Lo afirmó en la audiencia a la Cáritas italiana, a la que invitó a seguir promoviendo el voluntariado, estimulando a las instituciones para una legislación a favor de la franjas más débiles, e integrando a los migrantes, que son una riqueza
IACOPO SCARAMUZZI
CIUDAD DEL VATICANO
Los pobres «son la fuerte propuesta que Dios hace a nuestra Iglesia, para que crezca en el amor y en la fidelidad». Fue lo que dijo Papa Francisco en la audiencia que concedió a la Cáritas de Italia. El Pontífice subrayó que la Cáritas promueve el voluntariado y estimula a las instituciones civiles para «una adecuada legislación a favor del bien común y la tutela de las franjas más débiles». Las migraciones, dijo, son «una riqueza y un recurso».
Las Cáritas de las diócesis italianas llevaron a cabo el propio 38 congreso (del 18 al 21 de abril) en Sacrofano. El tema del encuentro fue «Sean misericordiosos como su Padre es misericordioso». Una Iglesia de misericordia, dijo presentando el encuentro el cardenal presidente de la Cáritas italiana, Francesco Montenegro, «Es necesariamente extrovertida, en salida, sin paredes ni techo, abierta a todos y capaz de acoger a todos, de involucrar y de hacer que todos se sientan sujetos, no objetos, de cuidado». Las visitas del Papa a Lampedusa y Lesbos, subrayó el arzobispo de Agrieto, son «la historia más evidente, pero no única», sobre la actitud solidaria de la Iglesia, «y sus palabras y acciones en estas dos islas deben ser para todos nosotros un estímulo para ir más allá de los hechos de la crónica y convertirnos en el verbo que siempre debemos conjugar para que en cada situación de sufrimiento aprendamos a decir ‘Aquí está Dios’».
El Papa llegó al Aula Pablo VI, en donde lo esperaban 70 delegados de la Cáritas de toda Italia, con casi media hora de retraso: «queridos hermanos y hermanas, buenos días, y les pido perdón por el retraso, pero en las citas uno habla, habla, habla y luego el reloj sigue caminando…», dijo entre las risas de los presentes.
En su discurso el Pontífice se refirió precisamente a la misión educativa del organismo, que «les pide el compromiso de un amor hacia todo ser humano, con una opción preferencial por los pobres, en los cuales Jesús mismo nos pide ayuda y cercanía. Un amor que se expresa a través de gestos y signos que representan una ‘modalidad congénita a la función pedagógica de Cáritas a todo nivel», prosiguió Francisco citando a su predecesor, Benedicto XVI.
El Papa reflexionó sobre los desafíos y las contradicciones de nuestro tiempo, donde, afirmó, «Cáritas tiene la difícil y fundamental tarea de hacer que el servicio caritativo se transforme en un compromiso para cada uno de nosotros, es decir, que la comunidad cristiana entera se vuelva sujeto de caridad». De ahí su objetivo principal: ser «estímulo y alma para que toda la comunidad crezca en la caridad y encuentre siempre nuevos caminos para acercarse a los más pobres», en Italia, en Europa, en el mundo.
El Papa subrayó también el relevante papel en la promoción y formación que Cáritas tiene con respecto a las diversas expresiones de voluntariado y su esencial «tarea de estímulo en relación a las instituciones civiles y de una adecuada legislación en favor del bien común y los grupos más débiles».
Francisco insistió además en llevar adelante el compromiso para educar en el encuentro respetuoso y fraterno entre cultura y civilización y al cuidado de la creación, para una ecología integral. De allí su aliento a no cansarse de «promover, con tenaz y paciente perseverancia, comunidades que tengan la pasión por el diálogo, para vivir los conflictos en modo evangélico, sin negarlos sino volviéndolos ocasión de crecimiento, de reconciliación», y de buscar las «causas de la pobreza para tratar de removerlas», «prevenir la marginación» y de «incidir en los mecanismos que generan injusticia».
Papa Bergoglio los alentó asimismo a continuar su compromiso y cercanía hacia los inmigrantes, que aseguró, «son siempre una riqueza y un recurso». Recordando que la caridad tiene su cuna en la familia, “Iglesia doméstica”, en el amor misericordioso que sabe acompañar e integrar situaciones de fragilidad, el Papa insistió en que las respuestas más completas a muchas necesidades «pueden ser ofrecidas precisamente por aquellas familias, que superando la tentación de la solidaridad ‘corta’ y ‘episódica’, eligen colaborar», ofreciendo su cotidiana disponibilidad.
«Con plena confianza en la presencia de Cristo y con el coraje que viene del Espíritu Santo, pueden seguir adelante sin miedo –aseguró el Francisco– y responder siempre mejor al Señor que nos viene al encuentro en los rostros y las historias de las hermanas y hermanos más necesitados». «Él espera la caridad -concluyó-, es decir, la caricia misericordiosa del Señor, a través de la mano de su Iglesia».
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