Cada día, los ojos de cientos de millones de musulmanes se vuelven hacia este edificio, considerado como La Casa de Dios, en el tiempo de las oraciones
En el corazón de La Meca se encuentra un edificio cúbico de piedra que, aunque no destaca por su altura, representa el centro espiritual hacia el que se dirigen más de mil ochocientos millones de musulmanes cinco veces al día. La Kaaba no es solo un monumento arquitectónico; es el primer templo dedicado a la adoración del Dios único y el punto de conexión entre el cielo y la tierra en la tradición islámica.
A lo largo de nuestra experiencia documentando la historia del islam, hemos constatado que pocas construcciones despiertan tanta curiosidad como este santuario. Cada año, millones de peregrinos rodean sus muros durante el Hayy, cumpliendo uno de los cinco pilares fundamentales de la fe musulmana.
En Mundo Islam, tras años investigando fuentes históricas y testimonios contemporáneos, presentamos este análisis completo sobre quién construyó la Kaaba, cuántas veces fue reconstruida y qué secretos guarda en su interior.
¿Cuándo fue construida la Kaaba y cuántas veces fue reconstruida?
La historia de este santuario se remonta a tiempos inmemoriales, mucho antes del nacimiento del islam como religión. Según las fuentes islámicas, su construcción original está vinculada directamente al profeta Ibrahim, conocido en la tradición cristiana como Abraham.
El Sagrado Corán menciona explícitamente este momento fundacional:
«Y (recuerda) cuando dispusimos para Abraham el emplazamiento de La Casa: «No asocies nada a Mí y purifica Mi Casa para los que dan vueltas alrededor de ella, para los que permanecen en pie (rezando) y para los que se inclinan y prosternan.» (22:26)
Desde su edificación inicial hasta nuestros días, el santuario ha experimentado múltiples reconstrucciones motivadas por desastres naturales, conflictos bélicos y el desgaste natural de sus materiales. Hemos identificado al menos cuatro reconstrucciones históricas documentadas que transformaron la estructura del edificio sagrado.
La Kaaba fue construida por el profeta Ibrahim (Abraham) (P)
Las fuentes islámicas relatan que el Todopoderoso ordenó a Ibrahim erigir un lugar de adoración en el desierto arábigo. El profeta, sin conocer la ubicación exacta, recibió guía divina mediante un viento o, según otras narraciones, una nube luminosa que le indicó el emplazamiento preciso donde debía construirse la Casa de Dios.
Ibrahim no llevó a cabo esta tarea en solititud. Su hijo Ismail colaboró activamente en la construcción del santuario, colocando piedra sobre piedra mientras ambos invocaban la bendición divina sobre su obra. Esta colaboración padre-hijo simboliza en la tradición islámica la transmisión de la fe monoteísta a través de las generaciones.
Durante esta construcción primigenia se estableció la Piedra Negra (al-Hajar al-Aswad) en una de las esquinas del edificio. Este elemento, venerado por los musulmanes, marcaba el punto de inicio para quienes realizaban el tawaf, la circunvalación ritual alrededor de la Kaaba.
La Kaaba fue reconstruida por el Quraish en los tiempos de la Yahiliya (Ignorancia)
Aproximadamente quince años antes del inicio de la revelación coránica al profeta Muhammad (P), una súbita inundación provocó daños estructurales severos en los muros de la Kaaba. Los Quraish, la tribu dominante en La Meca, decidieron emprender una reconstrucción completa del santuario.
Nosotros hemos documentado que esta renovación estuvo marcada por un compromiso ético notable: los Quraish acordaron financiar las obras únicamente con fondos procedentes de actividades lícitas. Esta decisión, sin embargo, limitó los recursos disponibles, obligándoles a reducir el perímetro original del edificio. El espacio excluido recibió el nombre de Hiyra Ismail y quedó delimitado por un muro semicircular adyacente a la Kaaba.
El momento más delicado de esta reconstrucción llegó cuando fue necesario reinstalar la Piedra Negra. Las tensiones entre los diferentes clanes del Quraish escalaron peligrosamente, ya que cada uno aspiraba al honor de colocar tan preciado elemento. El conflicto amenazaba con desembocar en violencia cuando surgió una solución salomónica: aceptarían la decisión de la primera persona que entrara al recinto por la mañana.
