Carlos Osoro: "Estoy a muerte con el Papa Francisco"

"Hay otras acciones antes de una intervención armada en Siria: lo último es la matanza indiscriminada"

Por José Manuel Vidal/Jesús Bastante

No es frecuente que el arzobispo de Madrid abra las puertas de su casa, de par en par, a dos periodistas, y que comparta con ellos toda una tarde de conversación. Pero Carlos Osoro tiene la extraña capacidad de hacerte sentir como en casa. La conversación tiene lugar el 20 de noviembre, apenas concluida la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal.

La sede del Arzobispado de Madrid es, sin lugar a dudas, imponente. Un lugar en el que un hombre solo puede sentir miedo y soledad. "Aquí me pierdo. Antes cerraba con llave cuando llegaba a las tantas de alguna visita", y es que al prelado no le gusta vivir alejado de la gente. Tal vez por ello Osoro ha dividido las estancias para que puedan acoger a obispos de otros países que vengan de visita a la capital de España y que, hasta la fecha, no tenían un lugar para alojarse. Poco a poco, el palacio ha logrado convertirse en un lugar acogedor, familiar, poblado de fotografías y recuerdos de toda una vida, desde su Castañeda natal hasta la acreditación como participante en el último Sínodo sobre la Familia. Santander, Ourense, Oviedo, Valencia... y ahora Madrid jalonan la biografía de Carlos Osoro.

Un año después de su llegada a Madrid, Osoro ya se ha hecho con las riendas de una diócesis difícil y complicada. La sombra delcardenal Rouco se nota hasta en las escaleras del palacio, en el pequeño jardín medio abandonado que el arzobispo quiere llenar de árboles -"y poner peces en la fuente"-, en la capilla donde Osoro se ha traído un pequeño crucifijo que le acompaña desde hace décadas, y donde cada noche, después de rezar -y de leer, ahora a Santa Teresa- deja el anillo episcopal.

En estas líneas recogemos la entrevista posterior con el arzobispo de Madrid, en su despacho, junto a una imagen de la Virgen de la Almudena y un retrato con el Papa Francisco. No en vano, Osoro es, sin lugar a dudas, el hombre de Bergoglio en España, como demuestra su nombramiento para Madrid y, más recientemente, a la secretaría general del Sínodo de Obispos. Y también ofrecemos las sensaciones de un hombre, amigo de sus amigos, que quiere ser obispo para todos y ejercer, como buen pontífice, de mediador para la resolución de conflictos que hoy sacuden la Iglesia y la sociedad madrileñas (y españolas). Y con un saludo y abrazo final a los lectores de Religión Digital. Un abrazo y muchas gracias, don Carlos, por la parte que nos toca.

Lo primero, buenas tardes y gracias por acogernos Don Carlos

Gracias a vosotros, siempre.

(RD) Vamos empezando entonces por los temas de actualidad, si le parece. ¿Los atentados de París y de Mali, pueden crear en la gente una conciencia anti-musulmana, anti-religiosa, anti-Islám?

Pueden crearlo, sí. Porque a veces no somos capaces de ver toda la pantalla de la película que desarrolla en este mundo. Entonces, es fácil echar las culpas a determinados grupos. En este caso es verdad que son musulmanes, con una radicalización extrema, que utiliza la fuerza que habría que utilizar para dar vida, para entregar la muerte. Pero no todos son así.

Pero estamos viendo a través de los medios de comunicación social, como también hay grupos que se están expresando y que son musulmanes, de otra manera totalmente distinta, que buscan la paz y la reconciliación. 

Yo pienso que sería muy grave que identificásemos a un grupo determinado, que mata y hiere en lo más profundo la historia de la humanidad, con otros muchísimos con los que hay diálogo, y también quieren un dios que es misericordioso, que nos cuida, que nos ama y nos da la vida. ¿Esto es común a las grandes religiones? Así lo afirmé en el funeral de la Almudena por las víctimas de París.

