«Que el eco de ‘Spotlight’ llegue al Vaticano. Es hora de proteger a los niños»

«Que el eco de ‘Spotlight’ llegue al Vaticano. Es hora de proteger a los niños»

Llamado del productor de la película sobre la pederastia que ganó el Óscar y elogiada por la Santa Sede

Por PAOLO MASTROLILLI - ENVIADO A NUEVA YORK

Al retirar la estatuilla de la «Academy», el productor de ‘Spotlight’, Michael Sugar, se dirigió directamente a la Santa Sede: «Esta película ha dado voz a los sobrevivientes, y el Óscar amplifica esta voz. Esperemos que se convierta en un coro, capaz de resonar hasta el Vaticano. Papa Francisco: ha llegado la hora de proteger a los niños y de restaurar la fe».

Fue una sorpresa que la película dedicada a los abusos sexuales cometidos por sacerdotes en Boston y al encubrimiento del entonces cardenal Law, y podría parecer un ‘complot’ de Hollywood para golpear a la Iglesia. Pero el Vaticano estaba listo y desde hace tiempo había optado por la línea de no contraatacar, sino más bien de escuchar las razones y buscar soluciones.

El escándalo de los abusos sexuales explotó antes de los casos que narra ‘Spotlight’, y las primeras denuncias a las que la Iglesia respondió indemnizando a las víctimas se hicieron públicas en la década de los noventa, en Texas. Después la emergencia adquirió dimensiones nacionales. Al principio el Vaticano eligió una actitud defensiva, ante la sospecha de que se tratara de una especulación política proveniente de ambientes hostiles.

El mismo Martin Baron, director del «Boston Globe» en la época de la investigación sobre Law, dice en la película que el hecho de ser judío habría podido crear sospechas. Los estudios legales después comenzaron a buscar a las víctimas, para emprender procesos millonarios en sus nombres. La Santa Sede respondió que había actualizado desde hacía tiempo las normas sobre los abusos sexuales, que vigilaba mejor la entrada a los seminarios y que el porcentaje de sacerdotes pederastas era semejante al de los ‘civiles’ afectados por la misma enfermedad. En Silver Spring, cerca de Washington, existía una estructura para ingresarlos y curarlos. Pero las denuncias de ‘Spotlight’ dejaron claro que no era suficiente, por lo que organizaciones como la Survivor’s Network of Those Abused by Priets denunciaron casos como el del obispo de Kansas City, Robert Finn, que permaneció en funciones incluso después de haber sido condenado penalmente en 2012 por no haber denunciado los abusos que cometió el padre Shawn Ratigan en su diócesis.

Con la elección de Francisco, el Vaticano ha acelerado las respuestas que ya estaban en marcha. El Papa creó la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, y la encomendó justamente al nuevo arzobispo de Boston, el capuchino Sean O’Malley. El 15 de febrero de este año, la Comisión publicó una declaración, para reafirmar el deber de la Iglesia de denunciar a los pederastas: «Los crímenes y los pecados del abuso sexual de niños no deben ser mantenidos en secreto. Nuestra obligación frente a la ley debe ser respetada, pero todos nosotros, además de estos deberes civiles, también tenemos la responsabilidad moral y ética de denunciar las sospechas a las autoridades que tienen la encomienda de proteger a nuestra sociedad». Después O’Malley añadió que la Comisión y las diferentes Conferencias Episcopales tienen la obligación de instruir a los obispos sobre estos deberes. En septiembre de 2014, el Vaticano abrió una investigación sobre Finn, misma que llevó a su renuncia en abril del año pasado.

En cuanto a ‘Spotlight’, fue justamente la Radio Vaticana, dirigida por el vocero del Papa, el padre Federico Lombardi, la que elogió la película en una reseña del enviado Luca Pellegrini (cuando fue presentada en el festival de Venecia): «Gracias a la unidad Spotlight, el 6 de enero de 2002, solemnidad de la Epifanía, salió un número histórico del ‘Boston Globe’ que, en primera plana, destapaba el horror en parte conocido y demasiado tiempo callado: el de la pederastia difundida entre los sacerdotes católicos de la diócesis estadounidense».

 

El camino todavía es arduo y doloroso, pero «la Iglesia, levantándose de esos escombros, tuvo el valor para mostrarse en su pobreza, para anhelar la transparencia, denunciar a los pecadores, pedir perdón y alejar a los que habían permitido el pecado, a pesar de estar al corriente».

Este artículo fue publicado en la edición de hoy del periódico italiano "La Stampa". 

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