El destino quiso que Muhammad (PB), entonces un joven de aproximadamente treinta y cinco años, fuera quien cruzara primero el umbral. Su reputación de honestidad era tan reconocida que todos aceptaron su veredicto sin objeción. La solución propuesta demostró su sabiduría: extendió su túnica sobre el suelo, depositó la Piedra Negra en el centro y solicitó que un representante de cada clan sostuviera una esquina del tejido. Juntos elevaron la piedra hasta su posición, y Muhammad, con sus propias manos, la estableció en su ubicación definitiva.
Este episodio no solo resolvió un conflicto tribal potencialmente destructivo, sino que también prefiguró el liderazgo conciliador que Muhammad ejercería años más tarde como profeta del islam.
La Kaaba fue reconstruida por tercera vez en tiempos del compañero del profeta Abdullah ibn al-Zubair (que Dios esté complacido con él)
Durante el periodo de conflictos políticos que siguió al califato de los rashidun (califas bien guiados), la Kaaba sufrió graves daños durante enfrentamientos militares. Abdullah ibn al-Zubair, nieto del califa Abu Bakr y compañero del profeta Muhammad, controlaba La Meca en aquellos días turbulentos.
Enfrentado a la decisión de cómo proceder con el santuario dañado, Ibn al-Zubair consultó a los eruditos y habitantes de La Meca. Muchos le aconsejaron simplemente reparar los desperfectos sin alterar la estructura existente, argumentando que se trataba del edificio bajo cuya protección habían abrazado el islam.
No obstante, Ibn al-Zubair optó por buscar orientación divina mediante la oración de istijara (consulta a Dios para tomar decisiones importantes). Tras tres días de reflexión espiritual, tomó la determinación de reconstruir completamente la Kaaba según las dimensiones que, según hadices del profeta Muhammad, este había deseado pero no pudo implementar.
La reconstrucción se llevó a cabo con sumo cuidado. El santuario fue rodeado con mantos para ocultar los trabajos a la vista del público, evitando que la obra pudiera perturbar a los fieles. Las dimensiones del edificio se extendieron en seis codos, reincorporando el espacio del Hiyra Ismail que había quedado excluido en la reconstrucción de los Quraish. Además, se instalaron dos puertas en lugar de una, facilitando el acceso y la salida de los peregrinos.
Esta versión de la Kaaba representaba, según la comprensión de Ibn al-Zubair, la estructura más fiel a las intenciones originales del profeta Ibrahim.
La cuarta reconstrucción: después de que Abdullah ibn Zubair cayera como shahid (mártir)
Tras la muerte de Abdullah ibn Zubair como mártir en el conflicto con las fuerzas del califa omeya Abd al-Malik ibn Marwan, el gobernador al-Hayyay ibn Yusuf escribió al califa consultando qué hacer con la Kaaba. La respuesta contenía instrucciones claras: revertir las modificaciones implementadas por Ibn al-Zubair.
La motivación detrás de esta decisión era tanto política como personal. Abd al-Malik deseaba borrar de la historia el nombre de su rival, y consideraba que mantener la Kaaba tal como Ibn al-Zubair la había dejado perpetuaría su memoria entre los musulmanes.
La Kaaba fue entonces reconstruida por cuarta vez, devolviéndola a las dimensiones que tenía tras la reconstrucción de los Quraish. El espacio del Hiyra Ismail quedó nuevamente excluido del edificio principal, y se cerró una de las dos puertas que Ibn al-Zubair había instalado.
Sin embargo, esta decisión pesó sobre la conciencia del califa. Cuando Abd al-Malik llegó a La Meca para realizar la Umrah (peregrinación menor) y escuchó los hadices que confirmaban que el profeta Muhammad efectivamente deseaba que la Kaaba permaneciera como Ibn al-Zubair la reconstruyó, se arrepintió profundamente de su acción.
Años después, el califa Harun al-Rashid expresó su intención de reconstruir nuevamente la Kaaba según las especificaciones de Ibn al-Zubair. Consultó al gran jurista Malik ibn Anas, quien le respondió con palabras que se han preservado como sabiduría perenne: «En el nombre de Dios, no hagas de la Kaaba un lugar para los juegos de los gobernantes, porque entonces el respeto por este lugar desaparecerá de los corazones de las personas.»
Desde aquel momento hasta nuestros días, la estructura básica de la Kaaba ha permanecido sin modificaciones sustanciales, aunque se han realizado trabajos de mantenimiento y restauración del kiswa (el manto negro que cubre el edificio) y otros elementos.