(RD) Uno de los problemas que surgen cuando se habla de esta masacre, es que automáticamente nos vamos a las fronteras de Europa donde hay miles de refugiados, muchos de ellos provenientes de Siria esperando poder entrar en Europa. Algunos están ya comentando que esta masacre de París y las otras de ISIS, pueda llevar a que no se quiera acoger a estos refugiados. ¿Qué hacer ante esta situación?

Defender la razón. El que estas situaciones nos provoquen odio y ruptura e incapacidad para crear la cultura del encuentro es lo más grave que puede suceder. Es decir, el terrorismo crea precisamente esto, por eso hay que desecharlo. Tenemos que abrir nuestro corazón y descubrir que está hecho para acoger, no para dispersar ni eliminar a los demás, y quienes tienen necesidad de ser acogidos porque no pueden vivir en la tierra donde les gustaría. El que haya personas entre ellos que se infiltren y engañen, no significa que sean todos así. 

Yo creo que sería terrible, incluso para la construcción de la paz y de la fraternidad universal y de todos los hombres, que esto nos hiciese desechar a los que necesitan que los acojamos.

¿Sería usted partidario de una intervención armada en Siria contra el ISIS?

Yo creo que puede haber otras intervenciones antes de una intervención armada, de distinto calado. Que pueden hacerse posible cuando se unen todas las naciones.

¿Cree que eso sería lo último?

Lo último siempre es la matanza indiscriminada, porque sería eso. Primero, no tenemos que matar a nadie. Y segundo, podemos matar a alguien que no tiene culpa de nada. Por eso pienso que hay que buscar todas las posibilidades para que lo último sea la guerra de armas, la destrucción masiva de ciudades donde puede morir mucha gente que no tiene culpa de nada.

Y denunciar como ha hecho el papa, a los que ganan dinero con las guerras, a los traficantes de armas.

Es que es así. Todo esto trae negocio, y a veces, en la suciedad los negocios son más grandes, y en la oscuridad, los negocios son mucho más enormes. Eso hay que eliminarlo. Y si estamos dispuestos a buscar la paz, tenemos que liquidar todo negocio que sea a costa de la vida de los hombres. Es más, si sabemos de dónde viene y cómo viene, decirlo. Sacar a la luz las malas mañas que puede haber entre gente que quiere hacer dinero a costa incluso de la muerte.

Los gobiernos en este momento están dando un paso hacia atrás, en la acogida a los refugiados, colocándolos en las fronteras. ¿La Iglesia estaría dispuesta a dar un paso adelante y hacer lo que les pidió el Papa de acoger en cada parroquia a una familia, por ejemplo?

Los gobiernos tienen obligación de saber quién va entrando, por seguridad de todos. Pero la Iglesia siempre estará dispuesta a acoger a los que vienen. Con esta obligación que tienen los gobiernos de no meter las armas también dentro de nosotros. Pero eso no debe de impedir la agilización de los que tienen que venir.

El drama de los refugiados en las fronteras de Europa está tapando a los "refugiados económicos", que a veces están en las mismas condiciones ¿Tampoco les acogemos como deberíamos?

Con esto de los refugiados podemos descuidar a mucha gente que ya está aquí y que lo está pasando mal. No podemos olvidar esto. Se puede tapar gente que tendría que venir por necesidades económicas y a la que debemos abrir las puertas. Y a la que ya tenemos y que no podemos descuidar. Esto ya lo dije en el primer encuentro que tuve con la mesa de acogida cuando se sabía que iban a venir refugiados. Y que tenemos que seguir acompañándoles y dándoles la ayuda que necesita cualquier ser humano cuando viene a un lugar, que es otra cultura, otra lengua. Porque no solamente es una necesidad económica, sino del cariño que todos necesitamos para poder sustentarnos y crecer. Casi es más importante que a veces el comer. Es necesario y debe de ir al tiempo.

Emigrantes y refugiados son algunos de los temas que serán importantes en las inminentes elecciones generales. También está el tema de Cataluña. Ahí nos estamos jugando el futuro como país. Los obispos españoles, al menos en esta plenaria, han decido que no va a haber una nota de criterios de voto: ¿Cómo plantea Carlos Osoro este horizonte electoral?

