Las autoridades religiosas musulmanas recuerdan la recomendación de elegir lugares donde no se moleste a otras personas. Pero en el clima de creciente hostilidad hacia las comunidades procedentes de Asia Central, no faltan las violentas redadas contra los musulmanes que rezan.
El debate entre los rusos sobre los ritos islámicos en los espacios públicos, ante la falta de lugares de culto suficientes, se está volviendo cada vez más acalorado. Las autoridades religiosas musulmanas recuerdan la recomendación de elegir lugares donde no se moleste a otras personas. Pero en el clima de creciente hostilidad hacia las comunidades procedentes de Asia Central, no faltan las violentas redadas contra los musulmanes que rezan.
En Rusia se están llevando a cabo investigaciones contra conductores de autobús, en su mayoría migrantes de Asia Central, acusados por los pasajeros de bajarse en las paradas para realizar prácticas de oración islámica, dejando a todos esperando.
Estos episodios están suscitando un acalorado debate sobre los ritos públicos de oración de los inmigrantes musulmanes, que bloquean el tráfico en varias localidades. Se trata de un problema que existe en muchos países europeos, pero que en Rusia está adquiriendo tintes cada vez más preocupantes.
En Khabarovsk, una de las principales ciudades del Lejano Oriente ruso, uno de estos conductores fue citado por infringir las normas, por haberse detenido a rezar en una estación de autobuses mientras los pasajeros permanecían en la sala de espera, esperando a que se abriera su medio de transporte público.
El hombre fue puesto en libertad sin multas, tras demostrar que estaba disfrutando de su descanso oficial, pero el video en el que aparece de rodillas ha suscitado reacciones furiosas en las redes sociales rusas.
Muchos creyentes musulmanes se detienen a rezar en las aceras de las ciudades rusas, y esta práctica también provoca reacciones airadas por parte de la población, en un contexto de creciente hostilidad hacia los trabajadores inmigrantes, que llega incluso a actos de violencia contra ellos.
Para muchos rusos, las oraciones en lugares públicos, parques o medios de transporte se consideran actos irrespetuosos y provocadores, pero los fieles musulmanes se quejan de la falta de mezquitas en muchas regiones de Rusia, incluidas las capitales Moscú y San Petersburgo.
Las autoridades centrales de Rusia también se están ocupando de la cuestión, como se desprende de las declaraciones de Valerij Fadeev, jefe del Consejo de Derechos Humanos de la Presidencia de la Federación, quien durante una visita a Uzbekistán afirmó que «cuando una persona extiende la alfombra para rezar en el metro, o un conductor se detiene para hacer el namaz, todo esto parece bastante incivilizado».
Según la activista rusa Valentina Čupik, la creciente hostilidad hacia las prácticas religiosas islámicas está agravando aún más la discriminación hacia los migrantes de Asia Central, y las expresiones de ira en Internet se traducen cada vez más en acciones violentas, sobre todo por parte de los cada vez más numerosos grupos nacionalistas de extrema derecha.
Algunos taxistas, por miedo a las reacciones, se detienen a rezar escondiéndose detrás de los contenedores de basura, lo que demuestra cómo Rusia está reduciendo hoy en día la integración de los pueblos a los niveles más infames e inhumanos, informó Asia News.
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