Brasil | La Iglesia brasileña ya celebra al padre Cícero como futuro santo

Diez años después, Francisco reconcilia al religioso con Roma

Una de las tradiciones de Juazeiro do Norte es celebrar misa el día 20 de cada mes en la explanada de la Capilla del Socorro, en memoria del Padre Cícero, pues es en este lugar donde él está enterrado, recordando así la fecha de su fallecimiento, el 20 de julio de 1934.

La misa de este 20 de diciembre podríamos decir que ha sido un momento histórico, pues es la primera vez en que esta tradición se realiza con el Padre Cícero Romão Batista reconciliado con la Iglesia Católica, ya que murió suspendido de órdenes.

El pasado día 13 de diciembre, en la celebración de abertura de la Puerta de la Misericordia, en la catedral de Nuestra Señora de la Peña, en Crato, el obispo diocesano anunciaba que el Papa Francisco había tomado la decisión de reconciliar a la Iglesia Católica con aquel que para muchos nordestinos, a pesar de su situación canónica, ya era santo.

Es común que la imagen del Padre Cícero esté presente en muchas casas del nordeste brasileño, inclusive en plazas y calles de muchas ciudades, lo que pone de manifiesto que la fe popular no siempre coincide con aquello que la Iglesia oficial proclama.

De hecho, este debió ser uno de los motivos que diez años atrás llevaron al obispo diocesano de Crato, junto con un grupo de devotos del Padre Cícero, a hacer un pedido al Vaticano para que pudiese darse esta reconciliación que ahora ha sido aprobada.

Desde que se anunció la esperada noticia se han repetido manifestaciones de alegría en la mayor ciudad del interior del estado de Ceará, mostrando así lo que el Padre Cícero representa para sus habitantes. No podemos olvidar que él dinamiza la vida religiosa, social e inclusive económica de la ciudad.

Las miles de personas que el sábado recorrieron la ciudad en una gran procesión de vehículos de todo tipo, así como los que participaron de la misa celebrada en los albores del domingo, han debido unir al sentimiento de alegría y agradecimiento, un nuevo pedido, el reconocimiento por parte de la Iglesia Católica de la santidad de su Padim Cícero, de aquel a quien en vida todos acudían para pedirle consejo sobre las cosas más cotidianas y que tras su muerte se convirtió en su intercesor ante Dios, pues, al fin y al cabo, la fe oficial y popular no siempre andan de manos dadas y ese sentimiento no se puede encorsetar dentro de los parámetros eclesiales. No olvidemos que la gente de a pie no entiende mucho de procesos canónicos y sí de gente que escucha, acompaña y echa una mano cuando es necesario.

Comentá la nota