“¿Los 500 años de Lutero? Ocasión para redescubrir juntos el Evangelio”

“¿Los 500 años de Lutero? Ocasión para redescubrir juntos el Evangelio”

El Papa recibió a una delegación ecuménica de la Iglesia luterana de Finlandia y recordó su viaje a Lund: Lutero no quería dividir, sino renovar a la Iglesia.

IACOPO SCARAMUZZI - CIUDAD DEL VATICANO

Este 2017, en el que se recuerdan los 500 años de la Reforma protestante de Martín Lutero, representa « para católicos y luteranos una ocasión privilegiada para vivir de manera más auténtica la fe, para redescubrir juntos el Evangelio y dar testimonio de Cristo con vivacidad renovada». Es lo que dijo el Papa a una delegación ecuménica de la Iglesia luterana de Finlandia, en ocasión del anual peregrinaje a Roma para celebrar la fiesta de San Enrique, patrón del país. Francisco recordó su viaje a Lund, Suecia, justamente para conmemorar los 500 años de la Reforma luterana, e insistió en que «el propósito de Martín Lutero no era el de dividir la Iglesia, sino de renovarla». 

 

«Católicos y luteranos, de diferentes países, junto con diferentes comunidades que comparten el camino ecuménico, recorrimos una etapa significativa, cuando, el pasado 31 de octubre, nos reunimos en Lund, en Suecia, para conmemorar el inicio de la Reforma con una oración común», recordó el Papa. «Esta conmemoración conjunta de la reforma tuvo un significado importante a nivel humano y teológico-espiritual. Después de 50 años de diálogo ecuménico oficial entre católicos y luteranos, hemos logrado exponer claramente las perspectivas sobre cuales hoy podemos decirnos de acuerdo. Expresamos nuestro reconocimiento por ello. Al mismo tiempo, tenemos vivo en el corazón el arrepentimiento sincero por nuestras culpas. En este espíritu, en Lund se recordó que el propósito de Martín Lutero, hace 500 años, era el de renovar a la Iglesia, no dividirla. Aquel encuentro nos dio la valentía y la fuerza para ver hacia adelante, en nuestro Señor Jesucristo, hacia el camino ecuménico que estamos llamados a recorrer juntos. Al preparar la conmemoración común de la Reforma, católicos y luteranos han cobrado una mayor conciencia de que el diálogo teológico sigue siendo esencial para la reconciliación y de que debe ser sacado adelanto con compromiso constante. Así, en esa comunión concorde que permite que actúe el Espíritu Santo, podremos llegar a ulteriores convergencias sobre los contenidos de la doctrina y de la enseñanza moral de la Iglesia, y podremos acercarnos cada vez más a la unidad plena y visible. Rezo al Señor para que acompañe con su bendición a la Comisión de diálogo luterano-católica de Finlandia, que está trabajando con dedicación en una interpretación sacramental común de la Iglesia, de la Eucaristía y del ministerio eclesial. El año 2017, año conmemorativo de la Reforma –prosiguió Francisco–, representa, pues, para católicos y luteranos una ocasión privilegiada para vivir de manera más auténtica la fe, para redescubrir juntos el Evangelio y dar testimonio de Cristo con vivacidad renovada. Al final de la jornada conmemorativa de Lund, viendo hacia el futuro, sacamos valor de nuestro testimonio común de fe frente al mundo, cuando nos comprometimos a apoyar juntos a quienes sufren y están expuestos a persecuciones y violencias. Haciendo esto como cristianos – dijo – no estamos más divididos sino que estamos unidos en el camino hacia la plena comunión». 

 

Desde hace más de 30 años, recordó Fancisco, «es una bella costumbre que su peregrinaje coincida con la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que nos llama al acercamiento a partir de la conversión. El verdadero ecumenismo, de hecho, se basa en la conversión común a Jesucristo como nuestro Señor y Redentor. Si nos acercamos juntos a Él, también nos acercamos los unos a los otros. En estos días invoquemos más intensamente al Espíritu Santo para que suscite en nosotros esta conversión, que hace posible la reconciliación». El Papa también dedicó una reflexión a los 100 años de Finlandia como estado independiente, que se cumplen también en este 2017: «Que pueda este aniversario animar a todos los cristianos de su país a profesar la fe en el Señor Jesucristo (como hizo con gran celo san Henrik), testimoniándola hoy frente al mundo y traduciéndola también en gestos concretos de servicio y fraternidad». 

 

Al final de su discurso, el Papa se dirigió al obispo luterano de Turku Kari Mäkinen, a quien agradeció por «el buen gusto de traer a sus sobrinos: necesitamos la simplicidad de los niños, ellos nos enseñarán el camino hacia Jesucristo». 

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