Dimensiones y características actuales del santuario
En la actualidad, las medidas de la Kaaba reflejan esta última reconstrucción histórica:
Altura total: 12,05 metrosÁrea interna: 13 x 9 metrosGrosor de los muros: 1 metroElevación del suelo interior: 2,2 metros por encima del nivel donde se realiza el tawaf
Estas dimensiones, aunque modestas comparadas con construcciones religiosas de otras tradiciones, bastan para convertir a la Kaaba en el punto de referencia espacial más importante para más de mil ochocientos millones de personas en todo el mundo.
¿Sabes qué hay dentro de la Kaaba? El interior del templo más sagrado
Mientras millones de musulmanes circundan anualmente la Kaaba durante el Hayy, muy pocos tienen el privilegio de acceder a su interior. Solo autoridades religiosas y dignatarios especialmente autorizados pueden entrar al espacio interno, haciendo que el interior de la Kaaba permanezca como uno de los grandes misterios para la mayoría de los creyentes.
Nosotros hemos recopilado testimonios y descripciones de quienes han tenido acceso al santuario, permitiéndonos reconstruir cómo es la Kaaba por dentro con notable precisión.
Estructura interior y elementos arquitectónicos
Al cruzar el umbral de la puerta, situada a 2,2 metros sobre el nivel del suelo exterior, los visitantes se encuentran en un espacio recogido de dimensiones sorprendentemente reducidas. El techo se sostiene sobre tres columnas robustas que dividen visualmente el interior en secciones.
Cada una de estas columnas lleva el nombre de uno de los ángeles principales en la tradición islámica: Yibril (Gabriel), Mikail (Miguel) e Israfil. Esta nomenclatura refleja la dimensión celestial que los musulmanes atribuyen al santuario, considerándolo como el punto de conexión entre el mundo terrenal y el espiritual.
Entre las columnas se extiende una viga transversal de la cual penden varias lámparas de iluminación. Históricamente, estas lámparas funcionaban con aceite; en tiempos contemporáneos, se ha modernizado el sistema de iluminación manteniendo el diseño tradicional.
Frente a la puerta principal, entre las columnas, descansa una mesa de incienso fabricada en madera preciosa. Sus cajones albergan diversos elementos necesarios para el mantenimiento del santuario: aceite para las lámparas, cables de repuesto para el kiswa y otros accesorios utilizados en el cuidado del edificio.
El suelo y las paredes: materiales y características
Las losas de piedra que conforman el suelo son extraordinariamente duras y resistentes al desgaste. Su superficie pulida ha soportado siglos de pisadas y mantiene una consistencia que impide rayarlas o dañarlas con facilidad.
Las paredes internas albergan placas conmemorativas con los nombres de gobernantes que participaron en reconstrucciones o trabajos de mantenimiento de la Kaaba a lo largo de la historia. Estas inscripciones constituyen un registro pétreo de la continuidad del islam y del compromiso de sucesivas generaciones por preservar el santuario.
El mihrab: lugar de oración del profeta
En la pared directamente opuesta a la entrada destaca una placa especial conocida como mihrab. Se distingue de las demás por su tonalidad rojiza y sus esquinas redondeadas. Este mihrab está particularmente protegido porque marca el lugar exacto donde el profeta Muhammad (PB) realizó sus oraciones cuando accedió al interior de la Kaaba.
Para los musulmanes que tienen el privilegio de entrar al santuario, orar frente a este mihrab representa un momento de profunda conexión espiritual con el profeta y con la larga cadena de creyentes que, desde Ibrahim hasta nuestros días, han venerado este espacio sagrado.
Bab at-Tauba: la puerta del arrepentimiento
A la derecha de la entrada principal se localiza una puerta dorada denominada Bab at-Tauba (Puerta del Arrepentimiento). Este acceso conduce a las escaleras que ascienden hasta la azotea de la Kaaba.
El nombre de esta puerta no es casual: en la tradición islámica, representa un recordatorio de que el arrepentimiento sincero (tauba) constituye siempre una vía de retorno hacia Dios, independientemente de las transgresiones cometidas. La ubicación de esta puerta en el interior del santuario refuerza simbólicamente la centralidad del perdón divino en la fe musulmana.
El techo de la Kaaba
Aunque menos conocido que el interior, el techo de la Kaaba también posee características específicas. Durante los trabajos de mantenimiento, personal autorizado accede a esta superficie mediante las escaleras que parten de la Puerta del Arrepentimiento.
El techo ha sido renovado múltiples veces a lo largo de la historia, siempre manteniendo materiales de la más alta calidad disponibles en cada época. En la actualidad, cuenta con un sistema de drenaje que evita la acumulación de agua de lluvia, protegiendo la estructura de posibles filtraciones.
