El Papa en la catedral del lugar: «hay que recuperar rápido los centros históricos», se trata de «lugares de memoria e indispensables» para «vida social y eclesial». «Crezcan a sus hijos con la valentía que han tenido». «Gracias por el ejemplo que le han dado a la humanidad»
Por DOMENICO AGASSO JR.
Primero una palabra de aliento para las víctimas del terremoto de 2012: «No ceder al desánimo por las dificultades que permanecen». Después un llamado a los responsables: hay que «recuperar rápido los centros históricos», porque son «lugares de memoria e indispensables de la vida social y eclesial». Papa Francisco lo afirmó durante su visita a la catedral de Mirándola, durante la visita de hoy (2 de abril de 2017) a Emilia Romaña, principalmente a las zonas afectadas por el terremoto de hace 5 años.
Antes de dirigirse a Mirandola, durante el almuerzo en el Seminario obispal de Carpi (después del cual agradeció a todos los camareros y cocineros) el Pontífice se sentó al lado del cardenal Carlo Caffarra, obispo emérito de Bolonia, uno de los que firmaron las “dubia” sobre la exhortación apostólica post-sinodal “Amoris Laetitia”. No hablaron sobre cuestiones controvertidas, indicaron algunos de los presentes.ù
Fue un almuerzo típicamente “emiliano”, que duró alrededor de media hora (de las 13 a las 13,30). Después se llevó a cabo el encuentro entre el Obispo de Roma con los religiosos, que fue a puerta cerrada y sobre el que no se conocen todavía los detalles. Al salir del Seminario, Francisco se detuvo a saludar a algunos discapacitados que estaban esperándolo en sus sillas de ruedas.
Papa Francisco después del almuerzo en el Seminario de Carpi
Al llegar a la catedral de Mirandola, Papa Bergoglio fue recibido por el alcalde Maino Benatti y por el párroco, Flavio Segalina. Francisco habló en la plaza que se encuentra frente a la entrada de la Catedral, a la que todavía no se puede entrar por los daños que provocó el terremoto de 2012, y dirigió su discurso a la población afectada por el sismo: «en esta ciudad de ustedes, que todavía tiene visibles los signos de una prueba muy dura, deseo abrazarlos a ustedes y a los habitantes de otras localidades también afectadas por el terremoto de mayo de 2012». El Papa recordó que «ya mi venerado Predecesor Benedicto XVI, pocas semanas después del evento, vino a este territorio para traer su solidaridad y su aliento y los de toda la comunidad eclesial». Y «hoy yo estoy aquí entre ustedes para confirmarles el afecto de toda la Iglesia y para ofrecer testimonio de mi cercanía y de mi aliento para el camino que todavía hay que hacer en la reconstrucción».
El Pontífice renovó «el aprecio a la Protección Civil, a los voluntarios y a los que han estado comprometidos, en diferentes niveles, en las actividades para arreglar las estructuras y retomar la vida comunitaria». Después expresó su amarga conciencia sobre todos los daños que provocó el terremoto en el «patrimonio humano y cultural de esta tierra. Pienso en los malestares que han soportado: las heridas en las casas, en las actividades productivas, en las iglesias y en los demás monumentos, llenos de historia y de arte, y símbolo de la espiritualidad y de la civilización de un pueblo». Sobre todo, «las heridas interiores: el sufrimiento de quienes han perdido a sus seres queridos y de quienes vieron esfumarse los sacrificios de una vida entera».
Francisco subrayó que durante los días que siguieron al terremoto «suscitó gran admiración en todos el testimonio de dignidad y de voluntad que ustedes demostraron. Se esforzaron para afrontar con espíritu evangélico la precaria situación provocada por el terremoto, reconociendo y aceptando en los eventos dolorosos la misteriosa presencia de un Padre que siempre es amoroso, incluso en las pruebas más duras».
Según Francisco, «las heridas se han curado, pero permanecerán por toda la vida las cicatrices. Y viendo estas cicatrices, tengan la valentía para crecer, de hacer que sus hijos crezcan en esa dignidad, fortaleza, esperanza, valentía, que ustedes han tenido en el momento de las heridas».
Lo que espera el Papa es que «nunca falten la fuerza de ánimo, la esperanza ni las dotes de laboriosidad que los caracterizan». «Que permanezca firme su intento de no ceder al desánimo frente a las dificultades que todavía permanecen», exhortó el Papa. Y después hizo una petición a las autoridades competentes: «Se ha hecho mucho en la obra de la reconstrucción, pero es cuanto más importante una decidido compromiso para recuperar también los centros históricos», porque «son lugares de la memoria histórica y son espacios indispensables de la vida social y eclesial».
Frente a «su Catedral, lugar simbólico de la fe y de la tradición de este territorio y gravemente dañado por el sismo, elevo con ustedes al Señor una ferviente oración por las víctimas del terremoto, por sus familiares y por todos los que todavía viven en situaciones precarias». Que Dios haga que «cada uno de ustedes sienta su apoyo», invocó elevando la voz.
Que la Virgen y «sus Santos protectores obtengan del Señor fuerza para las personas todavía afectadas; que obtengan –concluyó– luz y fuerza para las mentes y los corazones» y que se puedan cumplir dentro de poco las expectativas de todos.
Antes de dirigirse a la gente de Mirandola y a los familiares de las personas que fallecieron durante el terremoto, el Papa depositó un ramo de flores en el altar de la catedral, «en memoria de los que nos dejaron».
El obispo de Carpi, monseñor Francesco Cavina, al introducir al Pontífice recordó los cientos de andamios que todavía sostienen la catedral, pero anunció también que en estos días han llegado las autorizaciones necesarias para completar los trabajos de restructuración.Después del discurso, Francisco se detuvo a saludar a algunas personas y a tomarse fotos con los fieles reunidos en la plaza de la Catedral. «¿Quién es esta belleza?», preguntó el Papa al ver a una recién nacida con su chupón; «Es Lucía, Su Santidad», respondieron los padres pasándosela para que la cargara. Francisco también bendijo a dos mujeres embarazadas, símbolo del futuro.
Al final del encuentro, Francisco se dirigió en coche a la parroquia de San Jerónimo en Róncole para depositar una ofrenda de flores en el monumento dedicado a las víctimas del terremoto. Después de haberse despedido de las autoridades que lo acogieron por la mañana, alrededor de las 17.50 despegará desde el campo deportivo que se encuentra al lado de la parroquia para volver al Vaticano en helicóptero.
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