El Premio Nobel Pérez Esquivel habla sobre el Papa en Cuba y Estados Unidos

El Premio Nobel Pérez Esquivel habla sobre el Papa en Cuba y Estados Unidos

“Yo estaba en Santa Marta con Francisco el 11 de mayo, al día siguiente de su reunión con Raúl Castro…”

por Alver Metalli

El cabello espeso ya está gris, pero su paso es rápido y sabe dónde ir. Ninguna causa en defensa de los derechos de los más débiles dejó de contarlo activamente en sus filas. Todos los días Adolfo Pérez Esquivel pasa por el obelisco, donde un puñado de aborígenes Qom ha instalado una carpa y reclama la atención del gobierno de la señora de Kirchner. Una de las alegría más grandes que tuvo en los últimos tiempos fue la beatificación de monseñor Romero, en el mes de mayo. Había perorado la causa del obispo salvadoreño durante su primer encuentro con Francisco, pocos días después de que fuera elegido Papa. “Hice una broma”, recuerda Pérez Esquivel, “: a Romero tenés que sacarlo del sarcófago”. La segunda vez que estuvo con el Papa Bergoglio, él lo recordó, y en seguida le dijo que lo había sacado del ataúd. Recuerda también la última vez que habló por teléfono con monseñor Romero, el 22 de marzo, dos días antes de que una bala explosiva lo matara sobre el altar. “Lo llamé desde Barcelona para disculparme por haber demorado mi visita, porque no podía terminar los compromisos que tenía”. Otro sacerdote que quisiera ver en los altares es el obispo argentino Enrique Angelelli, asesinado durante la dictadura el 4 de agosto de 1976. “Viajé con él en la misma camioneta que usaba cuando lo mataron; me llevó hasta Chilecito, en su provincia, La Rioja…”.

Pérez Esquivel lamenta mucho no poder viajar a Cuba, donde lo invitaron. Espera que el encuentro personal del Papa con Fidel Castro –que acaba de confirmar el portavoz papal- se pueda concretar realmente. Acompañará con la oración desde Argentina a sus dos amigos, Bergoglio y Fidel. “En familia rezamos por él todos los días”, afirma. Después, la atención se concentra en América Latina…

Si observamos el panorama internacional vemos que la Iglesia del Papa Francisco está muy involucrada en los conflictos regionales. El caso más emblemático es Cuba, pero hay muchos otros puntos calientes, entre Bolivia y Chile, entre Venezuela y Colombia, entre Nicaragua y Costa Rica, entre Haití y República Dominicana, las negociaciones de paz entre el gobierno y la guerrilla en Cuba. En todas estas situaciones la Iglesia ha ofrecido mediaciones, buenos oficios, abrió canales, acercó las partes y propició acuerdos. ¿Qué ha cambiado en la Iglesia de Francisco?

Dos cosas sobre todo: la primera, que hoy a la cabeza de la Iglesia está un hombre que pertenece a América Latina; la segunda, que este hombre es un pastor que se preocupa por el destino de pueblos que conoce a la perfección. Creo que el rol activo de la Iglesia en América Latina, en los conflictos que usted ha enumerado pero también en otros –pensemos en la cuestión indígena que es fuente de enfrentamientos dentro de un mismo país-, está estrechamente relacionado con la pastoralidad del Papa. La misericordia, que es un pilar de su concepción de Iglesia, en Francisco es también una categoría política, o, por lo menos, tiene también una flexión de ese tipo. Los indígenas colombianos del Cauca tienen una expresión que resume muy bien el razonamiento que estamos haciendo: “La palabra sin acción es el vacío y la acción fuera de la pertenencia a la comunidad es la muerte”. En Francisco la palabra es una energía que mueve y una enseñanza que resucita y recrea la esperanza en la gente.

¿El Papa Francisco es católico? Parece que la revista Newsweek tiene dudas al respecto…

Es universal, y por lo tanto católico, mucho más que sus antecesores. Por las razones que acabo de decir. El Papa Francisco ha llegado hasta periferias geográficas y existenciales donde ningún otro había llegado antes. Incluso en el plano ecuménico. Estuve en una reunión en el Vaticano y cuando salía me encontré en medio de una gran cantidad de rabinos. Su ecumenismo rompe compartimentos rígidos, estructuras anquilosadas.

Detengámonos en Cuba, en la vigilia del viaje probablemente más complejo del Papa Francisco. Una apertura como ésta a la que estamos asistiendo era casi impensable hace unos meses…

La estaba esperando…

¿Cómo que la estaba esperando?

(Sonríe) “Yo estaba en Santa Marta con Francisco el 11 de mayo, al día siguiente de su reunión con Raúl Castro…

¿Y él le anticipó algo?

 (Duda) Le puedo decir que había quedado muy impresionado por Raúl Castro; me lo describió como un hombre muy pragmático y muy claro en sus decisiones, en su visión de las cosas, en su línea de acción reformadora.

¿Lo conoce personalmente?

Soy amigo de esa persona… (Pérez Esquivel señala una foto enmarcada que cuelga en la pared donde se lo ve con un Fidel Castro robusto y en forma). No hay que olvidar que él –Fidel- y su hermano se formaron con los jesuitas, y a lo largo del tiempo mantuvieron relación con varios obispos. Puedo decirle, por experiencia personal, que siente un gran respeto por los creyentes.

El deshielo trajo consigo una serie de contragolpes y de pequeños y grandes cambios que estamos observando casi todos los días. ¿Cómo ve usted la situación?

Te confío una primicia. Hace cuatro meses recibí una carta de Obama, una larga carta de 3 páginas y media en respuesta a lo que le habíamos escrito algunos premio Nobel, recordándole que durante la campaña electoral se había comprometido a poner fin a las guerras y a cerrar las cárceles de Guantánamo y Abu Ghraib. En la carta me dice que está de acuerdo conmigo, que es justo dejar atrás el uso de la tortura, que hay que avanzar en el camino de la pacificación regional, etc., pero admite que enfrenta dificultades políticas, que ha llegado a un punto a partir del cual es muy difícil superar las resistencias, porque la mayoría republicana del Congreso no acompaña los cambios. Esperemos que persevere y no se deje dominar por las resistencias que están coagulando alrededor de él, cosa que por otra parte también le ocurre al Papa.

Evo Morales dijo que la vida del Papa corre peligro, el comentarista de una importante cadena de televisión de Estados Unidos dijo que Francisco era “el hombre más peligroso del mundo”. ¿Usted cree que realmente corre peligro la integridad física del Papa?

No me sorprende. De todos modos él no tiene miedo. Siente que tiene una misión y está decidido a cumplirla. En América Latina percibimos su firmeza.

Argentina está cerca de un cambio de gobierno…

La situación política de Argentina es compleja. La dirigencia política actual le está haciendo mucho daño a la posibilidad de una recuperación. Nosotros luchamos contra la dictadura para recuperar las libertades públicas y la democracia, una democracia que nadie nos regala, una democracia que se construye día a día. En cambio vemos más violencia, más discriminación.

¿El Papa también está preocupado?

En ningún momento deja de pensar en la Argentina. Presta mucha atención a lo que está ocurriendo, lo sé por él y lo sé por otros. Está preocupado…

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