Argentina tendrá cuatro nuevos beatos, entre ellos monseñor Angelelli

Argentina tendrá cuatro nuevos beatos, entre ellos monseñor Angelelli

Este sábado tendrá lugar la beatificación de un obispo al que algunos le siguen buscando polémica

 

 

El obispo Enrique Angelelli, los sacerdotes Carlos de Dios Murias, Gabriel Longueville- francés-, y el laico Wenceslao Pedernera, serán beatificados este sábado en La Rioja, Argentina. “Pascua Riojana, alegría de la Iglesia” es el lema escogido para la serie de eventos con la que la Iglesia local, arropada por el Episcopado de todo el país, celebrará a sus mártires, los primeros beatos de sus tierras, asesinados en los meses de julio y agosto de 1976.

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Pese a la alegría de muchos, subsiste polémica en torno a la figura de monseñor Angelelli. Una manifestación de este rechazo se leyó recientemente en una editorial del diario La Nación, en la que expresan que, a juicio editorial del periódico, su beatificación tiene “un tono

político-ideológico”. Ese editorial fue ampliamente cuestionado desde varias diócesis argentinas.

Galería fotográfica Una fotografía que generó confusiones

Esa editorial es encabezada por una fotografía de una Misa presidida por Angelelli a finales de 1973, durante la reinauguración de un comedor en un barrio humilde. En ella, detrás del Obispo, se ve una bandera del grupo guerrillero Montoneros. Es esta fotografía uno de los principales motivos que llevan a que muchos sospechen del vínculo del futuro beato con este grupo.

Según explicó en diálogo con Aleteia el periodista Mariano de Vedia, autor del libro *El mártir. Angelelli, el obispo silenciado por la dictadura (Sudamericana)*, se suele descontextualizar ese evento por ejemplo recortando de la fotografía los niños presentes la celebración, y dejando de las banderas presentes solo a la de ese grupo.

De Vedia explicó que en ese momento si bien es cierto que Montoneros “como grupo político ya tenía antecedentes armados, todavía no había entrado en acción y no había dirigentes significativos en La Rioja”. Montoneros, que se hizo presente en esa ceremonia, no había organizado la actividad, según revela.

Además, profundizó De Vedia, no halló durante su investigación ningún otro tipo de vínculo entre Angelelli y el grupo. Más aún, el periodista cita en su libro una conversación que Angelelli tiene con Luciano Benjamín Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo del Ejército, luego condenado por su asesinato, en la que el Obispo lo invita a “rezar por la conversión de los subversivos”, petición ante la que Menéndez se niega.

Si bien la prédica de Angelelli era incisiva en cuanto a acabar con la explotación del hombre por el hombre, según se desprenden de sus homilías radiales, no se le oyó invitar a la lucha de clases, como muchas veces se ha entendido, según hemos indagado en las transcripciones que hay de ellas y según aseguró De Vedia. En una ocasión, para la Pascua de 1974, hasta predicó en contra de ella:

“Más aún: si hicimos la opción de llevar nuestra Comunidad Diocesana al compromiso con el hombre concreto, con el hombre que sufre, pobre, marginado, es haber optado por la opción que nos exige el Evangelio. Esto no significa que excluyamos a nadie, ni (que) hagamos de nuestro Anuncio del Mensaje Cristiano una ocasión para desunir a los hombres y sembrar la lucha de clases. Pero desde la óptica de los pobres haremos descubrir al rico, al que se encuentra satisfecho con los bienes materiales, el recto uso de los bienes, la necesidad de sentirse necesitado de algo más fundamental en la vida, vale decir Dios, y el abrirse a sus hermanos para que la justicia y la Paz que es su fruto, sean verdaderas y no ficticias.

Asesinado en un accidente provocado

Arturo Pinto acompañaba a Angelelli en el auto el día que perdió la vida, y en declaraciones a la Agencia Nacional de Noticias Jurídicas recordó:

“Viajábamos distendidamente, yo iba de acompañante con el obispo, conversando de lo que había pasado esos días y no teníamos temor de ir mirando para atrás, ni nada. Yo no sé si el vehículo que nos alcanzó venía sobre el asfalto o salió de algún lado. No lo puedo afirmar. Pero sí que fue una maniobra rápida. Conscientemente sé que ahí fue el último momento que recuerdo con vida a Angelelli, mirándolo así (gira su cabeza a la izquierda). Después nunca más”.

