El arzobispo de Buenos Aires da real dimensión a la figura e importancia de que un argentino sea el Papa, y evalúa necesario que sus compatriotas dejen a Bergoglio “ser Francisco”. También considera que “sería sanante” una visita del pontífice al país.
El arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, concedió una entrevista a Jorge Fontevecchia, fundador del Grupo Perfil, en la que habla de su vida y del “revuelo” por su nombramiento, pero sobre da real dimensión a la figura e importancia de que un argentino, Jorge Bergoglio, sea el Papa, y pide “dejarlo ser Francisco”.
“Creo que los argentinos a Bergoglio no lo dejamos ser Francisco, esa me parece que es la bisagra que une este evangelio con la realidad del Papa. A Bergoglio no lo dejamos ser Francisco. Cuando uno ha podido compartir un poco más con él, y toma dimensión de lo que significa su figura en el mundo, uno por lo menos queda como molesto decir, dejémoslo a Francisco y disfrutémoslo, que seamos capaces de leerlo a él, de escucharlo a él, no a sus pseudo intérpretes”, pidió.
“Que podamos tomar dimensión de lo que significa hoy tener un papa que ha podido estar en Irak, junto con líderes religiosos del mundo árabe convocando a la paz. Que podamos pensar en Papa Francisco, dirigente mundial que ha estado en el Capitolio”, sostuvo.
El primado argentino prosiguió su análisis y lamentó la idiosincrasia nacional: “El Papa que ha podido convocar más de 1 millón de jóvenes en Lisboa con un mensaje contundente en el que le dijo a los jóvenes, “en la Iglesia tiene que haber lugar para todos, y cuando digo todos es todos”, dejando sus papeles de lado porque entendía que por el calor por un lado, y por otro lado por la empatía que lograba con los pibes, lo mejor eran consignas claras y fuertes. ¿Qué discutimos acá en Argentina? Tiene un problema de la vista y por eso no pudo leer el discurso. Nos quedamos en la chiquita, nos quedamos pensando si le sonríe o no al presidente de turno o cuánto tiempo le dedicó a uno o al otro”, planteó.
“Evidentemente creo que es un tema que tenemos los argentinos más allá de Francisco. De todo nos creemos que sabemos. En época de Mundial, lo vivimos el año pasado, todos éramos referí de fútbol y casi que dábamos consejo a Scaloni, sobre quién tenía que salir, quién tenía que entrar para que Argentina salga campeón. A Messi lo hemos puesto en la trituradora de carne, hasta que nos demostró que era buen jugador de fútbol, se la teníamos jurada hasta que nos saque campeones”, comparó.
“Somos muy crueles con nosotros mismos. Creo que es una cuestión, casi diría, que es una combinación de nuestras naturalezas. Algunos dicen, esto de ser italianos con apellido español, esa combinación parece que en ustedes se ha tornado un poco explosiva. No lo sé. No le encuentro mayores razones, lo que hago simplemente es un diagnóstico de lo que experimento. En elecciones somos todos políticos avezados que sabemos lo que tenemos que votar, cuando estamos en crisis económica, que es una cuestión crónica en la Argentina, todos somos economistas y sabemos cómo se resuelve la cuestión de la inflación. En la época del Covid, todos sabíamos qué vacuna había que darse, si de este laboratorio o de aquel otro, cuando no teníamos aprobado ni una materia de química. Es muy difícil ser argentino, casi diría como con Mafalda, en un momento, Mafalda abre los brazos y mira al cielo y dice, “justo a mí me tocó ser yo”, justo a nosotros nos tocó ser argentinos”, graficó.
Consultado sobre la eventual visita del Papa Francisco el año próximo, respondió: "Creo que sería hermoso el encuentro del pastor con su pueblo. El Papa sé que tiene ganas porque lo ha expresado públicamente, y estaría buenísimo que se dé. Creo que sería sanante. Creo que para muchísima gente sería una enorme alegría, porque lo esperan con alegría. Yo, siendo obispo de Río Gallegos, la gente, por supuesto, se siente lejos de las grandes ciudades del país en términos numéricos, y siempre dicen, 'que venga, porque aunque no lo podamos ver, ya de saber que está en la Argentina, lo vamos a sentir bien cerquita'. Me hago en este sentido eco de lo que la gente quiere, y es mucha la gente que lo está esperando, así que ojalá que se concrete".
En la entrevista, Fontevecchia presenta así a monseñor García Cuerva: "A los 49 años se convirtió en obispo y, a los 55, en el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina. Estudió filosofía, teología y derecho canónico, se transformó en abogado luego de ejercer la pastoral carcelaria y ser capellán en varios centros penitenciarios de la provincia de Buenos Aires; pero desde que recibió su ordenación sacerdotal en 1997, dedicó su vida a los pobres, principalmente en La Cava y el Talar de Pacheco".
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