Preocupación de la Iglesia por el aumento de la pobreza: "En el centro hay gente que vive con el gas y la luz cortada"

Preocupación de la Iglesia por el aumento de la pobreza:

Lo afirmó el obispo Gabriel Mestre, que en entrevista con 0223 habló sobre el desempleo, la sexualidad y el alarmante avance de la droga: “En las villas, hizo perder los códigos”.

 

 

De niño, Gabriel fue ese pibe que ayudaba a su papa junto a su hermana, en las labores diarias de una verdulería, mientras cursaba la primaria en la Escuela N° 61 del barrio Don Bosco. Tiempo después le interesó la química y completó el secundario en la ex Técnica Nº1 de 14 de Julio y Alberti. Mientras estaba por terminar el secundario, en su viaje de egresados, su cabeza hizo un click: se dio cuenta, según sus palabras que “los pobres no sólo eran de la villa sino también a los que no encontraban sentido en sus vidas y terminaban yéndose para cualquier lado”.

Así, decidió cortar su noviazgo a los 17 años y se decidió a cumplir ese compromiso social de ayudar “a tiempo completo”. "En el seminario tuve remordimientos que no fueron crisis. Fue difícil pero nunca dude que Dios me llamaba a ser sacerdote”, admite hoy el obispo Gabriel Mestre (49).

De recordado paso por la parroquia Asunción junto al Materno Infantil, una estadía en Villa Gesell y poco después como párroco de la Catedral, cuando ya en el 2002 fue nombrado vicario general, la situación de fragilidad social lo marcó profundamente.

“Mi preocupación por lo social siempre estuvo desde el origen de mi vocación, no desde una perspectiva político partidaria, sino desde Dios, dar respuestas”, explicó el Obispo, en diálogo con 0223.

 “Hay algunos colegios católicos que tienen una postura rígida sobre la sexualidad”

-¿En los últimos 15 años, los Gobiernos han hecho todo lo necesario para paliar la pobreza?

-Creo que siempre falta un compromiso más fuerte en lo estructural en relación a la distribución de la riqueza. Un poco lo que plantea el papa Francisco. Que no está de acuerdo con un capitalismo salvaje ni con un comunismo que quite las libertades. Es el planteo de la Tercera Vía de la Iglesia que habría que poder plasmar. Hubo gobiernos peronistas, más liberales, peronistas de izquierda, más de centro y  no terminamos de solucionar el tema de la pobreza.

-Una redistribución de la riqueza que es necesaria a nivel mundial

-Es así. Y el concepto del trabajo y de su dignidad, que si bien son medidas paliativas de urgencia, terminan siendo negativas por una parte de la sociedad. Esto no permite generar una cultura de trabajo que no se desarrolla porque por otra parte no hay trabajo genuino. Hay una especie de círculo vicioso muy complejo y no se sabe dónde tirar la primera cuerda. Como obispo voy al basural, a la cárcel, a la Noche de la Caridad, visito Cáritas de los barrios y también del centro. A veces uno piensa que por acá no hay dificultades pero hay gente que vive en un departamento a una cuadra de la Catedral y tiene cortado el gas y la luz.

-Pasan los años y Mar del Plata sigue siendo la capital del desempleo. ¿Qué le falta a la ciudad para despegarse de esta dura situación?

-Faltan políticas de estado permanente, más allá del gobernante de turno. Mar del Plata tiene casi 1 millón de habitantes y no tiene una avenida de Circunvalación, que podría generar que muchas empresas puedan establecerse, así como pools de logística. Todo esto es trabajo genuino y sostenido. Algunos empresarios con que dialogaba, me decían lo caro que les sale exportar sus productos desde el puerto de Buenos Aires cuando se podría hacer desde acá, que por el calado mínimo, no se puede. Pasan los años y nunca se ha hecho.

- Hace poco el Obispado difundió que usted quiere conformar una mesa de trabajo para resolver el tema del basural

-La idea es elaborar un cierto informe, con un tema muy complejo que tiene varias aristas: está lo ambiental, lo laboral y la situación de indignidad de las personas que están ahí. Veremos si entre todos podemos encontrarle una solución. Nosotros proponemos a través de un programa llamado Santo Cura Brochero, la construcción de ladrillos para construir casas. La idea es sacar a personas del basural y que trabajen en este proyecto, que además intentará solucionar el tema de la vivienda, que es un tema en la ciudad y el país.

-Sobre el aborto ya la Iglesia fijó posición. ¿Qué importancia tiene para usted el tema de la educación sexual?

-La educación sexual no se reduce a repartir preservativos, por un tema de salud y de evitar de enfermedades de transmisión sexual. A veces se la acusa a la iglesia pero en el ámbito de la escuela pública también pasa, que no se baja un planteo claro de educación sexual a pesar que está la ley. Y en los colegios católicos es variado: están algunos que tienen una postura rígida que habría que saber ablandar en ese sentido y adecuar a los tiempos que corren. Hay que hacer un planteo integral, la educación para el amor, la belleza y la nobleza de la sexualidad humana. Quedan resabios del conservadurismo marcado por la perspectiva cristiana que ve a la sexualidad como algo sospechoso y la sexualidad es algo noble. A veces hay una banalización porque nos quejamos de eso, pero los medios ponen como objeto sexual genital a un varón o a una mujer.

-El papa Francisco propone apertura. ¿Habrá un cambio en torno a la participación de la mujer en la Iglesia?

-La fuerza operativa, ejecutora, efectiva en la pastoral de la iglesia, entre un 65 y 70% lo realizan las mujeres. A veces se piensa que el espacio de poder lo da el que preside una misa pero es más fuerte la catequista que educa a los niños 2 o 3 años, todas las semanas. Y la mayoría de las catequistas son mujeres. Las Cáritas en los barrios lo dirigen las mujeres. Por un lado esto y por otro el lado el Papa está cambiando cosas: la encargada de la pastoral ecuménica de la diócesis es una mujer. En la pastoral familiar, que toda la vida fue dirigida por un varón, ahora es una mujer y después del obispo, es la que coordina las comunidades eclesiásticas. Pasa lo mismo obviamente en la pastoral de la mujer. Hay toda una apertura planteada por el papa Francisco.

"La droga ha cambiado la realidad de la pobreza"

 

- Es preocupante el avance de la droga

-Es dramático, eso es lo que ha cambiado la realidad de la pobreza, la ha degradado. En cualquier tarea misionera, iban las monjas a las villas con chicos y chicas de 13 o 14 años. Allá por el año 1993, nos quedábamos viviendo 15 días dentro de una villa de Quilmes. Había códigos. Sabíamos que había chorros. Los de las bandas más bravas cuidaban la casita de las monjas. Eso se perdió: ahora, para hacer una tarea de este tipo, ni loco se me ocurriría hacerlo con un menor. Ni con un adulto. La droga ha dañado todo el entretejido social. En la cárcel una mujer me decía que se había quedado sola con sus 7 chicos y 2 nietos porque su marido -jefe de una banda- había quedado preso. `Me tuve que poner a vender droga´, me decía.

- En esta dura realidad, ¿aumenta la fe?

-Creo que sí, aunque a veces habría que reeducarla, sacarle el sentido mágico. La tentación de pensar que por eso uno le puede ir bárbaro en la vida. En las situaciones más límites abren más a la fe. Cuando estás en pampa y la vía, es el momento que en vez de alejarte, hay que acercarse a Dios. Y mucha gente encuentra las pilas para salir adelante así.

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