El cuerpo de Angelelli apareció sin vida a la vera de la ruta 38, expulsado de una camioneta que había dado varias vueltas. Pinto estaba inconsciente. Recobró la consciencia recién cuando era trasladado a Córdoba. Dice que en ese momento le quisieron hacer firmar una declaración asegurando que fue un accidente, cosa que rechazó. Expresa que la firma de una declaración que en ese momento cerró la investigación no era suya. La investigación sobre el posible asesinato se retomó en los 80, y se terminó de juzgar una vez derogadas las leyes de obediencia debida y punto final.

La muerte, dictaminó la justicia en 2014, había sido producto de un asesinato premeditado y no de un accidente vial. En el vehículo, llevaban la información que habían recabado sobre el asesinato de los sacerdotes Murias y Longueville. Su investigación de varios días nunca fue encontrada.

Martirio

En el punto 2473 del Catecismo de la Iglesia se explica que “el martirio es el supremo testimonio de la verdad de la fe; designa un testimonio que llega hasta la muerte. El mártir da testimonio de Cristo, muerto y resucitado, al cual está unido por la caridad. Da testimonio de la verdad de la fe y de la doctrina cristiana. Soporta la muerte mediante un acto de fortaleza.”

Sobre la muerte de monseñor Angelelli, consideró De Vedia, “fue un ataque no sólo a su figura personal, sino a la pastoral que desarrollaba, a la pastoral del Concilio Vaticano II”.

Según declaró a la Agencia Télam el cardenal Angelo Becciu, prefecto para la Congregación de la Causa de los Santos quien presidirá la ceremonia, los mártires de La Rioja “son verdaderos mártires, de una época que en la que la Iglesia, inmediatamente después del Concilio Vaticano II, tomó conciencia de que no se podría permanecer en silencio de frente a las injusticias sociales o los grupos de poder que se garantizaban la existencia”.

El accidente provocado que concluyó con la muerte de Angelelli no era el primer acto de violencia que había sufrido el Obispo. Más allá del asesinato de los sacerdotes y de Pedernera, pocos días antes del suyo propio, era palpable desde años atrás el clima de hostigamiento hacia él y sus colaboradores en La Rioja.

Piedras contra el Obispo

El propio padre Jorge Bergoglio, por entonces consultor de la Provincia Jesuítica, fue testigo del rechazo que suscitaba Angelelli entre algunos, por, entre otras cosas, promover la creación de cooperativas rurales que tengan acceso a la explotación de tierras improductivas.

Cuando en 1973 Angelelli viajó a la ciudad de Anillaco para la celebración de las Fiestas Patronales fue recibido con piedras arrojadas por grupos de terratenientes que se oponían a las cooperativas promovidas por el Obispo. En el pueblo, además, rechazaban los sacerdotes que Angelelli había destinado a la parroquia, sacerdotes, según explicó De Vedia, de un estilo pastoral más cercano al Obispo que el anterior párroco.

Como explicó De Vedia y publica en su investigación, Angelelli sancionó a los cabecillas del grupo que lo apedreó con un “entredicho”, y pidió que hasta que no se disculpen públicamente, no se celebre Misa en la parroquia del barrio. Esto sin que se cierre la Iglesia. Esto es el origen del malentendido por algunos difundido de que Angelelli cerraba Iglesias.

Ese clima de hostigamiento a la Fe, incluso de parte de algunos que creían defenderla, fue presenciada por el padre Bergoglio, quien en su homilía en la Catedral de La Rioja en 2006 por el 30 aniversario del fallecimiento del Obispo, recordó:

Por primera vez llegué a La Rioja un día histórico, el 13 de junio de 1973, el día de la apedreada de Anillaco. Veníamos cinco Consultores de Provincia con el Provincial para tener acá varios días de retiro y reflexión a fin de elegir el nuevo Provincial. El 14 de junio, después de esa apedreada al obispo, a los sacerdotes, a las religiosas, a los agentes de pastoral, Monseñor Angelelli nos dio el retiro espiritual, a nosotros, al provincial y a los cinco jesuitas y nos introdujo en el discernimiento del Espíritu para ver cuál era la voluntad de Dios. Fueron días inolvidables, días en que recibimos la sabiduría de un pastor que dialogaba con su pueblo y recibimos también las confidencias de las pedradas que recibía ese pueblo y ese pastor, simplemente por seguir el Evangelio.