¿Por qué tan pocas personas pueden entrar?
La restricción de acceso al interior de la Kaaba responde a razones de preservación y respeto. El reducido espacio interno no permite acoger grupos grandes, y la apertura frecuente podría provocar deterioro en la estructura.
Históricamente, se permite la entrada dos veces al año para limpieza ceremonial, utilizando agua de zamzam mezclada con esencias aromáticas. Autoridades religiosas saudíes y dignatarios musulmanes de alto rango pueden acceder en ocasiones especiales, siempre bajo estrictos protocolos.
Nosotros consideramos que esta limitación, lejos de disminuir la importancia del santuario, refuerza su carácter sagrado. Para la inmensa mayoría de los musulmanes, la veneración de la Kaaba se expresa en el tawaf, la circunvalación ritual, más que en el acceso a su interior.
La piedra negra y su significado en la construcción
Ningún relato sobre la construcción de la Kaaba estaría completo sin mencionar al-Hajar al-Aswad (la Piedra Negra), el elemento más venerado del santuario después del edificio mismo.
Situada en la esquina oriental de la Kaaba, esta piedra de origen celestial según la tradición islámica marca el punto de inicio y finalización del tawaf. Los peregrinos que logran acercarse suficientemente la tocan o besan, emulando la práctica del profeta Muhammad.
La Piedra Negra ha sobrevivido a incendios, inundaciones y conflictos. En el siglo X, fue incluso sustraída temporalmente por un grupo disidente, solo para ser devuelta años después. Actualmente está fragmentada en varios pedazos unidos por un marco de plata, resultado de los diversos episodios traumáticos que ha experimentado a lo largo de los siglos.
Para los musulmanes, venerar la Piedra Negra no constituye idolatría, sino un acto de obediencia y recuerdo. El califa Omar ibn al-Jattab expresó claramente esta distinción cuando, al besarla, declaró: «Sé que eres solo una piedra, que ni dañas ni beneficias. Si no hubiera visto al Mensajero de Dios besarte, no te besaría.»
El kiswa: el manto negro que viste la Kaaba
Uno de los aspectos más reconocibles de la Kaaba es el kiswa, el elaborado manto negro bordado con inscripciones doradas que cubre sus paredes exteriores. Esta vestimenta no es meramente decorativa; representa una tradición que se remonta a tiempos preislámicos.
Cada año, durante la temporada del Hayy, el kiswa es renovado completamente. El antiguo manto se corta en piezas que se distribuyen entre dignatarios y autoridades como recuerdos benditos. La confección del nuevo kiswa requiere meses de trabajo artesanal por parte de especialistas que emplean seda negra de alta calidad y hilos de oro y plata para los bordados.
Las inscripciones que adornan el kiswa incluyen versículos coránicos cuidadosamente seleccionados, entre ellos fragmentos de las azoras al-Ijlas (La Pureza) y al-Fatiha (La Apertura). Nosotros hemos constatado que este trabajo representa una de las manifestaciones más refinadas del arte caligráfico islámico.
La Kaaba en el contexto del Hayy: el pilar del peregrinaje
Comprender la construcción de la Kaaba resulta inseparable de entender su función en el Hayy, la peregrinación que todo musulmán debe realizar al menos una vez en la vida si posee medios físicos y económicos para ello.
Durante el Hayy, millones de peregrinos confluyen en La Meca desde todos los rincones del planeta. El tawaf alrededor de la Kaaba constituye uno de los ritos centrales de esta peregrinación. Los fieles circundan el santuario siete veces en sentido antihorario, recitando invocaciones y súplicas.
Este ritual no representa adoración del edificio en sí, sino orientación hacia el Creador mediante un símbolo físico de unidad. Todos los musulmanes del mundo, independientemente de su origen étnico, clase social o nacionalidad, se vuelven hacia la Kaaba en sus oraciones diarias y se reúnen físicamente junto a ella durante el Hayy.
Nosotros hemos presenciado cómo este ritual de circunvalación crea momentos de profunda igualdad: el príncipe y el campesino, el erudito y el analfabeto, el joven y el anciano, todos visten las mismas prendas simples (ihram) y realizan idénticos movimientos, recordando que ante Dios solo cuenta la sinceridad del corazón.
Simbolismo arquitectónico: ¿por qué una forma cúbica?