Primero, como pastor, quiero mirar absolutamente a todos los que el Señor ha puesto a mi lado, de todas las condiciones. Los que creen por supuesto, saben que tienen un padre. Y los que no creen, quisiera que supieran que tienen una persona dispuesta a dialogar con todos. Sin embargo la gente tiene una adultez suficiente para saber lo que tiene que hacer en estas elecciones. Yo no les tengo que decir por dónde tienen que ir. 

Sí les tengo que decir del respeto absoluto a la persona, del poner en el centro al ser humano, el volver a recrear ese cuadro que pintó tan maravillosamente Dios, cuando hizo la Creación. Hizo todas las cosas y al final creó al hombre y a la mujer, los puso en el centro y todo al servicio de esta persona o de los hombres. Todo aquél que respete la dignidad y las dimensiones de la persona, que son muchas, y entre ellas la transcendente, que la respete y que la reconozca. Estos son grupos a los cuales un cristiano tiene que mirar. Y siempre en conciencia, el que más lo respeta, es en el que se fija. Pues que haga la votación que él crea.

Es importante esto: poner en el centro a la persona. Lo que es el ser humano, con dimensión esencial que trasciende a sí mismo. Hay que buscar siempre esto. 

¿Y usted tiene el voto decidido?

No he pensado todavía, pero voy a ir a votar, claro

Está escenificando eso de que la Iglesia es de todos y de que usted quiere ser padre de todos. Por ejemplo con Manuela Carmena, que es una mujer de Podemos y que sin embargo ha estado en la Almudena y se lleva muy bien con usted, hablan bondades uno del otro.

No puedo decir más que lo que he visto y he conversado. Con toda sinceridad. Ella misma ha manifestado en su ofrenda el respeto por todos. Por los que creemos, y el reconocimiento también de lo que podemos aportar los creyentes. Y el de aquéllos que por las circunstancias que sea no creen, pero que sin embargo todos juntos podemos construir algo, que es de lo que se trata.

¿Tiene miedo, o cierto respeto a que pudiera haber un gobierno de izquierdas que revise los acuerdos?

Yo no tengo miedo a nada. Un poco de respeto tengo a Dios, por si me llama y no tengo las maletas bien dispuestas. Me preocupa si hay un intento de no respetar lo que es la verdadera ecología del ser humano, donde está el respeto a sus ideas, a sus creencias y a sus relaciones. A poder elegir unas pertenencias determinadas.

Revisar los acuerdos Iglesia-Estado, ¿sería no respetar eso'

Yo diría que sí si se habla de romper absolutamente con una institución que está reconocida legítimamente como es la Iglesia, que de hecho aporta un bien a esta humanidad. Me parece que si supone relegarla y reducirla al ámbito de la interioridad de cada uno, creo que sería grave. Creo que "el respeto a", en reconocer a todas las instituciones, entre ellas la Iglesia.

La Iglesia cumple también una función social?

Naturalmente, si no, qué hubiese sido de España en estos años de crisis sin la presencia de la Iglesia. Y no solamente de Cáritas, sino de todas las instituciones de la Iglesia. Sin la cercanía de las personas. Habrá algunas cosas que tendremos que cambiar, por supuesto, revisar las cosas, que nunca son definitivas. Pero no se puede eliminar así como así. 

¿Hemos salido de esa crisis definitivamente?

Nos falta, porque los más pobres todavía no ven esa salida, y eso me preocupa. Quizá en niveles más altos se ha visto que estamos saliendo y eso es muy importante, también incluso para los que están padeciendo lo peor. Pero ojalá que llegue pronto para los que más están sufriendo las consecuencias de la crisis, que son los que más necesitan.

Si hablamos de lo más reciente en España, Cataluña. ¿Le preocupa la ruptura? ¿Qué opinión le merece lo que está sucediendo?

