El Sínodo ya no será igual

El Sínodo ya no será igual

El arzobispo de San Juan en Puerto Rico hace un balance del Sínodo y considera que será difícil volver atrás en los cambios al método de la asamblea episcopal introducidos por el Papa Francisco

Por ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ

CIUDAD DEL VATICANO

Cuando los obispos asistentes al Sínodo, que concluyó el domingo 25 de octubre en el Vaticano luego de sesionar tres semanas a puertas cerradas, supieron que el método de trabajo había cambiado quedaron perplejos. Pero después descubrieron que las reformas alimentaron el diálogo y un consenso final. Sobre ese y otros temas relacionados con la asamblea episcopal habló Roberto González Nieves, arzobispo de San Juan en Puerto Rico, en entrevista.

¿Cuál es su balance del Sínodo?

Mi balance es muy positivo, ha sido una experiencia muy intensa y, pese a la intensidad, produjo mucha candidez de parte de los obispos y mucha caridad para llegar a un consenso de cara a la misión de la misericordia en la Iglesia. En el fondo el obispo siente esa misión de ser portador de la misericordia de Dios. Ese es quizás el mensaje central del pontificado de Francisco que está calando, ha tocado el alma de gran parte de la humanidad.

Se habló mucho del nuevo método que, al principio, generó dudas pero después funcionó. ¿El Sínodo va a ser igual después de estas dos asambleas?

Después de estos dos Sínodos si habrá cambios, no se decir exactamente cuáles. En este Sínodo hubo más tiempo para dialogar para los obispos y eso fue excelente porque ese intercambio produjo mucha luz que permitió llegar a los consensos. Creo que volver atrás será muy difícil. Nunca los cambios son fáciles. Cuando llegamos a Roma y nos dijeron que la metodología había cambiado nos quedamos un tanto perplejos, pero cuando vi cómo iba a ser ese cambio y que había más tiempo para el diálogo entre los obispos, pensé que era algo positivo. Se habla mucho hoy en día del diálogo, pero a veces no entramos de lleno en ese proceso. El diálogo requiere tiempo, disciplina, escucha, paciencia, caridad, requiere de muchas destrezas. Fue como un experimento este Sínodo al ampliar los espacios de diálogo y me gustaría que se continuara por ese camino. 

Varios “padres sinodales” afirmaron que ahora hubo verdadera libertad, que todos pudieron hablar. ¿Qué significa eso? ¿Antes no había libertad?

Yo pienso que cambió el clima dentro de la Iglesia. Obviamente es la misma situación, pero antes quizás había más timidez de parte de muchos que temían sincerarse. El Papa Francisco nos ha hecho sentir que es importante expresarnos con caridad pero libremente sobre los temas, respetando la tradición y la doctrina de la Iglesia, pero –a la misma vez- respondiendo a los desafíos actuales con propuestas pastorales para reconciliar al ser humano de hoy con Jesús y la Iglesia. Se respira un oxígeno más libre.

¿Algunos se pasaron de sinceros? El Papa habló de algunas diferencias expresadas con métodos “no muy benevolentes”. ¿A qué se refería?

Habría que preguntarle a él a qué se refería, podemos especular. La famosa carta de los 13 cardenales, algunas pocas intervenciones en el pleno quizás un poco fuertes. Pero yo creo que el ambiente fue de búsqueda, de aplicar las enseñanzas de la Iglesia a los nuevos desafíos pastorales. Que el Papa nos haya dicho que hubo momentos tensos me parece bien, porque si los hubo. Pero no fueron la nota predominante del Sínodo.

El voto negativo a algunos puntos del documento final, ¿quiere decir que existen resistencias al mensaje de misericordia impulsado por el Papa y apoyado por muchos otros obispos?

Hay que recordar que cada una de las propuestas recibió las dos terceras partes de los votos, es decir la gran mayoría de los obispos votaron a favor de todos los párrafos, de todo el documento. No debemos darle demasiado énfasis a esos 80 votos contrarios porque tampoco representan a la mayoría y es como crear una impresión distorsionada del resultado final.

El decir que hubo división, diferencias y hasta “complots”, como reportó la prensa, ¿ustedes lo ven como una distorsión de lo que ocurrió en el Sínodo?

Decir que hubo 80 votos contra una de las propuestas no refleja el verdadero resultado y es que la mayoría de los obispos votaron a favor. Darle demasiado importancia a esos sufragios negativos es distorsionar, porque todas las propuestas recibieron las dos terceras partes del apoyo y eso es muy importante, no hay que perder eso de vista.

Los votos contrarios se dirigieron a los números relacionados con los divorciados vueltos a casar, ¿hacia dónde se dirigió el Sínodo en este tema? ¿Qué significa lo que se aprobó en el documento final sobre eso?

El Sínodo reforzó un punto que ya había comenzado a desarrollar Juan Pablo II, que es el camino del discernimiento en el “foro interno”. Después de la “Familiaris consortio” ese asunto no se había desarrollado y ahora el Sínodo lo retoma. Me parece un paso muy importante, porque había un poco de incertidumbre sobre cómo darle continuidad. Ahora se puede comenzar una reevaluación, reapreciación sobre lo que significa ese discernimiento, con un sacerdote y con la aprobación del obispo. Eso sí es muy significativo, porque había quedado un poco en la penumbra.

¿Usted lo ve como un camino a desarrollar más en el futuro o como un modelo lo suficientemente profundizado como para que el Papa tome una decisión particular?

Ese tema, el camino de la reconciliación en el contexto del “foro interno”, ya está madurando y el Papa lo puede desarrollar aún más y animar a los sacerdotes y obispos a acoger, a recorrer esa vía. Y el Papa dirá si hay otros caminos que quisiera proponer.

¿Qué otros temas quedaron eclipsados por los divorciados en este Sínodo?

Si el Papa decide escribir una exhortación apostólica, en ese documento tendrá que desarrollar todos los temas y la clave va a ser, después de esa exhortación, hacer planes pastorales en las diócesis para implementarla y trabajar en todas esas áreas: preparación matrimonial, los primeros años del matrimonio, formación de los hijos, catequesis, custodiar a los ancianos en las familias, acoger a las personas homosexuales. Hay temas que requieren seguimiento.

¿Usted cree que el Papa va a escribir una exhortación? Parece que aún no ha decidido.

No se cómo lo va a plasmar pero algo dirá: en una exhortación apostólica, en un mensaje, él decidirá.

En varios momentos se habló de “bloques”, de “conservadores”, de “innovadores” en el Sínodo. ¿Para usted quién ganó?

La Iglesia ha ganado. ¿Por qué? Porque al final se logró un documento que unifica a los obispos, a la Iglesia a nivel universal. Se ha logrado un documento que nos hace a todos sentir que es nuestro y eso es un gran logro del espíritu santo, un logro del Papa Francisco.

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