La elección de una estructura cúbica para el primer templo monoteísta no parece casual. En la geometría sagrada presente en diversas tradiciones, el cubo representa solidez, estabilidad y los cuatro puntos cardinales que organizan el espacio terrestre.
Para los musulmanes, esta forma arquitectónica simboliza la firmeza de la fe monoteísta y la centralidad de Dios como principio organizador de la existencia. Las cuatro esquinas de la Kaaba apuntan aproximadamente hacia los puntos cardinales, sugiriendo que desde este centro espiritual se irradia luz hacia todas las direcciones del mundo.
Algunos eruditos han señalado también paralelismos entre la Kaaba terrestre y una estructura celestial mencionada en hadices, conocida como al-Bait al-Mamur (la Casa Frecuentada), situada en el séptimo cielo y circundada continuamente por ángeles. Esta correspondencia entre lo terreno y lo celestial refuerza la concepción islámica de que el universo material refleja realidades espirituales superiores.
La Kaaba y la qibla: orientando la oración musulmana
Una de las funciones más significativas de la Kaaba trasciende su existencia física: servir como qibla, la dirección hacia la cual se orientan todos los musulmanes durante sus oraciones.
Cinco veces al día, en momentos determinados por la posición del sol, los musulmanes interrumpen sus actividades para rezar. Independientemente de dónde se encuentren geográficamente, todos dirigen sus rostros hacia la Kaaba en La Meca. Esta práctica crea una red invisible de conexión espiritual que abarca el planeta entero.
Calcular la dirección exacta de la qibla desde cualquier punto del globo ha sido históricamente una cuestión que impulsó avances en astronomía, geometría y cartografía en el mundo islámico medieval. Hoy día, aplicaciones digitales facilitan este cálculo instantáneamente, pero el principio subyacente permanece inmutable: la Kaaba como centro espiritual unificador.
Mantenimiento contemporáneo: preservando el santuario para el futuro
En la actualidad, la autoridad saudí encargada de los asuntos de las dos mezquitas sagradas (La Meca y Medina) supervisa meticulosamente el mantenimiento de la Kaaba y su entorno.
Los trabajos incluyen:
Limpieza ceremonial del interior dos veces al año, utilizando agua de zamzam y esencias aromáticasInspección estructural periódica para detectar cualquier signo de desgaste o fisuraRenovación anual del kiswa con técnicas que combinan artesanía tradicional y control de calidad modernoMantenimiento de la Piedra Negra y su marco de plata protectorVigilancia constante de temperatura y humedad para prevenir daños materiales
Nosotros valoramos especialmente el equilibrio que las autoridades intentan mantener entre preservar las técnicas tradicionales de cuidado del santuario e incorporar tecnología moderna que garantice su conservación a largo plazo.
Ampliaciones de la Mezquita Sagrada: adaptándose al crecimiento del islam
Si bien la Kaaba misma permanece sin cambios estructurales desde hace siglos, la Mezquita Sagrada que la rodea (Masjid al-Haram) ha experimentado múltiples ampliaciones para acomodar el creciente número de peregrinos.
A lo largo del siglo XX y principios del XXI, sucesivas expansiones han multiplicado la capacidad de la mezquita desde decenas de miles hasta más de dos millones de fieles simultáneos. Estas obras incluyen la construcción de nuevos niveles, pasillos de circulación, sistemas de climatización y áreas de abluciones.
Cada ampliación plantea desafíos técnicos considerables: ¿cómo expandir la capacidad sin comprometer la experiencia espiritual? ¿Cómo facilitar la circulación de millones de personas manteniendo la seguridad? ¿Cómo modernizar las instalaciones respetando la estética y la reverencia tradicional del espacio?
Las respuestas a estas preguntas han requerido colaboración entre ingenieros, arquitectos, autoridades religiosas y expertos en gestión de multitudes, produciendo soluciones que intentan honrar tanto la herencia histórica como las necesidades contemporáneas.
Conclusión: un edificio pequeño con significado inmenso
La construcción de la Kaaba y sus sucesivas reconstrucciones reflejan más de cuatro mil años de historia humana y espiritual. Desde su edificación original por el profeta Ibrahim hasta las renovaciones contemporáneas, este santuario ha permanecido como símbolo inquebrantable del monoteísmo.
Su interior modesto, sus dimensiones contenidas y su arquitectura austera contrastan deliberadamente con la monumentalidad de muchos edificios religiosos. Esta sencillez formal comunica un mensaje profundo: no es la grandeza material lo que importa, sino la sinceridad de la adoración.