Yo no tengo una opinión. Respeto absolutamente todos los trabajos que han hecho los gobiernos de Cataluña, y su posicionamiento neutral. Han dicho lo que tenían que decir, pero sin involucrarse en cosas que tiene que decir un pueblo. A mi me parece que lo que ha dicho el actual Arzobispo electo de Barcelona, es lo que tiene que hacer la Iglesia. Va como pastor, como tal llama a la unidad, quiere que haya fraternidad. Busca lo mejor para todos e invita a esa búsqueda. Busca que se beba de aquellas fuentes que nos han hecho cosas importantes a todos nosotros y a toda la historia. Pero nada más. La decisión política es otra cosa distinta.

¿Podría ser que se siguiese manteniendo la unidad de España?

Personalmente me gustaría. Siempre, es bueno. En el Evangelio, y no es que quiera comparar esto, se nos pide que estemos unidos. Que mantengamos la unidad y que nos queramos. Que nos ayudemos. Es más fácil ayudarnos cuando estamos juntos y sentados a la misma mesa. Aunque haya opiniones muy distintas.

¿Monseñor Omella lo tiene fácil? ¿Puede hacer ese servicio de puente?

Tiene la capacidad suficiente para ser un gran pastor. Es un buen amigo, pero creo que tiene una capacidad especial para saber poner a las personas mirando aquello que tienen que mirar. Para lograr ser siempre más humanos, más personas, más constructores de la comunión y la fraternidad entre los hombres. Con capacidad creativa. Dios le ha dado unas cualidades que van a venir bien para toda Cataluña y para todo el pueblo de Dios que a él se la encomendado. 

Ha vuelto usted recientemente de participar en el sínodo de la familia, con un nombramiento. El Papa le ha nombrado para la Secretaría General del sínodo. ¿Cuáles han sido sus sensaciones durante el sínodo?

He percibido, primero, una dimensión de lo que es la Iglesia viva, real. Allí había obispos de todas las partes del mundo, de todas las razas, y de todas las culturas unidos en una misma fe y buscando salir al camino real que tienen hoy los hombres. En concreto el tema de la familia. Viendo las situaciones también que están aconteciendo en ese camino y que están dificultando la construcción y la realización de la familia. Eso por una parte. 

En segundo lugar, he sentido una experiencia de fraternidad tremenda. de querer ayudarnos unos a otros, y de buscar, en tercer lugar, la verdad de la familia. En querer poner todos los medios necesarios para hacer ver que la estructura fundamental de la vida sigue siendo la familia, como lo ha sido en todas las culturas y en todas las épocas. Y que la familia cristiana tiene una belleza especial y singular. He afirmado que es la escuela de bellas artes más hermosa que existe y la de más prestigio. Porque en esa escuela hemos aprendido todos a amar, a querer, a servir y a despertarnos. A poner en primer lugar al que más lo necesitaba. A ayudarnos unos a otros. 

Creo que ha habido acontecimientos en la familia que a todos nos hace pensar que la necesitamos. En el fondo de nuestra vida está un "nosotros" un querer vivir juntos. Y donde mejor lo podemos hacer es en la familia. En esos que nos engendran y nos traen a este mundo. Que nos enseñan lo mejor que tienen y que nos han cuidado y nos han respetado. Qué bonito es ver que en una familia podemos sentarnos personas que somos de la misma sangre, pero diferentes a veces en formas de ser y de pensar, y que todo se respeta. Yo creo que la familia es algo excepcional. Todo eso lo he experimentado en el sínodo. Ver cómo se iba buscando la verdad de la familia. Teniendo como trasfondo, y esto es importante, a la familia de Nazaret, en la que uno aprende las cosas más grandes que un ser humano puede tener.

Habla de la unidad, pero ha habido dos frentes. Dos posturas enfrentadas en los temas más polémicos, que además, al final han sido los que menos apoyos han recibido.

Yo no diría que ha habido enfrentamiento. El hecho de que haya opiniones con respecto a la pedagogía o al modo en que tenemos que actuar en la vida, no es enfrentamiento. Es legítimo en cualquier sitio. Ha habido mucha unidad, menos en ciertos aspectos que quizá tienen una delicadeza especial, que es donde se ha manifestado esa división de opiniones. Pero de verdad que yo he experimentado que todo el mundo buscaba lo mejor. El que se haya abierto un camino de misericordia o de amor a tanta gente que está sufriendo, pienso que ha sido muy bello, por lo menos para mí.

