La Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) rige oficialmente como institución a partir de la aprobación de su estatuto por parte de la Santa Sede, el 20 de julio de 1956. Esta conformación se da con el impulso que surge con la conformación de las conferencias episcopales en América Latina; “En particular es decisiva la presencia y actuación del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) en el desarrollo y configuración de las Conferencias Episcopales Nacionales en América Latina desde su creación en Río de Janeiro (1955)”

El colegiado paraguayo en su caminar a nivel nacional y eclesial ha marcado presencia en todas las etapas de la historia del país. El día de Pentecostés, 10 de junio de 1973, los obispos del Paraguay, a través de una carta expresaron “la necesidad de convocar a todo el pueblo de Dios a reflexionar sobre la situación del país con el objeto de detectar sus necesidades más apremiante y encontrar a la luz del Espíritu Santo la respuesta más evangélica que como Iglesia debemos ofrecer”. 

1976, 1981 y 1986, son tres años que sirvieron a la Iglesia católica para elaborar y profundizar varios documentos de orientación para un Plan de Pastoral Orgánica que denotó la preparación como Iglesia y comunidad, a través de consensos y encuentros donde se desarrollaron los diversos temas que preocupan a la Iglesia, y las estrategias para encarar la situación desde una visión de Iglesia en comunión.

La Conferencia Episcopal Paraguaya conserva entre sus documentos varias cartas donde feligreses y ciudadanos de bien manifestaban su angustia y preocupación por la situación política y repercusiones en la vida cotidiana durante la dictadura. Se convirtió en un ente emblemático y en la “voz de los sin voz” durante los tiempos más críticos de la vida política nacional.

Fue artífice y protagonista del Diálogo Nacional (1986) entre sectores políticos y el gobierno de Alfredo Stroessner, y aunque el propósito no haya prosperado, sirvió para conducir aquel deseo que “está en el interés de todos. Algunos han brindado su entusiasta apoyo y solidaridad (…) buscaremos aclarar las dudas existentes, lo haremos por amor a la verdad y por el entrañable afecto a nuestros hermanos que viven en este suelo sin distingo ni exclusiones” (Mensaje sobre el Diálogo Nacional, 20 de abril de 1986)

La Conferencia Episcopal Paraguaya ha tenido la bendición de recibir al Papa Juan Pablo II, en el año 1988, cuya visita llenó de energía y renovación a todo el pueblo paraguayo, y la reciente visita del Papa Francisco que se diera el año pasado, “Consagrados al servicio del Reino de Dios”, año 2015.

En dicha ocasión, una vez más el pueblo demostró su ferviente apego a la fe y a la Iglesia Católica colmando de júbilo y alegría todos los espacios donde se presentaba el Santo Padre, quien también dejó en claro, por medio de su visita, su cercanía a los obispos del Paraguay y por sobre todo al pueblo paraguayo.

A través de sus cartas pastorales, mensajes y comunicados, los obispos del Paraguay se pronuncian colectivamente sobre la realidad nacional y eclesial, con el objetivo de enseñar y orientar a los fieles católicos y a las personas de buena voluntad.

En los momentos difíciles de la vida del país, ha sido y sigue siendo un referente para el diálogo y la concertación nacional.

En los últimos años, la Conferencia Episcopal Paraguaya optó como prioridad pastoral por el rescate de los valores humanos y cristianos y por la familia, como célula fundamental de la sociedad.

El pasado 10 de julio con la presencia del enviado de la Santa Sede, Cardenal Beniamino Stella, la CEP, a través de la Coordinación Nacional de Pastoral de la Juventud dio a conocer la exclusividad con que dedicaría los tres siguientes años a la juventud paraguaya.

Asuncion, 20 de julio de 2016.

OFICINA DE PRENSA Y COMUNICACIÓN CEP