El exasistente del entonces arzobispo de Buenos Aires pudo viajar a la Santa Sede para dar su saludo póstumo al Sumo Pontífice. Desde la Plaza de San Pedro, Wals contó a PERFIL qué sintió al momento de ingresar a la capilla ardiente para despedir al Santo Padre. También, qué representó tanto en su carrera profesional como en su vida familiar. Un puesto laboral en el que si bien comenzó cumpliendo tareas de prensa, Bergoglio también lo involucró en diferentes actividades pastorales, como bautismos y comuniones. El recuerdo de dos religiosos, a quienes marcó el camino de la espiritualidad.
“Haber llegado a Roma para despedir por última vez al papa Francisco fue como venir a despedir a un padre, con todo lo que ello significa, más que a un exjefe”, fueron las emotivas palabras que eligió Federico Wals, el exsecretario de Jorge Bergoglio, al salir del velatorio público del Sumo Pontífice, al que concurrió para despedirlo.
Wals fue el histórico asistente y secretario de Prensa de Bergoglio mientras estuvo al frente del Arzobispado de Buenos Aires, y quien lo acompañaba en la icónica foto del entonces cardenal primado viajando en un viejo coche de madera del subte de la línea A, luego de asistir a un acto de Corpus Christi en Plaza Miserere en 2008.
Federico trabajó junto a Bergoglio desde marzo de 2007, hasta febrero de 2013, cuando el entonces arzobispo porteño viajó al Vaticano para participar del cónclave, que finalmente lo terminó ungiendo al frente de la Iglesia católica. “En esa despedida, el Santo Padre me dijo: ‘Chau, nos vemos a la vuelta’, y no regresó más al país”, recordaba Federico, horas antes de subir al avión que lo llevaría al Vaticano para dar su saludo póstumo al papa Francisco.
De vuelta al presente, y tras haber rezado una oración frente a Francisco en la capilla ardiente, Wals señaló que para él no fue una despedida con dolor, sino todo lo contrario. “Fue una despedida con la tranquilidad y el agradecimiento de saber que el padre se fue como él quiso: en paz y sin dolor. Y, sobre todo, después de haber estado el domingo entre la gente y poder dar su bendición “urbi et orbi”, rememoró desde la puerta de la puerta de la Basílica de San Pedro, y aún conmovido por la situación vivida.
“Lo pude despedir con la tranquilidad de haber rezado a su lado, agradecerle desde el corazón por todo lo hizo, y decirle hasta siempre, padre”, agregó.
Más adelante en su mensaje, Federico también agradeció la posibilidad de haber trabajado junto a él. “También fue una despedida de agradecimiento por todo lo vivido a su lado, por todo lo compartido, por todo lo que nos dejó, por su legado. Uno lo va a extrañar, lo vamos a extrañar porque para nosotros era un padre”. En este sentido, Wals suma en el agradecimiento a su propia familia, ya que Bergoglio siguió muy de cerca el desarrollo de la familia de Wals, conformada por su esposa, Luz María Fernández, y sus hijos María Paz, Juan Cruz, Mateo y Josefina. “Ahora sabemos que está bendiciéndonos desde el cielo”, señaló desde la Plaza de San Pedro.
Trabajar en la Curia. Federico recordó que trabajar junto a Jorge Bergoglio fue también un proceso de aprendizaje mutuo en el que la confianza y el respeto primaron por sobre todo. “Además de cuestiones de prensa también lo acompañaba en diferentes actividades pastorales. El entonces cardenal “nunca alzaba la voz para pedir las cosas, y siempre lo hacía con un ‘por favor y gracias’”. Otro punto que le llamó la atención a Wals era la humildad que profesaba Bergoglio, al punto de utilizar el transporte público en lugar de los autos oficiales. “Él siempre quería saber cómo estaba la gente, y el transporte público era un buen termómetro para el padre, ya que allí podía hablar con el ciudadano común. Lo mismo hacía en las peregrinaciones, que estaba pendiente de todo y pedía que no le faltara nada a nadie”.
En este caso, Federico recuerda el caso de una señora de un barrio muy humilde del conurbano bonaerense cuyos hijos no estaban bautizados. “El Santo Padre hizo lo imposible para poder bautizarlos, ya que la mujer se lo había pedido una vez en San Cayetano. Y cumplió”.
Respecto de la relación de Bergoglio con la familia de Federico, contó que le queda el recuerdo de la última visita que le hicieron en agosto pasado, en la que se lo veía feliz por la visita de todo el grupo familiar.
“Siempre estuvo pendiente de mi familia, y era muy cómplice con los más chicos. Recuerdo mucho el abrazo que le dio a Mateo y la complicidad con Josefina, en una cuestión muy importante: el reparto de caramelos”, concluyó divertido Wals, ya con un pie en la escalinata del avión.
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