Los secretos de los Jardines Vaticanos

Cuando el Francisco fue elegido Papa, una de las decisiones inmediatas que tomó fue trasladar su residencia a la  Casa de Santa Marta, en el interior de los  Jardines Vaticanos. Por ello, desde nuestro programa  Con Tacto, hemos querido trasladarnos a este lugar mágico que a menudo queda fuera de los planes de los turistas, a pesar de que están abiertos al público desde 2011.

Con 22 hectáreas edificadas y 22 para jardines, las 44 hectáreas que componen este paraje del s. XIV son un espacio de naturaleza, arte e historia, pero también un enclave espiritual, donde se hallan varios lugares sagrados de gran importancia para los pontífices que por aquí han pasado.

La Casa de Santa Marta

Fue creada en 1917  como casa de peregrinos, y ya en el año 2000 Juan Pablo II lo recicló como residencia de curas. Aquí le fue asignada una habitación al Papa Francisco durante el cónclave y fue en esta misma donde decidió instalarse una vez elegido Papa.

Para que se hagan una idea, nos cuenta nuestra reportera de Canal Orbe 21, el lugar es como un hotel de tres estrellas, con habitaciones austeras, donde vive también parte de la gente que trabaja para el Pontífice. Él desayuna y almuerza con ellos, y sabe de sus vidas como un compañero más.

El Palacio de la Gendarmería

Hay 125 gendarmes pendientes pendientes exclusivamente de la seguridad del Papa, pululando por los alrededores y monitorizando todo lo que sucede.

Curiosidades

Dentro de los Jardines hay hasta una estación de tren: en la actualidad es un centro comercial con precios más bajos de lo habitual. En su momento estuvo conectado con el ferrocarril. Está hecha de mármol de trevertino, por Pío IX (1870).

Cerca, está también el lugar de residencia de Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, quien a a sus 86 años y tras anunciar su retirada, dijo que viviría completamente la margen. Y así lo hace, en un ex convento precedido por una hermosa cascada de agua, junto a cuatro monjas, su hermano casi ciego y  su secretario.

Desde los Jardines del Vaticano se puede ver desde una perspectiva diferente la Basílica de San Pedro. La parte de detrás, de mármol tallado, y la cúpula en lo alto.

Lugares sagrados

En todas las fontanas del Vaticano, como en las de Roma, se puede beber el agua, sale fresquísima. Fuentes y mármol - de travertino, de carrara- son la imagen recurrente que se repite en todo nuestro paseo y marca el estilo de los jardines. En los edificios es común encontrarse esculturas enmarcadas en los frisos de los edificios, que fueron trabajados in situ.

Algunas de ellas son la  escultura de San Miguel Arcángel, el ángel de la Paz, una figura importante para Francisco.

Otro lugar sagrado es la  gruta de la virgen de Lourdes, un regalo que le hicieron a Juan XXIII, así como la  escultura de Guadalupe. ¿Quieren saber por qué? Lo contamos todo en  este vídeo.

El agua, la "magia" de este lugar

Efectivamente a lo largo y ancho de los jardines son muchas las fuentes que nos encontramos. Probablemente sea gracias a ellas que hay una especia de microclima que hace vivir a las plantas a pesar del fuerte calor del verano romano. Prueba de ello es el jardín "a la francesa", con multitud de flores de todos los colores. También encontramos olivos: el primero que entró fue un olivo de Israel que le regalaron al Papa Francisco.

El agua fluye por los caminos de los jardines por canales, cascadas y fuentes. Una de las más curiosas la  fuente de la rana: dicen que quien se pone junto a ella puede conversar sin que lo escuche nadie.

Si nos acompañan en este paseo, conocerán también al  primer y único perro del Vaticano y a su cuidadora, y a muchos trabajadores que tienen la suerte de vivir en este maravilloso paraje.

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