Para nosotros, documentar la historia de la Kaaba significa también reflexionar sobre cómo un espacio físico puede convertirse en catalizador de unidad para más de mil ochocientos millones de personas. En una época de fragmentación y división, la Kaaba permanece como recordatorio de que compartir una orientación común, literal y metafóricamente, constituye fundamento esencial para la cohesión comunitaria.
Cada año, durante el Hayy, la Kaaba vuelve a demostrar su poder convocante: multitudes de todos los continentes, hablando centenares de idiomas, se reúnen en torno a este edificio cúbico para cumplir una prescripción religiosa que trasciende todas las diferencias humanas. Este milagro de unidad en la diversidad representa quizás el legado más valioso de la construcción emprendida por Ibrahim hace milenios.
Preguntas frecuentes sobre la Kaaba¿Qué hay dentro de la Kaaba exactamente?
El interior de la Kaaba contiene tres columnas que sostienen el techo, cada una nombrada según un ángel principal (Yibril, Mikail e Israfil). También encontramos lámparas de iluminación, una mesa de incienso de madera con cajones para aceite y accesorios, losas de piedra extremadamente duras en el suelo, un mihrab rojizo que marca donde rezó el profeta Muhammad, placas conmemorativas en las paredes con nombres de gobernantes, y la Bab at-Tauba (Puerta del Arrepentimiento) que da acceso a las escaleras hacia el techo.
¿Quién construyó la Kaaba originalmente?
Según las fuentes islámicas y el Corán, la Kaaba fue construida por el profeta Ibrahim (Abraham) junto a su hijo Ismail, siguiendo la orden divina. Dios les indicó el lugar exacto mediante un viento o una nube, y ambos levantaron los muros del primer templo dedicado al monoteísmo. Durante esta construcción establecieron la Piedra Negra en una de las esquinas del edificio.
¿Cuántas veces ha sido reconstruida la Kaaba a lo largo de la historia?
La Kaaba ha sido reconstruida completamente al menos cuatro veces desde su edificación original: por el Quraish quince años antes de la revelación al profeta Muhammad debido a una inundación; por Abdullah ibn al-Zubair tras daños en conflictos militares; una cuarta reconstrucción después de la muerte de Ibn al-Zubair por orden del califa Abd al-Malik; y desde entonces se mantiene la misma estructura con trabajos de mantenimiento y restauración, pero sin cambios arquitectónicos sustanciales.
¿Por qué tan pocas personas pueden entrar dentro de la Kaaba?
El acceso al interior de la Kaaba está restringido por razones de preservación y respeto. El espacio interno es muy reducido (13 x 9 metros) y no permite acoger grupos grandes. Se abre solo dos veces al año para limpieza ceremonial, y únicamente autoridades religiosas saudíes y dignatarios musulmanes de alto rango pueden acceder en ocasiones especiales bajo estrictos protocolos. Esta limitación refuerza su carácter sagrado y evita el deterioro de la estructura.
¿Cuáles son las dimensiones actuales de la Kaaba?
En la actualidad, la Kaaba tiene una altura de 12,05 metros, un área interna de 13 x 9 metros, y sus muros tienen un grosor de 1 metro. El piso dentro de la Kaaba está elevado 2,2 metros por encima del nivel donde se realiza el tawaf (circunvalación ritual). Estas dimensiones modestas contrastan con su inmensa importancia espiritual para más de mil ochocientos millones de musulmanes en todo el mundo.
¿Qué es el kiswa y con qué frecuencia se cambia?
El kiswa es el elaborado manto negro bordado con inscripciones doradas que cubre las paredes exteriores de la Kaaba. Se renueva completamente cada año durante la temporada del Hayy. El antiguo kiswa se corta en piezas que se distribuyen como recuerdos benditos. La confección del nuevo kiswa requiere meses de trabajo artesanal especializado, utilizando seda negra de alta calidad y hilos de oro y plata para bordar versículos coránicos seleccionados.
¿Qué es la Piedra Negra y dónde está ubicada en la Kaaba?
La Piedra Negra (al-Hajar al-Aswad) es el elemento más venerado de la Kaaba después del edificio mismo. Está situada en la esquina oriental del santuario y marca el punto de inicio y finalización del tawaf. Según la tradición islámica tiene origen celestial. Actualmente está fragmentada en varios pedazos unidos por un marco de plata, resultado de incendios, inundaciones y conflictos que ha sobrevivido a lo largo de los siglos. Los peregrinos que logran acercarse la tocan o besan siguiendo la práctica del profeta Muhammad.
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