 

¿Los obispos españoles están a muerte con el Papa?

Yo hablo de mí. Estoy a muerte. Pero estaba a muerte con Juan Pablo II, que me nombró obispo. Con Benedicto XVI y con el Papa actual. Es verdad que la teología pastoral profunda de Francisco la he experimentado como una gracia de Dios en mi vida. Porque antes, yo he explicado estas teologías también y me ha agradado verme confirmado por el sucesor de Pedro. Estoy entusiasmado. Creo que a los demás les pasará algo parecido, pero no puedo decirlo porque no estoy dentro de ellos.

Un año en Madrid. ¿Qué ha descubierto de los madrileños? ¿Qué plan hay para Madrid en los próximos años? ¿Cuáles son sus ejes como obispo de la capital de España?

Primero, he descubierto una Iglesia y un territorio donde tengo que hacer la misión, muy rico, muy plural y muy diverso. En situaciones diferentes. Aquí se hace presente de alguna manera toda la realidad de España. Están las grandes empresas, las grandes riquezas y las grandes pobrezas. Está todo, ¿no? Uno tiene repensar cómo ha de ser la pastoral de una gran ciudad. 

He diseñado un plan de evangelización que es el que nos va a llevar después a tomar decisiones pastorales. Este plan está repartido en tres años. Cada año va a tener sus propias decisiones. En este momento lo estamos presentando a todas las vicarías y es un plan que fundamentalmente responde a llevar adelante la Evangelii gaudium del Papa Francisco. 

Cada año como digo va a tener sus propias decisiones pastorales. Yo haré un consejo ampliado en el que entran los vicarios, el equipo del consejo episcopal, los arciprestes, el consejo de pastoral la confer del centro. Cuando recibamos todas las apreciaciones, se van a estudiar. Por ejemplo, este año es la conversión pastoral. La gente nos va a decir en qué nos tenemos que convertir. Una conversión pastoral que exige también la conversión nuestra personal, pero que nos exime de una presencia diferente entre los hombres. Nos lo están pidiendo. Es lo que nos pedía el Papa también. Ahí vamos a tomar unas decisiones. Y así sucesivamente.

Creo que se pone en movimiento la Iglesia a través de grupos, que van a hacer la lex divina a través de temas que van a trabajar y que tienen una duración de tres sesiones. También se puede hacer en fin de semana, la gente se puede retirar a pensar en esos temas. En la parroquia, en el colegio o en la institución que fuere de la Iglesia. Esto lo recogen después los arciprestes y los vicarios. Haremos un documento base que será el que se dispute y se trabaje en el Consejo de Pastoral Ampliado. Y como máximo en julio, tomaremos las decisiones que se haya que tomar. Entre todos. Esto responde también también a la idea de sinodalidad de la que nos ha hablado el Papa. En la que tenemos que poner a la Iglesia. 

El espíritu santo está en todos los miembros de la Iglesia, no sólo en el Arzobispo. Por tanto yo he de escuchar y valorar lo que todos los grupos han trabajado y reflexionado sobre los temas que se proponen. Es un plan del que estoy muy contento en cómo se está haciendo. Y sobretodo de la recepción que va teniendo en las vicarías. Asisten a ellas fundamentalmente los que se van encargar de los grupos y de llevarlo a cabo. Hay toda una dinámica que hay que saber hacer. 

Además del plan pastoral ¿Se siente querido en Madrid, quiere ya a Madrid?

Os diría que en general, no me cuesta querer a la gente. Y uno la quiere en la medida en que se entrega a la gente, que es el termómetro para medirlo. Es el termómetro que nos puso nuestro Señor Jesucristo. Desde que estoy en Madrid no tengo tiempo más que para estar con la gente de Madrid, en las parroquias, recibiendo gente. Pero de lunes a domingo. Esto me indica que voy queriendo a la gente y que me voy entregando. He abandonado otros lugares que quería y que significaban mucho para mí. Esto no lo he hecho sólo en Madrid, ha sido mi postura en todos los lugares donde he estado. Orense, Oviedo, la archidiócesis de Valencia, incluso sin ser obispo, durante los 20 años en Santander, mi diócesis de origen y de director del seminario.