Perdón a sus atacantes

No hubo durante el fallecimiento de Angelelli, a diferencia del laico Pedernera, testigos presenciales que acrediten que perdonó a sus asesinos. Sin embargo, en la Misa tras el asesinato de los padres Carlos y Gabriel, el Obispo se refirió al perdón del cristiano:

“Hermanos míos, yo los invito a que oremos por los que mataron a Carlos y a Gabriel, sin que nos interesen ni las siglas ni los nombres. Lo repito, no tenemos ni los ojos ni los oídos cerrados; tenemos la inteligencia normal de todo ser humano, o sea, que si hay que saber y podemos conseguir elementos y estar así en condiciones de informar a quien se debe, vamos a hacerlo. (…)

“¡Qué difícil es ser cristiano! Porque al cristiano se le exige perdonar. Si se nos dijera: “No tenemos que perdonar; esto no es cristiano, no es siquiera humano matar sacerdotes”, responderíamos sin vacilar: el cristiano tiene que perdonar a todos. Pero otra cosa es aprobar los errores y otra aún no trabajar para evitar que estas cosas sucedan.”

La polémica

Sobre varios beatos y santos contemporáneos han existido cuestionamientos. Ocurrió con san Oscar Romero, con San Josemaría Escrivá, y hasta con San Juan Pablo II. En el caso de Angelelli, denominado por el diario El Sol en su época como “satanelli”, ya en 2006 el hoy Papa Francisco sugería una respuesta a la polémica que suscitaba su figura:

“Porque evidentemente la predicación del Evangelio mueve las aguas y provoca esas actitudes que se repiten siempre a lo largo de la historia en aquellos que no quieren escuchar la palabra de Cristo, provoca el cuestionamiento del predicador; ya comenzó con Jesús, lo cuestionaban, le decían ‘vos echás a los demonios con poder de los demonios’; provoca el cuestionamiento del que anuncia la palabra, ya sea pastor, ya sea del pueblo, a través de los consabidos métodos de la desinformación, la difamación y la calumnia. Como hicieron con Pablo: decían informaciones no exactas de él, lo difamaban y lo calumniaban y Pablo aguantó eso y las comunidades que lo seguían aguantaron con su pastor en ese diálogo tan amoroso”.

Angelelli según el Papa

Bergoglio definió en aquella homilía de 2006 a Angelelli como “un enamorado de su pueblo que lo acompañaba en el camino, y lo acompañaba hasta las periferias, las periferias geográficas y las existenciales. Recordemos el cariño con que acariciaba a los ancianos, con que buscaba a los pobres y a los enfermos, con el que clamaba por la justicia, él estaba convencido que el hombre hecho de barro escondía adentro un proyecto de la Trinidad, un proyecto de Dios”.

Otro ejemplo del impacto que tuvo Angelelli en el Papa es, como ya hemos mencionado en otros artículos, la inclusión de su frase “un oído en el Pueblo y otro en el Evangelio” en la Evangelii Gaudium.

En el cierre de esa homilía, el entonces Arzobispo de Buenos Aires insistía en el testimonio de santidad de los hombres que serán beatificados este sábado, con él como Papa, reiterando que fue un testimonio evangélico libre de ideologías:

“El recuerdo de Wenceslao, Carlos, Gabriel y el obispo Enrique no es una simple memoria encapsulada; es un desafío que hoy nos interpela a que miremos el camino de ellos, hombres que solamente miraron el Evangelio, hombres que recibieron el Evangelio y con libertad. Así nos quiere hoy la patria, hombres y mujeres libres de prejuicios, libres de componendas, libres de ambiciones, libres de ideologías, hombres y mujeres de Evangelio; sólo el Evangelio y, a lo más podemos añadirle un comentario, el que le añadieron Wenceslao, Carlos, Gabriel y el obispo, el comentario de la propia vida”.

Para conocer más de los mártires riojanos, los invitamos a visitar el sitio https://martires.org.ar/ donde se publican breves biografías de ellos y se da información de la beatificación.

Oración para pedir la glorificación de los testigos de la Iglesia riojana

Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que en Él y para Él manifestaste bienaventurados

a los que tienen hambre y sed de justicia,

y a los perseguidos y ultrajados por causa suya,

te imploramos que la Iglesia en Argentina

recoja y siga haciendo fecunda

la siembra evangélica de los Siervos de Dios

Enrique Angelelli, Carlos de Dios Murias,

Gabriel Longueville y Wenceslao Pedernera.

Te pedimos la gracia

de ver proclamados sus nombres

entre los mártires de tu Iglesia.

Que sus vidas y muertes

como testigos de la fe en Jesús,

afiancen por tu Espíritu la esperanza

en el corazón de tu pueblo,

para que, peregrinando hacia el Tinkunaco* final,

construya la paz en la justicia y el amor.

Amén.

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