigadores enviaron más de 1.800 correos electrónicos con nombres falsos a los directores de educación de 607 programas de posgrado en 19 universidades con el objetivo de probar la discriminación de estos contra las personas con discapacidad o de origen extranjero.

Los correos electrónicos enviados con un nombre musulmán tenían en promedio un 12,3% menos de probabilidades de recibir una respuesta. Esta tasa fue del 33,3% en el campo de Derecho, del 21,1% en los campos de la ciencia, la tecnología y la salud, y del 7,3% en los campos de lengua, literatura, arte, humanidades y ciencias sociales.

Tres meses después de que concluyera el estudio, los investigadores entrevistaron en nombre del Ministerio de Educación Superior a los directores de educación contactados y estos afirmaron que aceptaban la diversidad de sus candidatos y no priorizaban a las personas de origen europeo, a pesar de los claros hallazgos del estudio.

En la correspondencia electrónica no se encontró discriminación hacia los supuestos estudiantes con discapacidad física.

Los derechos de los musulmanes han sido objeto de un intenso debate durante la última década en Francia.

Bajo una controvertida ley de “antiseparatismo” aprobada en agosto, París endureció los controles sobre instituciones musulmanas, lugares de culto y personas musulmanas destacadas.

La comunidad internacional, principalmente la ONU, así como las organizaciones no gubernamentales y las organizaciones de derechos humanos han criticado al Gobierno francés por marginar y victimizar a los musulmanes.