El viernes 15 de abril, el obispo de Roma volará a uno de los lugares-símbolo del drama de los migrantes; lo rcibirá el Patriarca Ecuménico de Constantinopla
Por GIANNI VALENTE
Después de Lampedusa, Papa Francisco volverá al corazón del Mediterráneo para ir al encuentro de todos los hombres, mujeres y niños que tratan de llegar a Europa cruzando por Grecia. El viernes 15 de abril, con un viaje relámpago afinado con mucha prisa, el obispo de Roma volará hasta la isla griega de Lesbos, que se ha convertido en los últimos meses en un puerto obligatorio para miles de migrantes que huyen del Medio Oriente enloquecido por las guerras y por el odio sectario. Hoy la noticia fue comunicada en el Sínodo de la Iglesia ortodoxa griega.
Recibirán al Papa en la isla griega el arzobispo de Atenas, Ieronimos II, el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomeo I, el presidente de la República, Prokopis Pavlopoulos, y el Primer ministro Alexis Tsipras.
El significado del viaje papal, que puede ser considerado entre los «viajes mensuales» a los lugares del sufrimiento que Papa Francisco decidió hacer cada mes durante el Año Santo de la Misericordia, se relaciona, evidentemente, con la tragedia de los migrantes que tratan de atravesar el Mar Mediterráneo para llegar a Europa. La misma Europa que, después de años reflexionando sobre las propias raíces cristianas, levanta muros y vallas para no dejarlos pasar, y los vuelve a mandar a Turquía, pagándole a Erdogan el precio para tranquilizar a su conciencia.
El pasado 28 de febrero, al final del Ángelus, Papa Francisco dirigió sus oraciones al «drama de los refugiados que huyen de guerras y de otras situaciones inhumanas», y recordó particularmente «a Grecia y a los demás países que están en primera línea» y que están «prestando un generoso socorro, que requiere la colaboración de todas las naciones. Una respuesta coral», añadió el Sucesor de Pedro, «puede ser eficaz y distribuir justamente los pesos. Por ello es necesario apostar con decisión y sin reservas por la negociación».
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