Con una nutrida participación de fieles, en especial mujeres embarazadas, se celebró ayer la misa de la solemnidad de la Anunciación del Señor y el día del niño por nacer en la Catedral de Mar del Plata. Presidió la eucaristía, monseñor Antonio Marino, obispo de Mar del Plata y concelebraron el presbítero Héctor Bachmeier, vicario de la Catedral y viceasesor de Ain Karem, centro de ayuda a la mujer embarazada; y el sacerdote dominico Alberto Saguier Founrouge.
La actividad comenzó a las 17 con un vía crucis rezado en el templo, y luego un rosario meditado por la vida, iniciativas que fueron organizadas por la pastoral de la mujer y por Ain Karem. Una gran cantidad de voluntarios de los mencionados servicios diocesanos se hicieron presentes y rezaron fervorosamente por el cuidado de la vida en el vientre materno.
Durante la homilía, monseñor Marino habló sobre la Anunciación del Señor, "se trata de contemplar el misterio del ingreso del Hijo de Dios en la historia de este mundo, gracias al consentimiento de la Virgen María, elegida por Dios como Madre del Salvador de los hombre". "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho. Con estas palabras María cambió la historia, pues desde ese momento 'el Verbo se hizo carne' en sus entrañas virginales y comenzaba a habitar entre nosotros. El Salvador de los hombres, Hijo de Dios enviado por el Padre, procedía del cielo y al mismo tiempo surgía de la tierra y era el hijo que María gestaba en su vientre", añadió el obispo.
Más adelante, se refirió al día del niño por nacer y consideró "una tragedia de la cultura actual, tan sensible para la defensa de los derechos humanos, es ignorar y negar el primero y fundamental de ellos: el derecho a la vida. Se conmemoran hoy los veinte años de un gran documento profético del Papa San Juan Pablo II, su encíclica Evangelium vitae. Allí se refería al aborto directamente procurado llamándolo gravemente inmoral. Y continuaba: 'declaro que el aborto directo, es decir, querido como fin o como medio, es siempre un desorden moral grave, en cuanto eliminación deliberada de un ser humano inocente'".
"El no de los cristianos al aborto es un sí a la dignidad de todo hombre. Por eso, no nos quedamos en el lamento y en la denuncia, sino que nos comprometemos como Iglesia en obras destinadas a las mujeres en riesgo de abortar. La experiencia acumulada en estos años nos alienta a seguir trabajando con esperanza y nos llena de alegría al ver los resultados. Se trata de escuchar, contener, explicar, brindar ayuda concreta con la presencia de profesionales idóneos y de voluntarios capacitados para este fin", resaltó el pastor de la Iglesia Católica de Mar del Plata.
Finalmente, concluyó su homilía, diciendo "en mi condición de obispo me he reservado la tarea de bautizar a los niños rescatados de la muerte, gracias a la intervención de estos laicos que son mi legítimo orgullo. Pocas alegrías tan grandes como ésta. Rezamos esta misa pidiendo al Señor por la intercesión de la Virgen, guardiana de la Vida, que la celebración del día del niño por nacer favorezca una opción positiva en favor de la vida y la promoción de la dignidad humana".
Luego de la distribución de la comunión, pidieron a todas las embarazadas presentes se acercaran al comulgatorio. El obispo elevó sus manos, pronunció una oración sobre ellas y luego las roció con agua bendita. Este fue uno de los momentos más emotivos de la celebración.
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