Lo dijo el obispo de Neuquén durante un acto en el paso fronterizo que lleva el nombre del purpurado vaticano que fue clave en la mediación de Juan Pablo II para evitar la guerra. Representantes de ambos países colocan una placa conmemorativa.
Hace poco menos de un mes, con presencia de autoridades de ambos países, se inauguró una placa conmemorativa en homenaje al cardenal Antonio Samoré, en el Paso Fronterizo Internacional situado en el límite de Villa La Angostura y Entre Lagos, en la República de Chile.
Con la presencia de las delegaciones de ambos países, se destacaron que los lazos que unen son mucho más fuertes que cualquier diferencia.
La placa inaugurada en esa ocasión expresa: “40 aniversario de la firma del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile, en honor al cardenal Antonio Samoré (1905-1983), eminente mediador y hombre de paz, cuyo incansable compromiso y sabiduría fueron fundamentales para la celebración del Tratado de Paz y Amistad de 1984 entre Argentina y Chile. 29 de noviembre del 2024. Paso Internacional Cardenal Samoré”.
En esa oportunidad, el obispo de Neuquén, monseñor Fernando Croxatto explicó que “el Papa Francisco habla de que hay un montón de pedazos de guerra en el mundo y dice cuánto tenemos que trabajar. Si uno piensa en este acontecimiento del Tratado de la Paz y la Amistad, en el 78 comenzó el conflicto y se firmó en el 84, tiene a este nombre emblemático, el Cardenal Antonio Samoré”.
Mencionó que “fueron 6 años, el proceso de la paz no es tan sencillo, es lindo recordar y hacer memoria de todo este trabajo, del esfuerzo de los hombres que fueron entregando la vida para que otros tuvieran vida, como dice la palabra de Dios, felices los que trabajan por la paz, porque las instituciones son arquitectas de la paz, pero los artesanos de ella, somos nosotros, quienes ponemos la paz en nuestro propio corazón y después en el corazón de nuestros hermanos, con gestos, con palabras, con actitudes”.
El encuentro contó con la presencia de la subsecretaria de Relaciones Exteriores de Chile, Gloria de la Fuente y del vicecanciller argentino, Eduardo Bustamante, quienes aludieron al Tratado de Paz y Amistad en sus discursos.
De la Fuente indicó que “Chile y Argentina comparten la tercera frontera más grande del mundo, tenemos que seguir propiciando el diálogo entre nuestros países, es un merecido homenaje”.
Bustamante, en su alocución destacó, “somos libres del miedo de un conflicto que pudo haber sido devastador para nuestras sociedades, al punto donde argentinos y chilenos nos damos la mano, un abrazo y recordemos la paz que nos une".
El conflicto, la mediación y la paz
El conflicto en torno al problema que surgió acerca de a quién le pertenecían las islas dentro y al sur del Canal Beagle se trató de una discusión con el país vecino que venía desde muchos años antes, pero no fue hasta la década del 70, que ambos países comenzaron a disputarse la soberanía de las islas al este del meridiano del Cabo de Hornos.
A fines de los años 80, se avanzó hacia la conclusión del conflicto con Chile con la esperanza de arribar a una solución justa, el presidente Raúl Alfonsín interpretó al diferendo de Juan Pablo II como prioridad e instruyó a la cancillería concretar con Chile la firma de la declaración conjunta de paz y amistad, compromiso que expresaba la intencionalidad de alcanzar un acuerdo.
En 1978, tras varios intentos de resolución del conflicto por el Canal Beagle, el Vaticano aceptó la tarea de mediador y el Papa Juan Pablo II nombró al cardenal Antonio Samoré como encargado del acuerdo.
Su acción evitó la guerra entre Chile y Argentina, su frase recordada “alcanzo a divisar la luz al final del túnel”, capturaba el espíritu de su mediación, buscando la salida pacífica en medio de la incertidumbre. Gracias a su mediación, los gobiernos de la época encontraron una solución pacífica y dejaron un legado de paz para las generaciones futuras.
En noviembre de 1984 se firmó en Roma el Tratado de Paz y Amistad entre los países por los respectivos ministros de Relaciones Exteriores de Chile, Jaime del Valle y Dante Caputo de Argentina, dando fin a la disputa.
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