Inauguran casa de comidas en el Mercado Central que emplea a 70 jóvenes de los Hogares de Cristo

En el marco de la Peregrinación de la Virgen de Luján por los Hogares de Cristo, se inauguró un nuevo establecimiento que emplea a jóvenes que recuperan su vida de las adicciones.

 

 “Que acá laburen estos pibes es un signo de esperanza, de que se puede”, definió a Caminos Religiosos, Facundo Mercogliano encargado de las casas de comidas “El pan nuestro de cada día”.

En esta oportunidad, a la par de la visita de la Virgen de Luján, en el marco de la Peregrinación federal de los Hogares de Cristo que conmemoran sus 15 años, se inauguró el segundo local luego de ya más de 1 año de trabajo en la primera sede en el Polideportivo San José, en Casanova y llegarán a dar trabajo a 70 jóvenes de los Hogares de Cristo.

“Abrimos para que los pibes y las pibas tengan laburo, un laburo digno”, detalló Facundo en sentido de dar lugar a los jóvenes que transitan su camino de recuperación en los Hogares de Cristo.

El método comunitario e integral que desarrollaron los Hogares de Cristo desde hace 15 años lleva a focalizar en todos los aspectos de las personas. En este caso, la salida laboral.

“En sus procesos los jóvenes a veces tardan hasta 2 años en reencontrarse con su vida, con su familia y cuando están preparados para dar sus pasos fuera del HdC vemos que no tienen una salida concreta sin trabajo ni estudio, muchos con problemas judiciales y vuelven a la calle y a los lugares donde surgieron los problemas que tuvieron. Por eso surgen estas casas de trabajo”, explicaba Facundo Mercogliano encargado de las casas de comidas “El pan nuestro de cada día”.

La inauguración de la segunda sede de la casa de comidas “El pan nuestro de cada día” contó con la participación del Padre “Tano” Angelotti quien peregrinó junto a la Familia Grande Hogar de Cristo en el Mercado Central, un lugar muy característico donde conviven varias realidades.

“Hacerlo en el Mercado Central es importante para nosotros porque es el símbolo del trabajo. Muchos de los chicos y chicas de los HdC vienen del mercado central porque es donde se consigue la changa fácil pero a la vez es un lugar peligroso, donde no hay contención, donde hay explotación sexual y acceso a la droga. Entonces es todo inaugurar la casa de comidas es un símbolo de que se puede y da esperanza. Ver a los chicos que recién entran al hogar, que recién arrancan su proceso, que miren y vean que los que ya arrancaron hace tiempo pueden conseguir un trabajo y vincularse con su familia”, expresaba Mercogliano.

“Que la Virgen haya pasado por el mercado es un símbolo de contención de esperanza que nadie se salva solo y que en los mas postergados esta Dios, está  Jesús y que tenemos que seguir acompañando la vida como viene”, concluyó Facundo Mercogliano a la par que la Virgen pasaba por los distintos puestos acompañada de jóvenes que peregrinan con alegría y levantan su grito de “Ni un Pibe Menos por la Droga”.

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