No es fácil hablar de la familia y el matrimonio en el judaísmo, porque son dos de los vínculos humanos a los que la Torá le da mayor importancia en toda su filosofía. Cuando las personas preguntan por qué los judíos son de las pocas culturas que sobrevivieron a la antigüedad muchas veces la respuesta es que favorecemos el matrimonio y la familia por encima de los conflictos políticos o sociales. En cierta forma la trascendencia como la entiende el judaísmo y el mismo objetivo del pueblo judío se centra en el bienestar de estas instituciones, en el vivir y compartir los ritos, los valores y la forma de vida judía; creando continuidad en el tiempo y la historia.
Por eso la lista de aprendizajes que la Torá ofrece sobre la vida marital y la familia son interminables; nos habla desde como tratar a nuestras parejas amorosas, cómo enfrentar ciertos problemas familiares como la educación de los hijos, los celos, las emociones y ciertas vicisitudes hasta el sentido espiritual de hacerlo. Por eso las siguientes reflexiones son sólo una muestra pequeña de muchos de los aprendizajes que uno puede obtener de una cultura que lleva milenios siendo practicada; en esencia son cuatro reflexiones sobre algunos de los pasajes que aparecen en el libro del Génesis. Esperamos les gusten.
Las acciones del individuo impactan en el futuro y bienestar de la pareja
Uno de los eventos más enigmáticos de la Torá es cuando Sara le reclama a Abraham los sucesos ocurridos con Hagar. Los comentaristas se preguntan sobre la forma tan partícular que tiene Sara de enunciar el reclamo, ¿por qué sería culpa de Abraham que ella no haya tenido hijos? La respuesta viene en un midrash de la tradición oral. Donde señala que cuando Abraham reza a D-os por tener un hijo se le olvida rezar por Sara; se olvidó de ella, dejo de considerar que el futuro de ambos estaba unido.
La base de una buena relación amorosa es la confianza y la consideración por la pareja; es el arte de saber incluir a la otra persona en tu vida. No todos los aspectos de tu vida van a ser compartidos por la persona a la que amas y con la que estableces una relación, pero siempre debes considerar sus emociones y deseos porque la vida que construyen juntos la afecta a ella también no sólo a una de las partes.
No favorecer a un hermano sobre los demás
Una de las escenas más duras de la Torá es cuando los hijos de Jacobo deciden vender a Yosef. Ellos sentían un antagonismo hacia Yosef muy fuerte, notaban en él un talento especial y tenían miedo que fuera a querer adquirir poder y gobernar sobre ellos. Sin embargo, no fue hasta el encuentro en Egipto que notaron la envidia que sentían hacia él y fue en Egipto que se dieron cuenta de su error y pidieron perdón sincero. La envidia de los hermanos nacía del amor desmedido que Jacobo mostraba a Yosef por encima de sus otros hijos. Los rabinos retoman este pasaje para remarcar la importancia de actuar benevolentemente con todos los hijos sin mostrar fovoritismos por uno en particular, por el bien de ese mismo hijo.
El daño hecho al cónyuge también lo sufre el hijo
Otra escena enigmática de la Torá es el momento en que Rubén intercede directamente sobre la intimidad de su padre, cambiando las camas de Rajel y Lea, indicando que Jacobo debe pasar la noche con su madre. En una estructura poligámica se espera que el esposo conviva con ambas esposas y no tendría por qué causar dolor o conmoción a los hijos, pues es la forma que la sociedad opera en ese momento. ¿Por qué debería afectarle a Rubén algo que es esperado de Jacobo? La razón es que Jacobo descuida constantemente emocionalmente a Lea, la Torá la llama “menos amada” y nos muestra el dolor que la madre sufre frente al abandono emocional de Jacobo. Rubén percibe el dolor de Lea y por eso interfiere.
Esto nos enseña que la relación que los padres guardan siempre afecta a los hijos, si hay gritos, discordias o abusos los hijos no pueden mantener una buena relación con quien actua sobre dichos impulsos. Por eso a veces cuando la diferencia en una pareja es tan grande se recomienda el divorcio, para no afectar las mismas relaciones que los hijos establecen con los padres.
Es importante reconocer los errores y no resentir a la pareja
Cuando ocurre el evento del árbol del conocimiento y los castigos que D-os da al hombre y a la mujer ocurren una serie de eventos; entre ellos Adán acusa a su mujer (que en ese momento aún no se llama Eva) de haberle dado a comer del árbol. Los comentaristas señalan que ésta es una de las faltas más grandes que Adán comete porque muestra una falta de solidaridad y de responsabilidad; si bien la mujer le enseñó la fruta fue él quien decidió tomarla y no puede mostrar resentimiento tras haberlo hecho pues fue su decisión. En parte por eso recibe el castigo divino. Cuando por fin le da nombre a Eva (Java en hebreo, dadora de vida) es una muestra del perdón y la sintonía que se construye nuevamente entre ambos. Puede nombrar nuevamente porque aprendió a ver a Eva como individuo, separado de él, pudo aceptar su propia responsabilidad y admirar nuevamente a belleza espiritual de la mujer con la que estaba.
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