Abusos: crece la presión sobre el cardenal Pell

Abusos: crece la presión sobre el cardenal Pell

Es interrogado por encubrimiento de casos de pedofilia

Por Elisabetta Piqué

ROMA.- El Hotel Quirinale, de la Via Nazionale, no es un lugar ideal para quedarse en estos días en Roma. Desde el domingo pasado está más custodiado que nunca, con un patrullero de los carabinieri en su frente. Y desde las 20 hasta las 3 de la madrugada su puerta principal es un enjambre de camarógrafos, fotógrafos y periodistas.

En ese clásico hotel de cuatro estrellas de la capital italiana, a través de una videoconferencia con Australia que arranca a las 22 y se prolonga hasta las dos de la mañana, es interrogado por la Royal Commission into Institutional Responses to Child Sexual Abuse el cardenal australiano George Pell, "superministro" de Finanzas del Vaticano. La última audiencia fue anoche.

Pell, que fue arzobispo de Melbourne y Sidney, no está acusado de haber abusado de chicos, sino de no haber hecho nada en contra de los abusadores.

Ballarat, su ciudad natal, donde como sacerdote fue consultor episcopal, fue escenario de centenares de casos de abusos sexuales de menores entre las décadas de 1960 y 1980, algo que provocó allí una ola de suicidios entre las víctimas.

La audiencia en la que interrogan a Pell, una situación inédita que repercute negativamente en el Vaticano, tiene lugar en el Salón Verdi. Para acceder allí, luego de haber obtenido una acreditación, hay que sortear dos controles de seguridad. En el hotel no sólo hay agentes de la policía italiana, sino también gendarmes del Vaticano.

Denominado "the rugbier" o "the ranger" por su altura y físico robusto, Pell se sienta en la parte de la izquierda de la sala al fondo, en un escritorio ante el cual tiene una pequeña cámara que lo filma para la videoconferencia.

En las primeras filas de las sillas reservadas para el público se sientan familiares de las víctimas de abusos, así como los denominados "sobrevivientes", unas 15 personas en total que pudieron viajar desde Australia para estar presentes gracias a un sistema decrowdfunding. Ayer le escribieron al papa Francisco una carta en la que le pidieron un encuentro.

Algunos visten remeras rojas con leyendas que dicen No more silence ("No más silencio").

Bombardeado de preguntas por la fiscal Gail Furness, en la audiencia de anteanoche Pell admitió que en los años 80 en la Iglesia Católica había "un mundo de crímenes y encubrimientos y que la gente no quería que se perturbara el statu quo".

En la del lunes, al reiterar una y otra vez que nunca supo que el sacerdote Gerald Risdale -un abusador serial de chicos condenado a prisión por 138 delitos, por daños a 53 víctimas- hacía lo que hacía, el cardenal dijo una frase que perturbó: "Es una historia triste, que no tenía mucho interés para mí".

Indignación

Fuera del Hotel Quirinale, en el intervalo de la medianoche, reinaba la indignación entre las víctimas. "Es increíble que haya podido decir que no estaba interesado en oír hablar de los crímenes de mi tío", dijo David Risdale, sobrino del cura abusador, de 49 años, que sufrió abusos de parte de su propio familiar directo entre los 11 y los 15 años.

"Pell se encuentra en el rincón, entre la espada y la pared", dijo a LA NACION Stephen Woods, otra víctima, que destacó que Pell cometió un error inmenso al no viajar a Australia para declarar allí por tercera vez ante la comisión investigadora, al alegar que no podía viajar por motivos de salud.

"Al testimoniar aquí, en Roma, esto ya no es una historia australiana, es una historia mundial. Pell está arrinconado esta vez. ¿Por qué cuando fue arzobispo de Melbourne no mandó ni a un pedófilo a la policía, habiendo recibido denuncias todo el tiempo?", preguntó.

Woods contó que no sólo él, sino que también sus dos hermanos fueron víctimas de abusos sexuales por parte de tres distintos sacerdotes de Ballarat, entre los cuales estaba Risdale.

"Somos decenas de miles las víctimas en Australia y llamamos al papa Francisco a intervenir para que el cardenal Pell dé un testimonio más creíble de los que estamos viendo", pidió. "No sé si está mintiendo, lo que queremos es la verdad", contestó Woods al ser consultado sobre si creía que el cardenal mintió ante la comisión.

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