Esto me hace feliz, no sé hacer otra cosa que ir regalando mi vida, en la cual regalo también mis pobrezas, de las soy consciente. Como te entregas, la gente te lo sabe disculpar. Ese ser así, me ayuda a querer a la gente. Me siento en casa y feliz, con trabajo y con una alegría grande de dar a conocer a nuestro Señor. Experimento en mi vida que en la medida que me entrego, tengo mucha más necesidad de conocer más y mejor a Jesucristo. De tener un encuentro con Él. De hacer posible que su palabra antes de yo hablar de ella, entre y pase por mi vida y sea ese tamiz, su resultado, de lo que hable y lo que entregue. Que no sea una palabra teórica, sino que la pueda escribir con mi propia sangre. Que no es fácil, pero es bueno para uno mismo porque la vara penetra, te cambia y te ayuda a hacerla presente en los demás.

Y para terminar, ¿podría a saludar a nuestros lectores de Religión Digital? Porque también es su obispo

Primero daros la gracias a vosotros por poder tener esta conversación abierta y sincera. Y sé que puede haber gente que lea esto y que a lo mejor no entienda. Me irá entendiendo, sabiendo que hasta ahora no tengo nada que esconder, y puedo decir lo que sé y lo que tengo, que es lo que doy. Supongo que estarán de acuerdo en que pueda regalar esto a quien me pregunte. En este caso sois vosotros. A algunos los conozco hace mucho tiempo y con otros además hay una vinculación de familiares conocidos aquí.

Así que muchísimas gracias a vosotros y felicidades a toda la gente. Yo les invito a todos a que abramos las puertas a nuestro Señor. Un poquito, no sé si seremos capaces de abrirlas enteras porque entra de lleno. Pero que las abramos. Abrírselas a Él, nos capacita para abrírselas a los demás. Hoy es necesario abrir las puertas a todos los hombres. Sin excepción. Los estamos viendo: este mundo nuestro necesita que nos encontremos. Que estemos juntos, hablemos y nos miremos. Aquella mirada de Jesús en en Evangelio: "Y se quedó mirando" Y parece que la mirada les cambiaba el corazón. Que nos miremos. Y cuando nos respetamos podemos decir lo que creemos. Y se puede decir, creo en Jesucristo nuestro Señor. Como digo yo ahora para vosotros. 

Algunos titulares de la entrevista: 

Manuela Carmena: "No puedo decir más que lo que he visto y he conversado. Con toda sinceridad. Ella misma ha manifestado en su ofrenda el respeto por todos"

Refugiados: "Tenemos que abrir nuestro corazón y descubrir que está hecho para acoger, no para dispersar ni eliminar a los demás"

Ataques yihadistas: "Yo pienso que sería muy grave que identificásemos a un grupo determinado, que mata y hiere en lo más profundo la historia de la humanidad, con otros muchísimos con los que hay diálogo"

Sínodo de la Familia: "El que se haya abierto un camino de misericordia o de amor a tanta gente que está sufriendo, pienso que ha sido muy bello, por lo menos para mí"

Unidad de España: "En el Evangelio se nos pide que estemos unidos. Que mantengamos la unidad y que nos queramos. Que nos ayudemos"

Papa Francisco: "Estoy entusiasmado con él"

Sinodalidad: "El espíritu santo está en todos los miembros de la Iglesia, no sólo en el Arzobispo"

Ser obispo: "Esto me hace feliz, no sé hacer otra cosa que ir regalando mi vida, en la cual regalo también mis pobrezas, de las soy consciente"

Sobre el futuro: "Yo no tengo miedo a nada. Un poco de respeto tengo a Dios, por si me llama y no tengo las maletas bien dispuestas"

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