Aporte argentino al Congreso Vaticano fe y deporte

Aporte argentino al Congreso Vaticano fe y deporte

Violencia, doping, apuestas y corrupción: la guerra mundial en pedazos del deporte.

por Víctor Lupo*

“El juego es más viejo que la cultura”, expresaba el holandés Johan Huizinga en su libro Homo Ludens. Hace ya más de dos siglos que el juego se sistematizó para convertirse en el Deporte, que hoy todos conocemos, y con el paso del tiempo se convirtió en: “deporte sólo como negocio” a mi entender. Y así lo planteo en el Documento presentado al Consejo Pontificio de la Cultura del Vaticano, organizador de la Conferencia Fe y Deporte, que se está desarrollando en la Santa Sede.

Esta metamorfosis, ha desatado “graves consecuencias” que se está viviendo actualmente en el mundo deportivo.“Violencia, doping, apuestas y corrupción, flagelos que mantienen al deporte muy alejado de la fe y del deporte como escuela de vida”, como sostenían los clásicos griegos desde antes de Cristo.

El deporte debe estar “al servicio del hombre”, por eso el Papa Francisco alertó a los dirigentes y deportistas del mundo diciéndole: “Cuidado con la tentación de reducir el deporte a un mero negocio y los alentó a promover su función educativa entre los jóvenes” agregando: “Cuando el deporte es considerado únicamente según los parámetros económicos y de conseguir la victoria a toda costa, se corre el riesgo de reducir a los atletas a una mera mercancía de la cual obtenerganancias“. “Los mismos atletas entran en un mecanismo que los arrastra, pierden el verdadero sentido de su actividad, esa alegría de jugar que los atrajo de niños y que los empujó a hacer tantos sacrificios para convertirse en campeones”.

Pero esta  percepción no parece entender las grandes corporaciones y federaciones deportivas internacionales y nacionales, que cada vez obtienen con sus certámenes mayores ganancias, pese a los flagelos que la rodean.

Desde acá podemos entender esta “guerra contra la corrupción”, tanto en la FIFA como en el COI, que repentinamente se desató en los últimos meses desde EE.UU. y que cuenta con varios dirigentes del máximo nivel deportivo internacional detenidos. Lo mismo que la prohibición de muchos de los grandes atletas rusos en los Juegos Olímpicos y también los Paralímpicos de Río de Janeiro 2016.

El documento que llego directamente al papa Francisco a través del cura villero, padre José María Di Paola, párroco de San Juan Bosco en La Carcova, lleva por título “El deporte y la cultura del encuentro” y es producto de una  investigación de más de cuarenta años de mi actividad como dirigente deportivo.

En el trabajo, desarrollo un riguroso informe histórico de cómo el deporte argentino pasó de poseer una práctica masiva de su población durante más de dos décadas en la mitad el siglo pasado (donde los clubes, los colegios, las parroquias y la Confederación Argentina de Deportes fueron los grandes protagonistas), a la pavorosa actualidad con una ínfimo porcentaje de practicantes.

La mejor muestra de esta afirmación que hago, es la investigación realizada en el período 2005-2009 en todo el país por el ministerio de Salud de la Nación en la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo. “En ese informe el ministro de Salud de la Nación, Dr. Juan Manzur, sostenía que: en la Argentina hay una bomba sanitaria que es el sedentarismo, y culpable de muchas enfermedades que podrían prevenirse con el ejercicio físico. En cuatro años la inactividad física subió de 46,2% a 54,9%”. “Más de la mitad de la población argentina está excedida de peso y el 18 por ciento es obeso”, alarmó en los medios de comunicación el entonces ministro.

Para salir de toda esta situación tenemos, como nos pide Francisco, que conformar la Cultura del Encuentro través de la educación, el deporte y el arte popular. Y para eso las escuelas, los clubes y las parroquias, junto a la sociedad toda, deben tener un fuerte protagonismo para la recuperación de un deporte para todos y no solo para una ínfima minoría privilegiada. El deporte debe ser una ocasión para todos, también para aquellos “niños y muchachos que viven en los márgenes de la sociedad”.

“Debemos dejar de ser un Pueblo de espectadores para ser un Pueblo de Deportistas”.

* Dirigente del Movimiento Social del Deporte e integrante de la Comisión de Adicciones de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA)

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