"¡La esperanza es nuestro coraje!”. Lo escriben los obispos brasileños, reunidos en Aparecida para su 60ª Asamblea general en su tradicional mensaje al pueblo, pidiendo garantizar lo que los une: el país, su gente y la creación
“Pedimos a toda la sociedad brasileña que construya un proyecto de reconciliación y pacificación más amplio, basado en un diálogo franco y abierto, que nos permita superar lo que nos distancia, con el fin de garantizar lo que nos une: el país, su gente y la creación”
Esta es la invitación lanzada por los obispos brasileños, reunidos en Aparecida para su 60ª Asamblea general en su tradicional mensaje al pueblo brasileño firmado en el pasado 28 de abril, tal como informa la Agencia Fides.
Compromiso incondicional con la defensa integral de la vida
Los obispos subrayan el ambiente de comunión vivido durante estos días, afirmando: "Quien nos une es Cristo". Y reafirman su compromiso "radical e incondicional" con la defensa integral de la vida que se manifiesta en cada ser humano y en toda la creación. Todo ello en un momento marcado por grandes desafíos:
“Nuestras comunidades están respondiendo, con solidaridad fraterna, a las consecuencias de las tragedias socio-ambientales; con el compromiso de los ciudadanos en defensa de la democracia y, con responsabilidad social, al drama del hambre que nos aflige. Con alegría, reconocemos, éste es el testimonio auténtico y eficaz que el mundo necesita, a la luz de la Palabra de Dios”
Razones por las que la sociedad sufre
Entre las razones por las que la sociedad sufre, en el mensaje se menciona el azote de la guerra en suelo ucraniano y en otras partes del mundo. También se citan otras lacras, que debilitan el tejido social y deterioran las relaciones humanas: el autoritarismo, la polarización, la desinformación, las desigualdades estructurales, el racismo, los prejuicios, la corrupción, la banalización del mal y de la vida, las enfermedades, la dependencia de las drogas, el tráfico de estupefacientes y de personas, el analfabetismo, la emigración forzosa, los jóvenes con escasas oportunidades, la violencia en todas sus dimensiones, el feminicidio, la precariedad laboral y de ingresos, los ataques desmedidos a la "casa común", los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales, la minería depredadora...
La tragedia criminal ocurrida con el pueblo Yanomami
Mientras entre los frutos de la cultura generalizada de insensibilidad, indiferencia y desprecio hacia los más pobres y abandonados, los obispos citan "la tragedia criminal ocurrida con el pueblo Yanomami".
Aunque reconocen la llegada de algunos líderes del movimiento indígena a puestos de decisión en los gobiernos federal y estatales, advierten que esta presencia "no es sólo figurativa", sino que "hay una inmensa necesidad de adoptar medidas y acciones concretas en defensa de estos pueblos”.
“No podemos seguir aceptando el abandono de los pueblos originarios en nuestra historia”
Modelo económico cruel, injusto y desigual
En el mensaje se afirma que todos estos problemas se derivan de la elección de "un modelo económico cruel, injusto y desigual", en el que la palabra "mercado" representa un sistema financiero y económico "que lleva a cabo acciones sin escrúpulos, destruye la vida, hace que las políticas públicas sean precarias, especialmente la educación y la salud, adopta tasas de interés excesivas que amplían la brecha social, afecta a la cadena de producción y reduce el consumo de bienes necesarios para la mayoría de los brasileños".
Saludo a los trabajadores
Además, los obispos dirigen un saludo a los trabajadores, recordándoles que las promesas de crecimiento económico, de creación de empleo, de mejores condiciones de trabajo, de aumento de los ingresos, de reducción de la carga de trabajo, de posibilidad de más tiempo para el descanso y de convivencia social están aún pendientes de resolución. De hecho denuncian:
“La creciente informalidad de las relaciones laborales reduce la seguridad social e impide el acceso a lo mínimo para la supervivencia. El trabajo en condiciones de esclavitud, presente en todo el país, es un flagelo social que debe ser combatido enérgicamente por los poderes constituidos y por la sociedad en su conjunto”
Junto al Papa Francisco
Ante estos tiempos difíciles, los obispos llaman a todos los componentes de la sociedad a apoyarse mutuamente, según sus competencias, por el bien del país, y citando al Papa Francisco, subrayan la necesidad de crear un "espacio de corresponsabilidad capaz de iniciar y generar nuevos procesos y transformaciones" (Fratelli tutti, 77).
“El punto de partida de esta construcción se encuentra en las familias, las comunidades, las relaciones sociales, profesionales, eclesiales y políticas, a través de la amistad social que promueve una cultura del encuentro”
Por último, invitando a los fieles a rezar por la realización de este proyecto, para invocar de Dios el fin de las guerras, de los conflictos y de la violencia, los obispos concluyen reafirmando su "profunda confianza en el pueblo brasileño" y concluyen:
“No tenemos miedo. ¡La esperanza es nuestro coraje! Seamos sembradores de cambio, de solidaridad y de vida”
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