El Calir repudia ataques contra templos y lugares sagrados

El Calir repudia ataques contra templos y lugares sagrados

El Consejo Argentino para la Libertad Religiosa reclamó medidas para prevenir nuevos ataques a lugares de culto, a fin de que "se naturalice esta forma desviada e inaceptable de acción política".

 

El Consejo Argentino para la Libertad Religiosa expresó su repudio a los ataques recientes a lugares de culto y cuestionó que permanezca "impune" la profanación de una parroquia de El Bolsón.

"Estos episodios, que lamentablemente se multiplican en la Argentina ante la pasividad de las autoridades, no constituyen un uso legítimo de la libertad de expresión: son delitos, y son actos que hieren los sentimientos religiosos no sólo de las comunidades directamente agredidas sino los de todos", advirtió.

"Cuando una iglesia, una sinagoga, una mezquita o cualquier lugar de culto es atacado, dañado o menoscabado sufrimos todos los creyentes, y todas las personas de bien que aspiramos a una sana convivencia en nuestro país", sostuvo.

El Calir reclamó "una actitud enérgica de las autoridades de todos los niveles para impedir que se instale y naturalice esta forma desviada e inaceptable de acción política".

"No es el momento de sancionar normas penales que castiguen más severamente estos actos vandálicos",  y subrayó: "Condenamos toda violencia, provenga de donde provenga".

Firman el comunicado Raúl Scialabba, presidente, y Juan Navarro Floria, vicepresidente.

Texto del comunicado

El sábado 28 de noviembre la catedral católica de Moreno fue atacada y ensuciada con pintura verde que identifica a los promotores del aborto irrestricto.

Días antes, una de las iglesias evangélicas más antiguas de Córdoba, la Iglesia Cristiana Evangélica, también fue atacada.

Hace tres semanas una parroquia católica de El Bolsón (Río Negro) fue salvajemente profanada por quienes se declararon mapuches, que destruyeron imágenes, rompieron objetos, privaron de la libertad y amenazaron a un sacerdote y profanaron la eucaristía.

 

Este gravísimo episodio permanece impune, y no ha merecido el necesario y claro repudio por parte del Gobierno.

Estos episodios, que lamentablemente se multiplican en la Argentina ante la pasividad de las autoridades, no constituyen un uso legítimo de la libertad de expresión: son delitos, y son actos que hieren los sentimientos religiosos no sólo de las comunidades directamente agredidas sino los de todos.

Cuando una iglesia, una sinagoga, una mezquita o cualquier lugar de culto es atacado, dañado o menoscabado sufrimos todos los creyentes, y todas las personas de bien que aspiramos a una sana convivencia en nuestro país.

No se puede aceptar esta conducta intolerante que no expresa más que el odio religioso, que la Nación se ha comprometido a combatir y sancionar.

Reclamamos una actitud enérgica de las autoridades de todos los niveles para impedir que se instale y naturalice esta forma desviada e inaceptable de acción política.

Nos preguntamos si no es el momento de sancionar normas penales que castiguen más severamente estos actos vandálicos.

Y condenamos toda violencia, provenga de donde provenga.

Hacemos llegar a las comunidades agredidas nuestra solidaridad y cercanía e invitamos a todos los creyentes a orar, cada cual según su propia tradición religiosa, por la conversión de los intolerantes y los violentos y el perdón de Dios a quienes no respetan los lugares en los que de una u otra forma se le rinde culto.

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